Las bolsas chinas están arrancando 2016 con mucha inestabilidad y reeditando la corrección que vivieron las acciones A durante el pasado verano, cuando los sesgos conductuales de los inversores particulares provocaron enormes oscilaciones. Sin ir más lejos la renta variable del gigante asiático se dejaba ayer un 6,4% Shanghái y un 7,1% en Shenzhen. En este punto, los expertos de Fidelity recuerdan que las medidas de protección introducidas en diciembre para estabilizar los mercados tuvieron el efecto contrario cuando se estrenaron en enero, ya que los inversores vendieron aún más rápido para asegurarse de que sus operaciones entraban en el mercado. Hubo un día, recuerda la firma, en el que el mercado estuvo abierto tan solo 15 minutos.
“Estos picos se deben a que la burbuja de 2014 y 2015 se está deshinchando de forma intermitente, y todavía tiene que reducirse un 65% para volver a los niveles en los que arrancó. Aunque los movimientos impredecibles del mercado asustan a los inversores, las implicaciones en la práctica son menos inquietantes”, explica la gestora.
La Securities Depository and Clearing Company de China anunció a mediados de 2015 que el número de cuentas de inversión en los mercados chinos había alcanzado los 175 millones, con 90 millones de inversores particulare, y a medida que esta cifra ha ido aumentando de forma constante, la burbuja bursátil que se ha ido desinflando de forma errática se ha presentado como una mala noticia para el consumo. Pero esta visión no resiste un examen más detallado de estos «inversores».
Fidelity sostiene que a pesar de que su volumen ha aumentado hasta acercarse a los 100 millones, la pequeña proporción de cuentas que tienen fondos no ha crecido y el número cada vez menor de personas que efectivamente operan ha experimentado una ligera tendencia a la baja durante 2015. Teniendo en cuenta que la población activa china es de 900 millones, eso significa que únicamente un 3% de los consumidores chinos opera en realidad en el mercado.
Este hecho es aún más relevante si se considera que los escasos hogares chinos que invierten solo mantienen una media del 6,7% de sus activos en acciones o fondos de inversión, un porcentaje muy bajo frente al 55% de los hogares de EE.UU. Por tanto, el consumidor medio se ve escasamente afectado por los movimientos del mercado y a lo largo de esta fase de volatilidad, las ventas minoristas han aumentado de forma constante, ya que los consumidores chinos siguen comprando más que nunca.
“La volatilidad de las bolsas apenas ha repercutido en las ganas de consumir de los chinos, ya que el porcentaje de la población que invierte es muy pequeño y las cantidades en riesgo son poco importantes. La transición hacia una economía más basada en el consumo, impulsada por el programa de reformas, está intacta y sigue su curso”, apunta Matthew Sutherland, responsable de gestión de productos para Asia de Fidelity.
Con estos datos en la mano, argumenta la firma, los consumidores chinos parecen estar viviendo de espaldas al mercado de acciones A, y lo mismo podría decirse de la devaluación del yuan. Aunque la evolución de la moneda podría hacer que los consumidores pagaran más por las marcas extranjeras, lo que afecta a empresas como Netflix, que tiene su mira puesta en el mercado chino, un dólar o una libra esterlina fuertes hacen que se opte más fácilmente por alternativas como Alibaba o Tencent. Los consumidores chinos compran productos chinos y los efectos beneficiosos se sienten en China. Los estrategas de HSBC han llegado incluso a quitarle cualquier transcendencia a las devaluaciones y han afirmado que «no afectan actualmente al consumo en China».
Obviamente, algunos consumidores sí salen fuera de China para satisfacer la demanda en áreas que todavía se están desarrollando. Esta tendencia se observa claramente en la educación y la sanidad, donde se registran consumidores que buscan estudios o turismo sanitario en el extranjero. Estas áreas de servicios de consumo con bajas tasas de penetración resisten bastante bien y siguen registrando tasas de crecimiento de dos dígitos.
“Aunque la volatilidad del mercado y la debilidad del yuan pueden haber influido ligeramente en el crecimiento de las ventas de productos de lujo (p. ej. oro y joyería), el conjunto del consumo chino ha aguantado bastante bien. En concreto, las ventas de automóviles han aumentado y el crecimiento de los pasajeros en las aerolíneas sigue siendo fuerte”, dice Raymond Ma, gestor del FF China Consumer Fund.
“En el entorno de mercado actual, mantengo mi preferencia por empresas con una elevada capacidad para generar flujos de caja. También me gustan las empresas con balances sólidos y con posiciones de caja netas, ya que mejoran las cualidades defensivas de la cartera”, añade Ma.