¿En qué medida influyen las elecciones en el mercado de valores y las rentabilidades de las carteras? ¿Deberían tener importancia las inversiones a largo plazo? Con el 3 de noviembre, fecha de los próximos comicios en EE.UU., cada vez más cerca, Capital Group trata de hallar respuestas. En este artículo, analiza datos recopilados durante más de 85 años e identifica 5 efectos de las elecciones en los mercados y en el comportamiento de los inversores.
Según la gestora, una sencilla métrica del mercado de valores ha logrado predecir el ganador de 20 de las 23 elecciones presidenciales celebradas desde 1936 en EE.UU. Cuando el índice S&P 500 muestra una tendencia al alza durante los tres meses previos a la jornada electoral, el partido del presidente en funciones suele ganar. Si la tendencia es bajista, la oposición suele alzarse con la victoria.
Este fenómeno se debe a que la renta variable acusa la incertidumbre y su precio aumenta. En épocas en las que el mercado y la economía gozan de estabilidad, no hay tantos motivos para exigir un cambio de líderes. No obstante, cuando el panorama político y económico presenta más dificultades, es más probable que gane la oposición. “El mercado anticipa la incertidumbre que rodea los resultados electorales y los posibles cambios legislativos, lo que puede derivar en un aumento de la volatilidad”, apunta.
¿Qué implica esto en 2020? A fecha del 15 de septiembre, el S&P 500 se situaba por encima del 3% desde el 3 de agosto y había subido al 5% en lo que va de año. Capital Group asegura que, en circunstancias normales, esta situación habría favorecido al presidente en el cargo; pero el inestable panorama económico actual no se asemeja a nada conocido. “Desde 1912, solo en una ocasión se ha reelegido al presidente con la previsión de una recesión en un plazo de dos años tras las elecciones, pero los inversores no deberían basarse en esta tendencia para medir el pulso del mercado”, advierte. La volatilidad suele ser pasajera y dar paso al alza de los mercados.
A su juicio, una de las cuestiones que más preocupan a los inversores es la posibilidad de que los demócratas logren una victoria aplastante que los lleve a ocupar la Casa Blanca y a hacerse con el control del Congreso. Muchos opinan que la denominada “ola azul” tumbará la desregularización o conllevará la derogación de la ley de recortes fiscales y empleo de 2017. “Si bien es cierto que el cambio de partido en el Gobierno suele implicar la aplicación de su propia agenda política, considerar que esto puede derivar en una bajada considerable del precio de las acciones puede que sea excesivamente simplista”, afirma la gestora.
La historia revela que las acciones han prosperado fuera cual fuera la composición del Congreso. En 42 de los años transcurridos desde 1933 hasta su análisis, el mismo partido controlaba la Casa Blanca y ambas cámaras. En esos periodos, los mercados cosecharon resultados de dos dígitos. Tradicionalmente, se ha dado una situación “menos favorable” para el mercado cuando la oposición controlaba el Congreso; pero incluso entonces los rendimientos gozaban de una media estable del 7,4%.
Casi con toda probabilidad, los resultados electorales de este año supondrán la victoria de la “ola azul” o la división del Congreso, ya sea con Trump o con Biden a la cabeza. “Los inversores deben sentirse aliviados ante el hecho de que, históricamente, la renta variable ha cosechado un buen rendimiento en ambos casos”, destaca.
Para Capital Group, aunque la política polarice y provoque emociones intensas, los inversores deben hacer oídos sordos y centrarse en el largo plazo, ya que, desde un punto de vista histórico, las elecciones no han marcado ninguna diferencia en cuanto a los beneficios de las inversiones a largo plazo. En los últimos 85 años, EE.UU. ha tenido 7 presidentes republicanos y 7 demócratas, y la tendencia del mercado ha sido generalmente alcista. Por eso, más que preocuparse por los resultados electorales, los inversores deben centrarse en mantener la inversión.
“Si bien este año está siendo único en innumerables sentidos, los datos de ciclos electorales anteriores revelan que otras campañas tampoco han estado exentas de controversias ni incertidumbres. Y, en todos y cada uno de esos casos, el mercado se ha mostrado firme”, insiste.
Los inversores estadounidenses han incorporado un volumen muy superior de activos de renta fija a los fondos del mercado monetario durante los años electorales. Mientras, la renta variable ha experimentado las mayores entradas de capitales netos en el año inmediatamente posterior al de las elecciones.
La gestora cree que este fenómeno sugiere que los inversores pretenden minimizar el riesgo durante los años electorales y que esperan a que remita la incertidumbre por completo antes de reconsiderar activos de mayor riesgo. Pero la sincronización con el mercado no suele ser la estrategia que mayores beneficios reporta y puede perjudicar los rendimientos de las carteras.
Esta tendencia se ha acelerado en 2020: hasta el 31 de julio, los flujos netos de capital del mercado monetario aumentaron en 546.000 millones de dólares, mientras que de los fondos de renta variable disminuyeron en 36.000 millones. Naturalmente, la recesión derivada de la pandemia es lo que ha propiciado la aversión al riesgo, pero los fondos de renta variable experimentaron sus mayores salidas de capital mensuales en julio, lo que indica que los inversores adoptaron una posición conservadora en previsión de las elecciones.
Capital Group ha analizado los diferentes enfoques de tres inversores hipotéticos y ha calculado el valor total que habría acumulado cada cartera tras un periodo de participación de 4 años en los 22 últimos ciclos electorales.
El que se mantuvo al margen obtuvo los peores resultados en 16 de los 22 ciclos y solo obtuvo los mejores resultados en 3. Por su parte, el inversor que lo invirtió todo y el que realizó contribuciones mensuales durante estos ciclos electorales se encuentran en las primeras posiciones. Los balances de las carteras de estos últimos se situaron en una media superior durante todo el periodo, y sus rendimientos superaron con más frecuencia a los del inversor que se aferró al efectivo.
“Mantenerse fiel a un plan razonable de inversión a largo plazo basado en objetivos individuales suele ser lo más recomendable. Da igual que la estrategia consista en mantener una inversión total durante todo el año o en contribuciones periódicas, lo importante es que los inversores no deben modificar sus planes respecto al mercado debido al panorama político”, insiste.
¿Qué implica esto en 2020? A su juicio, es demasiado pronto para saber qué impacto tendrá la huida al efectivo de este año en los rendimientos a largo plazo de las carteras. No obstante, el S&P 500 ha experimentado un gran repunte hasta el 5% desde el mínimo de marzo, y las ventas de renta variable neta se han mantenido estables durante el año. Hay inversores que se han quedado al margen en previsión de las elecciones y no se han beneficiado, al menos en parte, de la remontada de la renta variable.