El martes 17 de enero de 2017, la primera ministra británica Theresa May presentó su esperado plan para el Brexit. Stephanie de Torquat, estratega de inversión en Lombard Odier, comenta las razones por las que no visualizan un escenario concreto a través del cual estos objetivos podrían ser alcanzados.
En previsión de la postura dura que se esperaba que May adoptara, los mercados estaban particularmente ansiosos durante el período previo al discurso de 40 minutos. Sin embargo, a juzgar por los movimientos de la libra esterlina durante el discurso, el mercado parecía sentirse tranquilizado por la declaración y sus matices de flexibilidad. Sin embargo, en la opinión de Lombard Odier, el Reino Unido sigue estando en el camino hacia un Brexit bastante duro.
Como consecuencia, en Lombard Odier mantienen la opinión de que el 2017 y el inicio de las negociaciones entre el Reino Unido y sus socios europeos marcarán el inicio de un largo y doloroso proceso de ajuste para el país.
De hecho, May describió un panorama positivo para el país fuera de la Unión Europea, diciendo que no es un movimiento hacia el proteccionismo, sino más bien un nuevo comienzo en el centro de la economía global. Afirmó que la decisión de salir del mercado libre le da al Reino Unido la flexibilidad para decidir qué tipo de acuerdo y relación quiere tener con todos los países del mundo en lugar de depender de los legisladores de Bruselas. Sin embargo, no se ve n un escenario concreto en el que se pueda realmente lograr este objetivo.
En resumen, el objetivo de la primera ministra británica May para el Reino Unido es doble: a) restringir la inmigración de la Unión Europea al Reino Unido, para frenar la libre circulación de personas y b) apartar al Reino Unido de la jurisdicción del Tribunal de Justicia Europeo, teniendo de este modo libertad para establecer y seguir sus propias reglas. En este contexto, también aceptó oficialmente que, sin la libre circulación de personas, el Reino Unido no puede participar en las otras tres libertades de la Unión- es decir, la libre circulación de bienes, servicios y capitales. Y aunque reconoce que sus propuestas son incompatibles con la pertenencia al mercado único, reiteró su objetivo de obtener un amplio acceso a él.
El problema es que también anunció su intención de negociar acuerdos de libre comercio con la UE, aunque siguió mostrándose vaga e imprecisa en cuanto a la estrategia con la que se propone lograrlo. Así pues, da la impresión de que se trata más bien de un deseo de aprovechar las ventajas de ser parte del mercado único sin estar dispuestos a pagar por ello. Y parece poco probable que la Unión Europea esté abierta a tales acuerdos, sobre todo teniendo en cuenta la postura de May acerca de eliminar la mayor parte de las contribuciones del Reino Unido al presupuesto de la Unión Europea. En términos de poder de negociación, conviene tener en cuenta que la Unión Europea es un mercado comercial mucho más importante para el Reino Unido que el Reino Unido para la Unión Europa.
Por lo tanto, desde Lombard Odier piensan que la Unión Europea va a adoptar una postura dura durante las negociaciones, manteniendo la moneda bajo presión –lo que a su vez estimulará la inflación- y reducirá el poder adquisitivo de las familias. Es probable que esta dinámica conlleve un nuevo dilema para el Banco de Inglaterra, ya que se verá obligado a elegir entre combatir la inflación con tasas de interés más altas (a expensas del crecimiento) o apoyar el crecimiento durante el ajuste con políticas expansivas (a expensas de la inflación).