En esta vida, no todas las lecciones son agradables y tras la experiencia de la pandemia del coronavirus, qué mejor que sacar conclusiones constructivas. En opinión de Fabiana Fedeli, responsable global de activos fundamentales de Robeco, en los últimos tres meses los inversores han aprendido tres cosas: nunca hay que descartar a China; el futuro es más verde, especialmente en lo que a inversión se refiere; y el value no ha muerto.
La experta de Robeco cree que la crisis del COVID-19 no ha terminado. “En términos globales, estamos alcanzando nuevos picos de contagio. Por ello, es evidente que no estamos ante una recuperación económica en forma de V. Por ahora, creemos que es más probable que adopte forma de U. Existe la posibilidad de que termine por describir una trayectoria en W, es decir, una recesión de doble caída, pero consideramos que esa posibilidad es limitada. Las autoridades y los médicos de todo el mundo parecen haber aprendido a lidiar mejor con estos brotes, y puede que la vacuna esté cerca”, apunta Fedeli.
Ahora bien, ¿qué implica todo esto para la construcción de las carteras? Hasta que el virus esté bajo control, desde Robeco seguirán apostando por los países que han podido lidiar más eficazmente con el virus, en términos de preferencia geográfica. Esto supone dirigir la mirada hacia el Norte de Asia y Europa. Y desde el punto de vista de la selección de valores, la gestora reconoce que ha recogido beneficios en algunos de los “acumuladores de calidad” (compounders) que mejor evolución han tenido, y ampliado posiciones en cíclicos y en ciertas acciones que han registrado resultados comparativamente inferiores pero que siguen teniendo fundamentales sólidos.
“Estos valores pueden haberse visto perjudicados por el coronavirus, pero esperamos que se recuperen. Sin embargo, hemos continuado mostrándonos selectivos en cuanto a la calidad de estas posiciones menos defensivas, debido al riesgo de que la recuperación sea más lenta. Teniendo en cuenta la polarización que muestra el mercado, existen bastantes oportunidades para mostrarse selectivo sin descender demasiado en la escala de calidad”, añade Fedeli.
Lecciones aprendidas
Un posicionamiento que la gestora defiende en parte por las lecciones que considera nos ha dejado este COVID-19. En concreto, Fedeli apuntaba tres: China, un enfoque sostenible e inversión value. Sobre la primera argumenta que China está destinada a convertirse en una posición fundamental.
“Nuestras buenas previsiones para la renta variable china, y en especial las acciones A, no son compartidas por la mayoría. China es la segunda economía más grande del mundo y su mercado de renta variable se encuentra significativamente infrarrepresentado en las carteras de los inversores. Esto se debe, por un lado, a la desconfianza de los inversores y a la preocupación sobre la transparencia y, por otro, a la escasa inclusión de empresas chinas en los índices de renta variable”, explica.
Considera que el mercado chino de renta variable debería verse respaldado por la mejora de los datos macroeconómicos y las reformas que están realizándose en el mercado de capitales. Además, incluso después de su reciente repunte, las acciones A no cotizan muy lejos de sus mínimos históricos, en términos de valoración frente a la renta variable estadounidense.
En segundo lugar, Fedeli advierte que esta pandemia ha dejado claro que el futuro será verde y sostenible. “La sostenibilidad es cada vez más importante para la opinión pública y para un creciente número de gobiernos a nivel mundial. Si bien es cierto que el gobierno corporativo lleva años siendo un aspecto clave para los inversores, cada vez es más evidente para ellos que el impacto ambiental de las empresas va a representar un papel todavía más importante en relación con sus perspectivas financieras. Y el COVID-19 ha servido de catalizador para ello. El apoyo de los gobiernos a través de sus compromisos de gasto público claramente ha puesto el foco en la creación de un mundo más sostenible de cara al futuro”, argumenta.
La vuelta del value
Por último, la experta defiende que el estilo value volverá a las carteras de los inversores, en parte impulsado por la polaridad que existe en el mercado. En su opinión, la disparidad que hay podría sentar las bases para un retorno del value, aunque son todavía insuficientes.
“Para que el value regrese de forma duradera, se precisa una mejora de las perspectivas macroeconómicas. Así ha quedado patente en la breve transición hacia el value registrada en el segundo trimestre. Su duración estuvo asociada a la mejoría de las perspectivas sobre los datos macroeconómicos y, por lo tanto, sobre los valores cíclicos. A medida que el COVID-19 fue mostrándose difícil de contener, sobre todo en EE.UU., las acciones value volvieron a caer. Sin embargo, han experimentado un resurgimiento en China, donde la mejoría de los datos macroeconómicos también va a resultar clave”, argumenta.
Pero también advierte de que los compradores deben tener cuidado: aunque las eventuales subidas de las mareas en el mercado, asociadas a futuras mejoras, puedan reflotar a muchos barcos value, algunos de ellos están destinados a no salir nunca del puerto, y unos pocos, a naufragar. “La noción del value tiene que evolucionar. El concepto de reversión a la media podría ser cierto para algunas empresas, pero no para muchas otras”, concluye.