Brasil ha presentado nuevos planes para restaurar la confianza de los inversores y reforzar el crecimiento. En este sentido, María-Thérèse Barton, gestora senior de deuda de mercados emergentes de Pictet, que ha estado visitando el país, considera que, a pesar del pesimismo de muchos gestores con respecto al país, el cambio está en el aire y las autoridades se esfuerzan por abrirse a los negocios. Por eso, podría sorprender positivamente.
“Aterricé en Río de Janeiro con el creciente pesimismo de los inversores extranjeros, para un día lleno de reuniones y enseguida me alcanzó el optimismo local respecto a que Rousseff y su equipo pueden apoyar esta economía, la más grande de América Latina. Además las élites económicas y políticas tratan de ser amigables con los empresarios. De hecho, fuimos recibidos calurosamente en el Congreso por un funcionario senior del partido de coalición, a pesar de que era uno de sus días más ajetreados. Todos están interesados en resaltar que Brasil está abierto a los negocios y no puedo recordar cuántas veces he oído las palabras «ajuste fiscal». El mensaje es claro: el cambio está en el aire. Los inversores extranjeros están casi universalmente pesimistas y puede darse una grata sorpresa”, indica.
Con todo, hay peros y la experta no niega que la situación sea grave. “Esta economía coquetea con la recesión y la inflación está en el extremo de sus niveles de tolerancia, pero caen los precios de materias primas como el hierro, la soja y otras exportaciones clave”. Además, al menos una agencia de calificación crediticia ha insinuado una rebaja, mientras que un escándalo multimillonario afecta al gigante estatal petrolero Petrobras, que amenaza con socavar aún más la confianza.
Sin embargo la administración busca recuperar la confianza de los inversores, dice la experta. “Para apuntalar las finanzas estatales ya ha anunciado recortes a los subsidios a los bancos estatales, mayores tipos de interés en el banco de desarrollo BNDES y límites a pensiones y prestaciones por desempleo. Pero, aún más importante, el Gobierno ha dado un gran paso en la dirección correcta con el nombramiento de Joaquim Levy como ministro de Hacienda. Se trata de un banquero educado en Chicago, economista ortodoxo, que ha trabajado en el FMI y BCE y es conocido por haber recortado gastos de 2003-2006. De hecho los funcionarios y banqueros que he conocido son casi unánimes respecto a que frenar el gasto público es la tarea más importante los próximos cuatro años y Levy es apropiado para el trabajo”.
Según un funcionario, dice Barton, “promete poco y obtiene mucho”, lo que se necesita para hacer recortes difíciles y aumentar impuestos. “Muchos inversores dudan que vaya a poder disponer de autonomía, porque Rousseff es intervencionista (al parecer, dadas sus promesas a dirigentes sindicales, ha indicado al nuevo ministro de planificación Nelson Barbosa que cambie su posición respecto a ajustar el salario mínimo). Sin embargo muchas personas consideran que Rousseff no tiene opción. La promesa de Levy es mejorar el equilibrio fiscal en 1,5% y parece ambiciosa, pero el banco central de Brasil ha reafirmado su compromiso con una inflación dentro de su objetivo los próximos dos o tres años y parece que los inversores están dispuestos a dar a Levy el beneficio de la duda, al menos para los próximos meses”.
Desaceleración: el riesgo
El daño colateral inevitable de estas medidas es la desaceleración económica –el equipo de deuda emergente de Pictet AM piensa que Brasil, tras crecer aproximadamente el 0,1% en 2014, apenas tendrá crecimiento este año- y es probable que el desempleo aumente. Por otra parte el mercado cotiza una expectativas de subidas de tipos de interés de por lo menos 75 puntos básicos. Para mantener la inflación por debajo del 6,5% ya ha subido los tipos de referencia hasta máximos de cuatro años en el 12,25% y, dado el adverso impacto en la economía, es posible que el banco central no apriete tanto. En cualquier caso funcionarios y ejecutivos consideran que los tipos de interés van a subir este año, si bien difieren en la escala y algunos esperan que lleguen al 13%.
“De todas formas el banco central puede querer concentrarse hacia fin de año en apoyar el crecimiento, recortando tipos de interés, lo que puede generar una interesante oportunidad de inversión en bonos brasileños”, asegura. Este escenario puede estar en parte descontado, dado que la curva de rentabilidades a vencimientos de dos a seis años de la deuda del estado está invertida, pero hay espacio para que la brecha se amplíe si Levy y su equipo sorprenden de manera positiva.
“Sin embargo el real puede caer más respecto al dólar este año, en consonancia con lo que indican los diferenciales de tipos de interés de contratos a forward del mercado de divisas. Hay que tener en cuenta que en 2014 el real fue de las monedas de mercados emergentes con mayores caídas respecto al dólar, más de un 11%, tras el rublo ruso. Sin embargo, en nuestros modelos de valor razonable todavía está sobrevalorado 10,5% en términos nominales”.