El dato del PIB de China en el primer trimestre sorprendió al alza, con el crecimiento real del PIB sin cambios desde finales de 2018 en un 6,4% medido año a año. Dado las debilidades y la alta frecuencia de los datos para los dos primeros meses de 2019, esto sorprendió a la mayoría de los economistas, y parece que la economía fue rescatada por un fuerte giro en el mes de marzo.
Según explica Craig Botham, economista senior de mercados emergentes en Schroders, si tuviera que mencionar una nota de cautela, sería observar que el PIB fue soportado por una aceleración en el sector manufacturero, que contrarrestó las desaceleraciones en otras partes de la economía. Existe el riesgo de que este sea un efecto de distribución anticipada ante el recorte en impuestos previsto en el mes de abril y que, por lo tanto, se relaje en el próximo mes.
Sin embargo, en general, los datos de este mes deberían servir para aliviar los temores sobre el impacto de China en la economía global, incluso si las importaciones aún son débiles.
La fuerza del sector industrial es alentadora pero difícil de explicar
El PIB no fue el único dato que sorprendió en este mes; la producción industrial en particular superó todas las expectativas, creciendo un 8,5% medido año a año, en comparación con un crecimiento del 5,3% para el periodo combinado de enero a febrero, el más fuerte desde 2014.
La inversión en activos fijos también se aceleró a un 6,5% desde el 6,1% anterior – aunque a pesar del repunte en la producción industrial, en realidad, la inversión en manufactura se desaceleró.
Las ventas del sector minorista se desaceleraron en términos reales, mientras que las exportaciones repuntaron de nuevo en marzo, siguen siendo más débiles para el trimestre en conjunto y las importaciones todavía deben regresar a la expansión.
En la opinión de Schroders la dificultad reside en reconciliar una débil demanda doméstica, como evidencia la contracción de las importaciones, con la historia contada por la creciente producción industrial. Los datos crediticios han sido sólidos, pero es demasiado pronto para esperar que aparezcan en los datos de actividad, en particular, porque los préstamos a la economía real parecieron disminuir en enero y febrero y solo repuntaron en marzo.
Bien las importaciones o bien la producción industrial deben estar ‘equivocadas’ en su lectura de la señal sobre la demanda doméstica. Para que unas débiles importaciones sean compatibles con una demanda doméstica fuerte, se tendría que dar el caso de que China hubiera logrado realizar un giro en su cadena de suministro doméstica. Mientras este es un tema en curso a medida que China se mueve en la cadena de valor, parece poco probable que pueda realizar una desconexión tan repentina y dramática dado que estas dos variables estaban mucho más relacionadas hasta este mes.
Prepararse para el efecto látigo del próximo mes
La explicación alternativa entonces es que algo es incorrecto en los datos de la producción industrial. Es curioso, por ejemplo, que la producción industrial pueda ser tan fuerte y que la inversión en producción pueda estar desacelerándose. Se debería esperar un incremento implícito en la capacidad de utilización para ver una expansión en la capacidad en circunstancias normales -lo que no sugiere que los productores no vean esto como un incremento sostenible de la producción.
Además de esto, se observa que los índices de gestión de compras o PMIs de este mes señalaron a un crecimiento en el inventario, con el regreso a la expansión impulsado por mayores existencias de insumos y de productos terminados. En ese sentido, Schroders sugiere dos potenciales desencadenantes para este comportamiento, el primero, es el final de la disrupción de las vacaciones en la producción, esencialmente una puesta al día de los fabricantes. El dato del 5,3% para el periodo de enero y febrero parecía muy débil por lo que un repunte parecía inevitable.
El segundo factor podría ser un recorte del impuesto del IVA efectivo a principios del mes de abril. Esto proporcionaría a los productores un incentivo para adelantar sus órdenes y la producción, para permitirles contrarrestar por el gasto de la tasa anterior de IVA más elevado como un coste contra los beneficios futuros, tasados a un tipo menor.
Como es aparente, en Schroders son algo escépticos con el repentino salto de China y ven una fuerte posibilidad que parte de esta fortaleza en la producción se deshaga en el próximo mes. Al mismo tiempo, el dato del PIB es más fuerte de lo esperado. En Schroders siguen esperado que los fuertes datos del crédito resulten en un repunte en el crecimiento en el segundo y tercer trimestre, por lo que existe algo de riesgo alcista en sus expectativa de crecimiento del 6,3% para 2019.
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