El calendario no perdona y el 31 de octubre, fecha que esgrimió Boris Johnson para cerrar el proceso del Brexit, se acerca. En este sentido, mañana y pasado serán días clave para el proceso, ya que los miembros de la UE se reunirán para decidir su posición y posibles alternativas antes el contexto actual. Después de que las negociaciones hayan alcanzado un punto de inflexión importante, parece que se ha abierto una puerta a un posible acuerdo.
El punto de conflicto sigue siendo Irlanda. La UE básicamente quiere que Irlanda del Norte permanezca en la unión aduanera, y el Reino Unido e Irlanda del Norte no pueden tolerarlo. “Una Unión Europea tan basada en normas simplemente no tiene margen de maniobra y, a medida que aprovechamos los últimos días para la aparición de nuevas ideas, es cada vez más probable que no se llegue a un acuerdo, y los parlamentarios del Reino Unido tienen que ver si un Brexit duro es legalmente posible o si se ha hecho lo suficiente para detenerlo. Ahora, mientras que los nubarrones que rodean a las dos situaciones se acercan, hay que reconocer la volatilidad que puede generarse tras el resultado de ambas”, afirma Mark Holman, CEO y fundador de TwentyFour, boutique de Vontobel AM.
Ante este escenario, Dennis Shen, analista de la agencia de rating Scope, cree que se avecina una nueva ampliación del artículo 50 del Brexit. “Es más probable que el Reino Unido solicite otra prórroga del plazo para negociar un acuerdo de salida con la UE antes del 31 de octubre, que salir sin él, ya que el gobierno británico tiene previsto presentar nuevas propuestas a la UE tras la conferencia del Partido Conservador de esta semana”. Y, es que, Boris Johnson se encuentra entre la espada y la pared, pues “al carecer de una mayoría parlamentaria, Johnson no puede conseguir un acuerdo sobre el Brexit a través de una votación parlamentaria, ni obtener el derecho a marcharse sin un acuerdo o desencadenar elecciones anticipadas”, sostiene.
En segundo mayor de los obstáculos que tiene ahora mismo este proceso es la aprobación por parte del parlamento británico de cualquier acuerdo, una dificultad que ya padeció Theresa May, ex primera ministra del Reino Unido. “La aprobación parlamentaria sigue siendo el mayor obstáculo que enfrenta el Brexit propuesto por Boris Johnson. El primer ministro ahora no tiene una mayoría efectiva en la Cámara de los Comunes y está lejos de ser obvio que su acuerdo propuesto transformará esta aritmética parlamentaria. Se necesitará un acto de extraordinaria habilidad política para cambiar de opinión lo suficiente como para obtener el apoyo parlamentario para el acuerdo el sábado. De lo contrario, estará legalmente obligado, en virtud de la Ley de Benn, a solicitar una extensión del plazo del Brexit”, explica Paul O’Connor, responsable del equipo de multiactivos en Janus Henderson.
Pese a estas dos dificultades, el mercado financiero se ha mostrado optimista y parece que se está reduciendo las posibilidades de que no haya acuerdo. Según añade O’ Connor: “Vemos que la respuesta exuberante de los mercados financieros a cómo evolucionaron las cosas la semana pasada refleja razonablemente la probabilidad decreciente de un Brexit sin acuerdo. Sin embargo, estamos lejos de estar convencidos de que el Brexit conduzca a un entorno político más estable en el Reino Unido o hacia resultados económicos constructivos”.
Por ahora, Según el análisis que hacen desde Nordea AM, lo que puede obtener Johnson de la reunión de la UE que comienza mañana es un marco más favorable. “El primer ministro hablará con Emmanuel Macron, Angela Merkel y Jean-Claude Juncker en los próximos días, una clara indicación de que se trata de finalizar los puntos clave, en lugar de discutir y posicionarse en la prensa”. Para la gestora, las probabilidades de un acuerdo son ahora mucho más favorables, lo cual beneficiará a los activos británicos y a la libra frente al dólar y al euro. “Esto también debería ayudar a los mercados de valores de Alemania, Francia y Holanda. Una vez dicho esto, algunos de los tecnicismos probablemente tarden de tres a seis meses en resolverse con algunos impactos puntuales en algunos sectores de renta variable”, añaden desde Nordea AM.
