Más allá del ruido a corto plazo, Carmignac cree que vale la pena indagar en dos aspectos de la tendencia del mercado: su dinámica interna en este período volátil y el grado de incertidumbre que los inversores necesitan reconocer para poder transitar esta etapa de forma segura. En ese sentido, insiste en que es importante mantener la lucidez sobre lo que sabemos y lo que no del entorno de mercado.
“Una cosa que sabemos es lo mucho que los políticos están tratando de ayudar: el gran gobierno ha vuelto”, asegura la gestora. En su último comentario de mercado, señala que, en Estados Unidos, gran parte del estímulo fiscal expirará a finales de julio, pero, aunque habrá mucho tira y afloja entre republicanos y demócratas, lo más probable es que acuerden otro paquete de estímulo, de al menos un billón de dólares, para que agosto “no se convierta en un precipicio fiscal”.
“En Europa, las negociaciones en torno al plan de recuperación europeo serán tensas, la división entre subvenciones y préstamos será objeto de acalorados debates, pero también aquí es razonable suponer que se llegará a un acuerdo”, añade. Por ello, espera que el apoyo de los responsables políticos se mantenga en los próximos meses; incluso en China, donde el flujo de crédito se está recuperando.
Lo que también sabemos es que hasta ahora los consumidores han reaccionado bien a la reapertura de las economías, tal y como reflejan los indicadores de alta frecuencia de Google o Apple. “En EE.UU., el momentum ha sido bastante impresionante. Claramente, esto es muy alentador al menos para el futuro a corto plazo, y los buenos números han animado al mercado”. Según Carmignac, en Europa parece estar ocurriendo lo mismo, hasta cierto punto.
Sin embargo, advierte de que, al mismo tiempo, el virus continúa muy presente en Estados Unidos. El número de muertes está disminuyendo rápidamente, pero, debido a varios puntos calientes como Texas o Florida, las infecciones siguen aumentando. Por ello, el número de víctimas podría incrementarse de nuevo unas semanas después de la reapertura de la economía. “Y esto podría, por supuesto, descarrilar el momentum del consumo”, afirma.
Para la gestora, el punto clave que hay que tener en cuenta es que, en 2003, cuando Asia luchó contra el virus del SARS, pudieron reducir a cero la tasa de contagio antes de reabrir las economías. “De modo que el sector privado pudo reacelerar inmediatamente cuando se levantó el bloqueo”, apunta. Esta vez, debido a que los gobiernos inicialmente reaccionaron tarde a la pandemia, el bloqueo ha sido más prolongado y los costes económicos tan masivos que han tenido que reabrir sus economías antes de que los contagios cayeran a cero.
“Por tanto, o bien la recuperación es limitada debido al temor de contraer el virus, o bien la recuperación del consumo es pronunciada, pero entonces los riesgos de una recaída serían bastante elevados”, asevera.
Carmignac hace hincapié en que el comportamiento del consumidor en China es bastante diferente que en EE.UU. “Las tendencias de los servicios relacionados con el consumo, como la ocupación de hoteles y el tráfico de pasajeros del metro, son constantes pero lentas, y no convergen realmente hacia el nivel anterior a la crisis”, revela. Además, el nivel de actividad en algunos de los sectores más industriales, que inicialmente se había recuperado de forma impresionante después del cierre, ahora parece que se está revirtiendo.
Visibilidad baja e incertidumbre política
Con todo, destaca que la visibilidad hoy en día continúa muy baja. Los nuevos casos mundiales de coronavirus siguen aumentando, y países tan grandes como India y Brasil siguen sin poder controlar la situación. “Esto se debe a que las pandemias son complicadas y muy difíciles de eliminar cuando las sociedades tienen que compensar los altísimos costes económicos de los cierres frente al riesgo de un coste humano muy elevado”, asegura.
Tampoco sabemos mucho sobre la manera en la que la situación política evolucionará en EE.UU. en el periodo previo a las elecciones: ahora parece que Joe Biden ha tomado la delantera e incluso que las probabilidades de que los republicanos mantengan su mayoría en el Senado han caído drásticamente. Según la gestora, que los demócratas arrasen se ha convertido en una posibilidad y, si esto ocurriera, el aumento de los impuestos perjudicaría a las ganancias corporativas y los gastos de capital. Mientras, el futuro a corto plazo podría estar protagonizado por Donald Trump jugando fuerte con sus socios comerciales si piensa que esto podría beneficiarle políticamente. “Otra vez la incertidumbre radical”, lamenta.
Carmignac insiste en que esta amplia falta de visibilidad debe ser reconocida para evitar construir castillos de arena, y por ello está contemplada en su estrategia de inversión. “La idea es realmente apegarse a nuestras convicciones”. Es decir: en renta variable, se centra en empresas de crecimiento de alta calidad que han demostrado resistencia y productores de oro para hacer frente al riesgo macro mundial. Y, en renta fija, adopta un sesgo más europeo a través del crédito y la deuda periférica que le permita captar el apoyo político de los últimos mensajes de Christine Lagarde, Ursula von der Leyen y Angela Merkel.