La invasión de Ucrania por parte de Rusia es una tragedia humana a gran escala y ha provocado la mayor migración de personas en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Pero, además, desde el punto de vista económico, también ha provocado una ralentización del crecimiento mundial debido a su impacto en la inflación, con la subida desde el comienzo de la invasión de los precios del petróleo, el gas y los alimentos. ¿Cómo están gestionando las firmas de inversión este y otros riesgos geopolíticos? Sobre ellos hemos hablado con Brian O’Reilly, responsable de estrategia de mercado de Mediolanum International Funds Limited (MIFL), en esta entrevista.
¿Cuáles son los principales riesgos que deja este nuevo contexto internacional?
En términos de impacto económico, la guerra ya está provocando una ralentización del crecimiento de la economía mundial. El FMI ha ajustado recientemente sus previsiones de crecimiento mundial para 2022, pasando del 4,8% al 3,6%, debido al impacto de la inflación en los consumidores. Además, el peligro de una recesión se intensificó después de que Rusia detuviera los suministros de gas a Polonia y Bulgaria, haciendo que la perspectiva europea se vuelva aún más sombría. Además del impacto en el crecimiento mundial, los principales riesgos que se plantean los mercados ahora derivan de la agresión militar rusa y la duda sobre si se moverá Rusia a otros países del este de Europa. Aunque en este momento no se espera que esto ocurra, es evidente que podría haber un conflicto directo entre la OTAN y Rusia, en el caso de que, por ejemplo, Polonia se viera amenazada por Rusia. Además, dada la nueva división Este-Oeste, la atención se centra en la relación entre Rusia y China y en la preocupación de que China tome medidas similares en Taiwán.
¿Cómo se debe gestionar este tipo de riesgo geopolítico?
En términos de cómo se están gestionando estos riesgos, obviamente, debido a la invasión, el riesgo geopolítico es lo primero y más importante en la mente de los inversores. Por supuesto, siempre existen consideraciones macroeconómicas, pero este riesgo se ha intensificado tras la invasión. No ayuda el hecho de que la guerra se desarrolle en una Europa que ya se encuentra en medio de una crisis de suministro energético que ya había hecho que los precios de la energía alcancen niveles récord. Rusia es el mayor proveedor de gas del continente, y alrededor de un tercio de esos suministros suelen pasar por Ucrania. Además, los precios de las materias primas agrícolas se han disparado, ya que Ucrania y Rusia son los mayores productores mundiales de productos como el trigo. Es por eso que los países en desarrollo son especialmente vulnerables.
¿Ha dejado en evidencia esta guerra la inversión ESG?
El conflicto ha desencadenado un debate dentro de la comunidad inversora sobre cómo debería cambiar la actitud hacia los criterios ESG, en particular si las reservas de munición y armamento para apoyar a Ucrania en su lucha contra un ejército ruso mucho más fuerte es positivo o negativo desde una perspectiva ESG. Este debate está desafiando claramente las ideas preconcebidas de lo que es bueno y malo en un contexto ESG. Llevará tiempo que haya consenso entre la comunidad de inversores. Sin embargo, en última instancia, cada gestor debe formar sus propias ideas en esta materia y aplicar su propia política en consecuencia.
¿Hay que incluir más métricas para gestionar riesgos geopolíticos y cambios de poder, es decir, es necesario hacer cambios en la metodología de riesgos?
Eso depende de la metodología de riesgo que se utilice. Un buen proceso de inversión y un buen marco de gestión de riesgos deberían enfocarse siempre en los riesgos macro y geopolíticos antes o después de la invasión.
En su opinión, ¿cuáles serán las consecuencias más duraderas de este conflicto?
La mayor consecuencia económica de la guerra ha sido su impacto en la inflación. La inflación de la eurozona alcanzó el 7,5% y el IPC subyacente de EE.UU. el 8,5% en marzo. Por eso, ante una inflación más elevada, el objetivo principal de los inversores debería ser proteger su patrimonio de la erosión de la inflación.
¿Y en términos de activos de inversión?
Es muy poco probable que los bonos proporcionen suficiente rendimiento para combatir la inflación, lo que lleva a los inversores a recurrir a activos como la renta variable y las materias primas para generar rendimientos reales positivos. El activo que más se beneficia de la guerra son las materias primas. La transición energética que ya estaba prevista, en nuestra opinión, se acelerará debido a las acciones de Rusia, ya que ha servido para poner de manifiesto lo vulnerable que es Europa, en particular, frente al petróleo y el gas rusos. Se calcula que se necesitarán entre 3 y 4 billones de dólares de inversión al año para alcanzar la neutralidad neta de carbono en 2050 durante los próximos 10 años, y la construcción de esa capacidad aumentará la demanda de muchas materias primas, lo que, en nuestra opinión, mantendrá los precios elevados en un futuro próximo.