Según el economista de Capital Group Robert Lind, el PIB europeo podría crecer en 2022 a un ritmo del 4-5%, especialmente en Alemania, Francia, Italia, España y el Reino Unido, casi el doble de lo que los economistas de Capital Group anticipan para Estados Unidos.
«La mayor parte de las principales economías europeas están creciendo con fuerza», señala Lind, «impulsadas por la liberación de la demanda acumulada, la mejora de la confianza de los consumidores y el auge de la actividad industrial». El consumo se ha mostrado relativamente débil durante la pandemia, y también hemos visto una importante debilidad en los niveles de inversión empresarial. Ahora vemos ciertos indicios de que esta situación comienza a cambiar.
A ello se suma el respaldo político recibido, no solo por parte de los bancos centrales, que han aplicado una política monetaria de marcada orientación expansiva, sino también por parte de los gobiernos, que han mantenido las medidas de estímulo fiscal. En concreto, el Fondo de Recuperación de la Unión Europea, un mecanismo de préstamo colectivo que se puso en marcha en el momento álgido de la pandemia, ofrecerá un fuerte impulso a la inversión pública en áreas como la transición ecológica, las mejoras de infraestructuras públicas y los programas de digitalización. Lind considera que dicho mecanismo contribuirá en gran medida al crecimiento europeo, no solo este año, sino a lo largo de los próximos cinco años.
Con el mantenimiento de las medidas de estímulo fiscal, es probable que se mantenga también la liberación de la demanda acumulada en 2022. Las tasas de ahorro de las familias continúan siendo unos cinco puntos porcentuales superiores a los niveles registrados antes de la pandemia1. Con un nivel menor de ahorro, los hogares podrían aumentar su nivel de gasto aun en el caso de que se produzcan circunstancias externas que afecten al nivel de rentas (como podría ser el aumento de los precios de la energía).
Aumento de la volatilidad en 2022
A pesar de estas previsiones, nos enfrentamos a un entorno económico de gran incertidumbre. En opinión de Lind, son tres las principales incertidumbres que podrían provocar una mayor volatilidad en los mercados de renta variable europea en 2022.
1. El curso de la pandemia
La aparición de la variante ómicron ha intensificado la preocupación en torno a una nueva ola de la pandemia de coronavirus. Muchos países europeos están endureciendo sus medidas para combatir el virus, y están aplicando nuevos confinamientos, medidas más estrictas en el uso de mascarillas, restricciones a los viajes y exigencias de vacunación, incluidas las dosis de refuerzo.
Aunque aún existe mucha incertidumbre en torno a la variante ómicron, las economías europeas han resistido las sucesivas olas de la pandemia con menor impacto en su nivel de gasto y producción. Las restricciones podrían afectar a la actividad a corto plazo, pero Lind piensa que las economías podrían ir repuntando en 2022 a medida que la pandemia vuelva a remitir.
2.Incertidumbre sobre el aumento de la inflación
El aumento de la inflación está incrementando la incertidumbre en torno a las perspectivas económicas en 2022. En 2021, las tasas de inflación general se dispararon en toda Europa. Los bancos centrales han señalado que este aumento de la inflación debería tener carácter transitorio, ya que refleja los efectos puntuales que ha traído consigo la reapertura de las economías tras la pandemia, pero están empezando a mostrarse preocupados por la posibilidad de que el aumento de la inflación tenga un carácter más persistente. Hasta cierto punto, dicha persistencia es un reflejo de que la disrupción en las cadenas de suministro globales está durando más de lo esperado. Muchos sectores continúan registrando una importante escasez de materiales, equipos y mano de obra.
En la eurozona, el crecimiento salarial es moderado, pero preocupa la posibilidad de que en 2022 puedan registrarse aumentos salariales significativos, ya que los trabajadores y las compañías asumen un aumento de la inflación general en sus expectativas de salarios y precios.
Por el momento, el BCE ha «acomodado» el aumento inicial de la inflación manteniendo los tipos de interés nominales y su programa de compra de activos. También ha anunciado su intención de poner fin en marzo de 2022 a las compras netas de activos realizadas a través de su plan de emergencia contra la pandemia, al tiempo que insistió en que no subiría los tipos de interés en 2022. No obstante, los riesgos al alza de la inflación podrían llevar a la entidad a acelerar el endurecimiento de sus políticas.
3. Aumento de la incertidumbre política
Podríamos ver un aumento de la incertidumbre política en algunos países en 2022:
· En Francia, las elecciones presidenciales que se celebrarán en abril o mayo y las elecciones posteriores a la Asamblea Nacional podrían provocar cierto nerviosismo.
· En Italia, Mario Draghi, el actual primer ministro, podría decidir presentarse a la presidencia a principios de 2022. Si se convierte en presidente, no está claro si se formaría un nuevo gobierno o si el país se dirigiría a elecciones parlamentarias.
· El nuevo gobierno alemán, con Olaf Scholz a la cabeza, habrá de enfrentarse también a importantes desafíos en su primer año. Junto a las tensiones geopolíticas, Berlín tendrá que plantearse en qué momento volver a activar el mecanismo de freno de la deuda, así como su enfoque con respecto a los cambios en la normativa fiscal de la UE.
Moderada rentabilidad de la renta variable europea en 2022
A pesar de todas estas incertidumbres, el economista muestra un optimismo prudente sobre la posibilidad de que los mercados de renta variable europea registren una modesta rentabilidad positiva en 2022.
Las importantes primas de riesgo de la renta variable europea deberían ofrecer cierta protección frente a las amenazas globales. Por ejemplo, una subida de tipos de interés más agresiva por parte de la Reserva Federal podría provocar un aumento de los rendimientos de los títulos del Tesoro estadounidense y de la prima de riesgo de la renta variable, lo que a su vez podría llevar al BCE a subir sus tipos antes y más de lo previsto, impulsando también al alza los rendimientos de la deuda europea y reduciendo la prima de riesgo de la renta variable. Pero cabe la posibilidad de que, en un entorno así, las compañías y los mercados europeos más orientados al valor puedan generar una rentabilidad relativamente superior.
Las compañías europeas están cotizando a unas valoraciones más bajas que las globales y las estadounidenses. Los ratios precio-beneficio (PER) de las compañías europeas están en 15,3 veces (según la previsión a 12 meses), frente a las 18,4 veces del índice MSCI ACWI y las 21,5 veces de la renta variable estadounidense.