Camila Astaburuaga, senior portfolio manager de New Capital, es parte del equipo que gestiona la estrategia flagship de New Capital del grupo EFG: Wealthy Nations. La estrategia invierte en activos de países con alta capacidad de pago y su objetivo es conseguir maximizar el valor relativo de sus inversiones.
En esta entrevista en exclusiva con Funds Society, la gestora nos da, entre otros, su visión sobre las ventajas de la gestión activa en los mercados de renta fija, la cada vez mayor importancia de los criterios ESG y la evolución del mercado de renta fija tras el estallido de la crisis del COVID-19.
Inversión en bonos baratos en economías con alta capacidad de pago
Astaburuaga nos explica que la mecánica del fondo es sencilla, pero que obtienen excelentes resultados: “Invertimos en bonos baratos en economías con alta capacidad de pago”, declara.
Para evaluar la capacidad de pago de las economías el indicador más adecuado es, en su opinión, el nivel de activos netos extranjeros. “Extranjeros, porque ninguna economía del mundo ha incumplido pagos por tener deuda local ya que pueden devaluar la moneda o imprimir más plata, como Japón”, puntualiza.
Además, critica que las agencias de calificación no tengan en cuenta los activos de la economía ya que de ellos depende la capacidad de un país de pagar su deuda. Así, la estrategia Weatlhy Nations invierte solo en aquellos países con un patrimonio neto extranjero (activos extranjeros- pasivos extranjeros) superior al -50% de su PIB.
En definitiva, de 415.000 bonos disponibles, su universo de inversión queda reducido a 3.000 emisiones una vez se introducen los filtros del fondo (grado de inversión y moneda dura) que son evaluadas individualmente por el equipo de analistas de New Capital. Con respecto a la evolución del universo de bonos, la gestora reconoce que, en los últimos diez años, este ha aumentado en número de emisiones, pero la calidad ha cambiado y la distribución se ha vuelto más binaria. Así, “los ricos se han vuelto más ricos y los pobres más pobres”, recalca.
A la caza activa de los unicornios
“Uno espera que el mercado de renta fija sea perfecto, pero no lo es porque el 80% de los inversionistas en el mercado de renta fija no tienen como objetivo ganar plata: son bancos centrales que tienen como objetivo la inflación, son bancos comerciales con objetivos financieros, aseguradoras que quieren hacer matching de sus activos y pasivos y solo cerca del 20% de los 110 billones de dólares (trillones en nomenclatura aglosajona) está en manos de asset managers tienen como objetivo ganar plata”, explica.
Además, en los últimos años la gestión pasiva ha ido ganado terreno en el espectro de la gestión de activos de renta fija. Para Astaburuaga, invertir en un índice de renta fija es un error, puesto que las empresas más endeudadas son las que tienen mayor peso en el índice. “Y no solo eso, como hay tantos flujos para comprar benchmarks esos bonos además son caros. Se termina invirtiendo en empresas y países sobreendeudados con un retorno muy bajo”, puntualiza.
Para su estrategia, el equipo de análisis y gestión analiza individualmente cada una de las emisiones dentro de su universo de inversión para detectar ineficiencias e invertir en activos con potencial de incremento de su valor relativo, lo que la gestora denomina como unicornios.
Con respecto a esas ineficiencias, Astaburuaga explica que las hay tácticas o estructurales, y que es necesario saber diferenciarlas. A modo de ejemplo de ineficiencias estructurales menciona la influencia de los aseguradores de vida en las curvas asiáticas o los bancos comerciales en Medio Oriente, mientras que las tácticas son las que aportan el valor que buscan.
De esta forma, la presencia por sectores y países es resultado de donde encuentran las oportunidades y no es definida de antemano. No obstante, la construcción de las carteras juega un papel fundamental para definir el peso de cada activo en función de su correlación con el resto y su objetivo de volatilidad que es extremadamente baja, ya que la volatilidad del fondo en los últimos 5 años ha estado por debajo del 3% inferior a la de los bonos del tesoro estadounidense.
Criterios ESG ganan en importancia
“En Europa es la pregunta”, reconoce la experta. Los criterios ESG han estado incorporados en la gestión del fondo desde el principio, aunque han ido ganado cada vez más importancia. Tanto es así, que en EFG hace tres años han creado un equipo dedicado en exclusiva al análisis de estos criterios que incorporan en sus decisiones de inversión. No obstante, la gestora reconoce que las empresas aún tienen mucho por hacer en este ámbito.
El principal desafío sigue siendo la calidad y cantidad de información disponible. “Hay empresas buenas pero que no están al nivel de los estándares de transparencia nórdicos”.
Interesantes oportunidades tras la ampliación de diferenciales
Antes del inicio de la crisis del COVID-19 y debido a las altas valoraciones, el fondo se encontraba en una posición defensiva, es decir, habían mejorado la calidad crediticia de la cartera y acortado duración.
En el último mes, los diferenciales de deuda se han ampliado de forma significativa y se han situado en niveles históricamente bajos, visto solo en momentos muy puntuales del tiempo. La gestora explica que desde finales de febrero han ido aumentando la duración crediticia pero no” tanto la de tipos de interés”, puntualiza. Aun así, la rentabilidad del fondo acumulada a 27 de marzo desde el inicio del año, aunque negativa (-6,8%), ha tenido un comportamiento más favorable que sus principales índices de referencia (-10%).
La experta nos explica que los dos motivos que hay detrás de esta ampliación son el riesgo de liquidez y el riesgo de fundamentales. Las necesidades de liquidez y el pánico generado por la incertidumbre de la crisis sanitaria han provocado un desequilibrio entre la oferta y la demanda de los activos de renta fija complicando el cruce de operaciones, “muchos queriendo entrar por la misma puerta estrecha”, explica Astaburuaga.
Así, los inversores obligados a vender han tenido que deshacerse de lo “que podían vender no lo que querían vender” y eso ha afectado directamente a los activos grado de inversión que componen la cartera del fondo. Sin embargo, este riesgo no le preocupa a la gestora porque “es un riesgo pasajero, que duele, pero pasará”.
Para la experta, el deterioro en los fundamentales de las compañías es el impacto más importante de esta crisis que, según su duración, puede dar lugar a que se observe un deterioro de la calidad crediticia, aunque no un aumento significativo en los defaults de bonos investment grade.
Sin embargo, por el lado contrario, la experta se muestra convencida de que hay muchas oportunidades en empresas con altos niveles de caja donde “estamos siendo más que compensados por los riesgos en bonos IG sobre todo en bonos con duración más alta”. De esta manera, y gracias a la liquidez disponible, el fondo ha podido aprovechar estas oportunidades recientemente. “La volatilidad y los inflows que hemos tenido nos ha dado la capacidad de aprovechar estas oportunidades”, concluye la gestora.