El ritmo de vacunación se acelera en todo el mundo y el objetivo de lograr una inmunidad de rebaño, a comienzos de verano en EE.UU. y Reino Unido y a finales del periodo estival en Europa, parece una realidad más cercana. La situación de India todavía preocupa mucho, tanto en términos sanitarios como el impacto que tendrá en la economía global. Pese a este sabor agridulce que deja la evolución de la pandemia, la recuperación económica toma fuerza y esto se refleja ya en los indicadores adelantados a nivel global.
Sobre cómo está siendo este arranque, los analistas de Banca March apuntan que “el ritmo de salida de la rescisión del año pasado continúa difiriendo entre las principales economías”. Así lo demuestran los datos oficiales relativos al PIB del primer trimestre. Comenzando en China, el crecimiento en los primeros meses del año se suavizó con un avance del 0,6% frente al trimestre anterior. “La economía del gigante asiático fue la primera en contener el virus y se encuentra en una fase más avanzada del ciclo económico, y el PIB a cierre del primer trimestre es ya más de un 6% superior a los niveles previos a la pandemia”, matizan desde Banca March.
Respecto a Estados Unidos, país del que ayer conocíamos su dato de inflación, su PIB en este mismo periodo creció un sólido 1,6% trimestralmente, lo que representa una aceleración con respecto al 1,1% del trimestre previo. Según explican los analistas de la entidad, “la economía se ha visto favorecida por los recientes paquetes fiscales que impulsaron al consumo privado, que ascendió un 2,6% trimestral. Este dato es especialmente alentador si tenemos en cuenta que EE.UU. atravesó mayores restricciones de movilidad y un fuerte temporal de frío. Con ello, al cierre del primer trimestre, la economía estadounidense prácticamente ya ha recuperado los niveles de PIB previos a la pandemia”.
Según el análisis que hacen desde March March, en el lado opuesto de estas sólidas tendencias de crecimiento, se encuentra la zona euro. Durante el primer trimestre de 2021, la actividad se redujo considerablemente con respecto al nivel anterior a la pandemia: Francia -4%, Alemania -5%, Italia -7%, España -9%. “El repunte de los contagios al comienzo del año, unido a un suministro más lento de vacunas y el retraso de la llegada de nuevos estímulos fiscales se tradujeron en una caída del PIB del -0,6% trimestral, confirmando la recaída en la recesión. Este nuevo traspié conlleva que la economía de la zona euro quede rezagada en la salida de la crisis y que el PIB conjunto de la región se encuentre todavía un 6% por debajo de los niveles previos a la pandemia”.
La otra región que está en esta misma cara de la moneda es Latinoamérica. Según explican Gonzalo De Cadenas-Santiago, director de Análisis Macroeconómico y Financiero de MAPFRE Economics, y Ricardo González, director de Estudios Sectoriales y Regulación de MAPFRE Economics, “en esta región, que ya iba hacia una senda de desaceleración anterior incluso al COVID-19, se ha creado una tormenta perfecta tras la pandemia para deshacer todas las ganancias de los últimos 20 años. Se estima que no la región no recuperará el PIB de 2015 hasta el 2025”.
En este sentido, ambos advierten que Latinoamérica presenta una atonía que podría volverse estructural. Asimismo, esta recuperación se desarrolla en un contexto de apetito por el riesgo, con un mercado financiero alentado por la enorme liquidez y en un entorno de política monetaria que comienza a presentar grandes diferencias entre los mercados desarrollados y los emergentes en virtud del resurgimiento de las presiones inflacionarias a nivel global.
Recuperación a corto plazo
Ahora bien, si la vacunación continúa a este ritmo y teniendo en cuenta que los últimos índices PMI publicados continúan repuntando. En opinión de los analistas de Banca March, la recuperación se extenderá al conjunto de la economía en la segunda mitad del año y se extenderá los próximos trimestres impulsada por elevados estímulos monetarios y fiscales. “La economía mundial se enfrenta ahora a ciertos cuellos de botella en la producción que están creando tensiones inflacionistas, e incluso, obligando a parones en las cadenas de producción por falta de suministros”, añaden.