Riesgos económicos del Brexit
Sobre las consecuencias de un posible “no acuerdo”, Frank Häusler, estratega jefe de Vontobel AM, se muestra más optimista. “Aunque los temores a una recesión han aumentado, este no es nuestro escenario principal para los próximos 12 meses, siempre y cuando el sentimiento del consumidor y el sector de servicios sigan bien. Seguimos siendo razonablemente optimistas, incluso para la zona euro, donde esperamos una tasa de crecimiento de alrededor del 1,2% en términos reales para este año. Un Brexit duro sería un obstáculo manejable para la zona euro, no un factor de cambio, en nuestra opinión”, argumenta.
El Institute for Fiscal Studies (IFS) calcula que, incluso con acuerdo, el déficit británico podría duplicarse hasta los 50.000 millones de libras, mientras que la deuda sobre PIB rozaría el 90% (un nivel que no se veía desde mediados de los años sesenta). En caso de que el Brexit se salde sin acuerdo, e incluso si la disrupción fuese mínima, el centro de estudios estima que el déficit volvería a duplicarse hasta superar los 100.000 millones de libras. Además, las agencias de rating, que ya rebajaron la calificación de crédito del Reino Unido tras el referéndum de 2016, han indicado que lo volverán a hacer en caso de un brexit duro.
O’Connor advierte que, según sugirió el análisis del grupo de expertos «Reino Unido en una Europa cambiante» publicado el pasado fin de semana, la actual propuesta de Brexit le costaría al Reino Unido entre el 6% y 7% del crecimiento del PIB en la próxima década. “Si bien este es un mejor resultado que un Brexit sin acuerdo, es un resultado peor que el plan final de Theresa May. El propio análisis del gobierno de los resultados del Brexit, publicado en noviembre pasado, arrojó conclusiones similares. Varios organismos comerciales escribieron al gobierno el fin de semana advirtiendo sobre el impacto adverso en sus sectores del tipo de divergencia regulatoria de la UE que Boris Johnson propone”, sostiene.
Para Howard Cunningham, gestor de carteras en Newton, parte de BNY Mellon Investment Management, la economía británica mantiene una elevada dependencia de la inversión extranjera, ya que los inversores de fuera del Reino Unido poseen aproximadamente el 28% del mercado de gilts. «Una salida desordenada de la UE podría llevar a esos inversores a replantearse su exposición a bonos británicos. Aunque el Banco de Inglaterra podría aumentar sus compras de activos y es posible que los inversores nacionales aumentasen sus posiciones en gilts (en su calidad de activo refugio frente a otros activos británicos), lo que absorbería parcialmente el exceso de oferta, el cambio de posición de algunos grandes inversores –de compradores netos a vendedores netos– probablemente empujaría al alza las tires de los gilts», apunta.
De cara al inversor, Helmut Kaiser, jefe de estrategia de Europa de Deutsche Bank, señala que deben tener en cuenta que incluso si ambas partes ratificaran un acuerdo esta semana o este mes, no terminaría con la incertidumbre sobre la forma final del Brexit a largo plazo. “Durante el período de transición en el que todo el Reino Unido seguiría siendo miembro del mercado único de la UE y su unión aduanera, los aspectos clave de la relación futura aún tendrían que decidirse en diciembre de 2021 (desde el punto de vista de hoy). Por lo tanto, un futuro tratado detallado posterior al Brexit entre la UE y el Reino Unido puede incluso desviarse de la declaración general sobre las relaciones futuras que serían parte de un acuerdo sobre el Brexit ahora y que podría ser el resultado de las conversaciones actuales o la próxima cumbre de la UE en el fin de esta semana”, reflexiona en su análisis de la situación.