Evaluando el escenario macroeconómico actual, las perspectivas de inflación y el balance actual de riesgos, el Comité de Política Monetaria (COPOM) del Banco Central de Brasil decidió mantener la tasa Selic en un 14,25%. Apostando a que la peor recesión que sufre Brasil en décadas moderará una inflación de más del 10%, muy lejos del objetivo oficial de inflación para 2017, fijado en un 4,5%.
De los ocho votos que componen el COPOM, seis miembros del comité, incluyendo entre ellos el voto del presidente Alexandre Tombini, votaron a favor de mantener la tasa Selic en los niveles actuales, mientras que otros dos miembros votaron por incrementar la tasa en 50 puntos básicos. El motivo aludido para tomar esta decisión es el incremento de la incertidumbre económica en Brasil, pero sobretodo el aumento de la incertidumbre a nivel global.
Se trata una decisión algo sorpresiva para el consenso del mercado. Desde la última reunión de noviembre el banco había adoptado un discurso más riguroso y la mayor parte de los analistas esperaban una subida entre 25 y 50 puntos básicos. La reciente publicación de la revisión de las expectativas de crecimiento en Brasil por parte del FMI pudo haber contribuido significativamente en esta decisión según declaraciones del propio presidente del Banco Central de Brasil. En su último reporte, el organismo internacional basado en Washington establecía una contracción del -3,5% del PIB para 2016, tras una contracción de -3,8% para el pasado 2015 y un año de estancamiento económico para 2017. Mientras que, en su anterior revisión de octubre de 2015, el FMI publicaba una contracción para 2016 y 2017, del -2,5% y del -2,3% respectivamente.
Uno de los principales temores es que la economía brasileña pueda entrar en un escenario de “dominio fiscal”, según el cual la posición fiscal de una economía establece en la práctica el objetivo que la política monetaria debe seguir y el incremento de las tasas de interés puede fomentar la inflación. Algunos economistas ya están afirmando que los recientes déficits presupuestarios en Brasil, dejan al país en una situación de predominio fiscal en el cual las tasas de interés pierden efectividad como herramienta para desacelerar la inflación. En diciembre, Alexandre Tombini afirmó que la economía brasileña no se encuentra bajo dominio fiscal, pero mencionó que la demora en la aprobación de medidas clave para apuntalar las finanzas del Gobierno habían impulsado las expectativas inflacionarias.
Otra cuestión que se ha puesto en duda tras esta última reunión del COPOM, es la independencia del Banco Central de Brasil con respecto al Gobierno. Varios funcionarios del Gobierno, grupos empresariales y sindicatos habían expresado su preocupación por el efecto que una subida de tipos pudiera tener en la recuperación de la economía brasileña, ante el temor de que la desaceleración en China y el desplome de los precios de las materias primas extiendan la recesión al 2017.