La recuperación posterior a la pandemia parece que será más sólida de lo previsto inicialmente. Se prevé que el PIB mundial en 2022 sea un 6% superior al de 2019. “La crisis del COVID-19 está resultando más reversible que la crisis financiera mundial de 2008. El shock causado por el gran confinamiento de la primavera de 2020 no tuvo precedentes ni por su gravedad ni por su brevedad. Debido al repentino cierre de las líneas de producción, no hubo un aumento de los stocks, como suele ocurrir en una recesión estándar. Cuando el comercio mundial se reabrió en el verano de 2020, la brecha entre la oferta y la demanda no pudo cubrirse. Como no ha habido destrucción de capital productivo, es probable que estas tensiones sean temporales”, apunta Bruno Cavalier, economista jefe en ODDO BHF.
En su opinión Cavalier, aunque las condiciones económicas siguen estando muy por debajo de lo normal, lo que confirma que la recuperación de la Eurozona va por detrás de la de Estados Unidos, las compañías transmiten señales positivas. “La recuperación del comercio mundial y el repunte de la demanda externa están beneficiando al sector manufacturero. Aparte de algunos servicios, especialmente la restauración, el resto de la economía también tiende a recuperarse. La puesta en marcha de las vacunas permitirá en breve levantar la mayoría de las restricciones. A continuación, debería producirse un rebote automático”, añade.
Además, el economista jefe de ODDO BHF lanza una clara reflexión entre EE.UU. y Europa: «En Estados Unidos el plan de estímulo fiscal ratificado en diciembre de 2020 ha impulsado rápidamente el gasto de los consumidores y se espera que el plan ratificado en marzo de 2021 tenga repercusiones igualmente rápidas. El programa de vacunación también va por delante de lo previsto. En consecuencia, las previsiones del PIB se han revisado al alza para el primer y segundo trimestre, con un impacto claramente visible en la media de 2021 (+1 punto entre febrero y marzo). La Eurozona se mueve en la dirección opuesta a la de EE.UU., con un estímulo fiscal insuficiente y muchos retrasos en el despliegue de la vacunación (producción y distribución)».
En todo este contexto de recuperación, los análisis de las gestoras apuntan que el papel de los bancos centrales será determinante, donde hay diferentes matices pero un único objetivo: seguir apoyando a los países en su salida de la crisis. En opinión de Tatjana Greil-Castro, gestora de fondos en Muzinich & Co, “el BCE está trabajando en contra de una correlación con los tipos de interés de EE.UU., ya que está por detrás de lo que necesita lograr en términos de inflación, y no hay expectativas de que alcance su objetivo en breve. Se enfrenta a un acto de equilibrio, ya que no desea verse atrapado en medio del entusiasmo de EE.UU. y las subidas de tipos previstas.” Según ella, «el reto para el BCE es fijar su política monetaria en función de su propia región y no dejarse influir por Estados Unidos. «
Por otra parte, Greil-Castro considera que los mensajes de la FED se están escuchando más claramente que hace varias semanas, ya que “al principio, el mercado se entusiasmó demasiado con la recuperación y el paquete de estímulos y su efecto previsto sobre la inflación”. La experta espera que “esta euforia vuelva periódicamente”.
En este sentido, Chris Iggo, CIO Core Invesments AXA IM, sostiene que no habrá cambios en las políticas monetarias a corto plazo, “aunque los mercados se centrarán en la reducción de las compras de activos en algunas economías a partir de principios del próximo año”. En su opinión, “los tipos deberían permanecer bajos y los rendimientos de los bonos probablemente limitados, dada la fuerte demanda actual de activos de renta fija de alta calidad a largo plazo. La posición macrocíclica sigue sugiriendo sobreponderar la renta variable y el crédito, pero es probable que los rendimientos estén sujetos a una mayor incertidumbre dadas las fricciones en la reapertura de la economía mundial”.
