Al inicio de 2020, las elecciones presidenciales estadounidenses prometían ser uno de los mayores acontecimientos del año. Según Capital Group, la pandemia cambió drásticamente esta situación, dejando de lado la política, dado que la crisis sanitaria desencadenó la peor crisis económica desde la Gran Depresión. Sin embargo, con los comicios cada vez más cerca, los inversores vuelven a prestarles atención. En un contexto de aumento de los contagios, una economía maltrecha y disturbios civiles en varias ciudades estadounidenses, el presidente Donald Trump se sitúa muy por detrás del ex vicepresidente Joe Biden en las encuestas.
“Muchos expertos predicen una rotunda derrota del presidente, pero es demasiado pronto para que los inversores se basen en dicho desenlace”, afirma el economista político de Capital Group, Matt Miller. Teniendo en cuenta el vertiginoso ritmo de los acontecimientos, podríamos observar numerosos cambios de rumbo de aquí a noviembre. “La carrera se endurecerá a medida que las campañas vayan avanzando”, señala.
Planificación del escenario electoral
Para los inversores a largo plazo, el resultado de las elecciones no tiene tanta importancia como el hecho de permanecer invertido y mantener una cartera diversificada. En un artículo, la gestora destaca que los mercados han mostrado su poder durante las elecciones presidenciales sin importar si un demócrata o un republicano llegaba a la Casa Blanca, destaca la gestora en un artículo.
La planificación de escenarios electorales forma parte del análisis macroeconómico, particularmente en los últimos años, ya que los gobiernos han intervenido cada vez más en los mercados financieros en tiempos de crisis. Capital Group contempla cuatro escenarios posibles y analiza sus consecuencias para los inversores.
1. Aplastante victoria de los demócratas
Los demócratas llegan a la Casa Blanca, al Senado y mantienen el control de la Cámara. Este escenario produciría el mayor grado de cambio político, comenzando con la reversión de la agenda de Trump en muchos frentes, incluyendo los impuestos, la inmigración y la regulación.
Un posible resultado sería el desmantelamiento total o parcial de la Ley de recortes fiscales y empleo de 2017, que incluyó reducciones significativas de impuestos. La tasa general del impuesto de sociedades se redujo del 35% al 21%, lo que supuso un gran impulso para las ganancias corporativas. Una reversión tendría el efecto opuesto, lo que llevaría a los inversores a tenerlo en cuenta en sus estimaciones.
“Observaríamos un énfasis mayor en la fiscalidad y la regulación en general, con implicaciones significativas para el sector energético, las telecomunicaciones y las compañías de tecnología”, explica Miller.
2. Estancamiento
Biden ocupa la Casa Blanca y los republicanos mantienen el control del Senado. Este resultado probablemente daría lugar a un escenario de estancamiento en el que resultaría difícil aprobar cualquier legislación importante.
“En este caso, creo que veríamos a Biden gobernando a través de órdenes ejecutivas”, afirma Clarke Camper, vicepresidente ejecutivo y jefe de relaciones gubernamentales de Capital Group en Washington. “Habría mucha frustración acumulada a ambos lados del pasillo”, añade.
En este escenario, los entes reguladores federales ejercerían probablemente más poder. Esto podría significar una actitud más agresiva de la Comisión de Valores y Bolsa, así como un renovado impulso político por parte del Departamento de Trabajo en relación con su supervisión de los planes de jubilación de los empleados.
3. Situación actual
Trump sale reelegido, y los republicanos se quedan con el Senado. Este escenario implica el menor número de cambios. Es probable que la Cámara permanezca en manos de los demócratas, por lo que, según Capital Group, el actual entorno de confrontación política continuaría, junto con los intentos de aprobar la legislación sobre el alivio de la COVID-19, incluida la Ley CARES.
“Independientemente de quién ocupe la Casa Blanca, habrá mucho trabajo de limpieza tras la COVID-19”, explica Reagan Anderson, vicepresidenta sénior del equipo de relaciones con el gobierno de la gestora. En su opinión, hoy estamos en modo de estabilización, y espera poder pasar al modo de recuperación en 2021.
4. Una división improbable
Trump es reelegido y los demócratas se hacen con el Senado. Este escenario podría dar paso a una hostilidad aún mayor. Si bien es teóricamente posible, Capital Group lo ve poco probable dada la dinámica política del Senado. “Por ejemplo, si los republicanos pierden las carreras clave del Senado en Arizona, Colorado, Maine y Carolina del Norte, sería claramente indicativo de una ‘ola azul’. Es difícil imaginar que Trump ocupe la Casa Blanca si eso sucede”, apunta Miller.
Consecuencias para la inversión
La gestora considera que el periodo de elecciones puede ser un momento difícil para los inversores a la hora de mantener una perspectiva a largo plazo, dadas las fuertes emociones que a menudo evoca la política. Estas en particular no tienen precedentes: marcadas por una pandemia, una recesión económica global, disturbios civiles generalizados y una extrema volatilidad en los mercados.
Quedarse al margen sería un enfoque comprensible para los inversores preocupados que prefieren esperar. “Sin embargo, como ha demostrado la historia, a menudo es un error. Lo que más importa no son los resultados de las elecciones, sino mantener la inversión”, advierte.
Si se observa el rendimiento histórico del Standard & Poor’s 500 durante las últimas ocho décadas, en 18 de las 19 elecciones presidenciales, una hipotética inversión de 10.000 dólares realizada al principio de cada campaña electoral habría ganado valor 10 años después. Independientemente de qué partido haya ganado. En 15 de estos periodos de 10 años, se habría más que duplicado. “Si bien los resultados pasados no garantizan los rendimientos futuros, los temores del año electoral no deberían disuadir a los inversores de mantener una perspectiva a largo plazo”, dice Capital Group.
El único periodo negativo de 10 años se sitúa después de la elección de George W. Bush en el 2000. Durante esa década, el S&P 500 tuvo un rendimiento negativo en el marco de dos eventos sísmicos: el derrumbe de las puntocom en 2000 y la crisis financiera mundial de 2008. Por el contrario, el mayor rendimiento en un año de elecciones habría sido en 1988, cuando George H. W. Bush consiguió el cargo.
La gestora destaca que, por defecto, las elecciones tienen ganadores y perdedores, “pero los verdaderos ganadores han sido los inversores que mantuvieron el rumbo y evitaron la tentación de cronometrar el mercado”.