Posicionar las carteras
Con este contexto de fondo, se sigue observando cierta rotación en las carteras de los inversores para, justamente, aprovechar al máximo esta próxima ola de recuperación. “Las señales a corto plazo son favorables, al igual que los datos económicos y los bancos centrales acomodaticios. Las valoraciones siguen siendo caras y podrían verse afectadas por las elevadas expectativas que ya están descontadas. Sin embargo, no deberían ser el catalizador de una reducción estructural del riesgo. La secuencia de recuperación y las divergencias que se están abriendo a nivel mundial sugieren rotar la exposición al riesgo, manteniendo el presupuesto de riesgo global sin cambios por ahora, hacia nuevos temas alineados con la evolución de la confianza del mercado. Sin embargo, somos conscientes del exceso de euforia en algunos segmentos y estamos atentos a los signos de fatiga del mercado para adoptar una postura ligeramente prudente en función de los datos futuros. Hay oportunidades de rotar la exposición a la renta variable hacia Europa para beneficiarse de la próxima ola de reflación y en el crédito para favorecer el alto rendimiento”, señala Matteo Germano, director de Multiactivo de Amundi.
En opinión de Germano, los principales riesgos están relacionados con la subida extraordinaria de los tipos estadounidenses que podría afectar a los tipos europeos y erosionar el valor donde los diferenciales ya están muy comprimidos. “Por lo tanto, los inversores deberían buscar cierta protección en estos ámbitos”, añade.
Para Martin Romo, gestor de Capital Group, el entusiasmo que ha mostrado hasta el momento el mercado por la recuperación y la vuelta a la normalidad le ha parecido bastante sorprendente, una euforia que ayer ya se tradujo en caídas en las bolsas. Según explica Romo,
“hay algunos sectores, como el de la energía o el de los inmuebles comerciales, para los que la pandemia puede suponer la extinción de sus fundamentales futuros. Es decir, no creo que estos sectores estén desapareciendo, pero la base que nos permitía hacer predicciones sobre sus fundamentales ha cambiado para siempre. Algunos científicos sostienen la teoría de que la extinción de los dinosaurios fue el resultado del impacto con la tierra de un meteorito gigante hace 65 millones de años. Independientemente de cuál fuera el factor que lo provocó, lo cierto es que los dinosaurios no consiguieron sobrevivir a los drásticos cambios que se produjeron en las temperaturas, pero los mamíferos de sangre caliente sí que lo lograron. Algunos sectores se adaptarán y lograrán crecer tras el COVID19-, pero a otros les podría pasar lo que a los dinosaurios e ir desapareciendo”.
Por último, según la valoración de Dan Ivascyn, Chief Investment Officer de PIMCO, es hora de empezar a retirar algunas fichas de la mesa. Ivascyn apunta en particular salir de “algunos de los sectores que han liderado la recuperación, formas más genéricas de crédito con grado de inversión, crédito de high yield como ejemplo, y empezar a concentrarse más en algunos de los sectores cíclicos que se beneficiarán de este resurgimiento del crecimiento y algunos sectores del mercado que se beneficiarán más específicamente de esta recuperación relacionada con el COVID-19: sectores del juego, del ocio y sectores que tienden a beneficiarse de un repunte de los viajes a nivel mundial”.
Por otro lado, el CIO de PIMCO reconoce que también se han tendido a centrarse más en los segmentos defensivos del conjunto de oportunidades, es decir, áreas del mercado que tenían unos fundamentos muy sólidos antes de este periodo de volatilidad. “Los mercados mundiales de la vivienda son un ejemplo de ello. Algunos mercados de productos estructurados que están respaldados por activos duros -activos tangibles con valor fundamental- siguen siendo áreas en las que creemos que los inversores deberían sobreponderar el segmento orientado al rendimiento de su cartera. Asimismo, los mercados emergentes nos parecen cada vez más interesantes. Son áreas que, de nuevo, deberían beneficiarse de una recuperación global más sincronizada si se produce como esperamos a finales de este año y hasta bien entrado el 2022”, concluye Ivascyn.