Jair Bolsonaro ha ganado con facilidad la primera ronda de las elecciones presidenciales brasileñas y ahora pasa a la segunda vuelta –que se celebrará el 28 de octubre– junto a Fernando Haddad, del Partido de los Trabajadores de Lula.
El 46% de los votos obtenidos ha sido mucho más de lo que habían previsto las encuestas, así como la distancia superior al 17% sobre Haddad. Esto coloca a Bolsonaro en una posición muy fuerte para la segunda vuelta y como favorito rotundo para ser el próximo presidente de Brasil. Además, los candidatos alineados con Bolsonaro también obtuvieron mejores resultados de lo esperado en las elecciones al Senado y a la Cámara Baja.
Para Paul Greer, gestor de fondos en Fidelity International, a corto plazo los mercados brasileños continuarán con su reciente rally pues estaban preocupados por el posible retorno del PT al Palacio Presidencial. Sin embargo las perspectivas para Brasil, más allá de las elecciones, son desafiantes.
“Si se cumple el escenario de una victoria de Bolsonaro en la segunda vuelta, esperamos que la euforia postelectoral se desvanezca rápidamente a pesar de sus opiniones pragmáticas sobre la posición fiscal de Brasil. Las controvertidas opiniones de extrema derecha de Bolsonaro dificultarán que su administración pueda aprobar medidas legislativas dada la poca presencia de su partido, el PSL, en el senado (5% de los escaños) y en la cámara baja (10%)”, explica.
Además, el Congreso se encuentra más fragmentado que nunca y la tarea principal de Bolsonaro (la muy necesaria reforma fiscal de Brasil) será extremadamente difícil de lograr pues tendrá que trabajar con los partidos centralistas y el PT para aprobar cualquier ley (aunque pasaría lo mismo si fuera Fernando Haddad quien finalmente se alzase con la victoria).
Estas ha sido posiblemente las elecciones más polarizadas en la historia democrática de Brasil. En un desarrollo comparable al de muchos otros países del mundo, esta votación ha ilustrado la fuerte derrota de las políticas aplicadas por los partidos tradicionales de Brasil, como son el PMDB, el PSDB y el PT, que luchan ahora mismo por reconectar con la ciudadanía.
La campaña electoral ha estado dominada por temas como la seguridad y la corrupción, lo cual ha ayudado a la votación en contra del sistema. Si bien Bolsonaro se encuentra en una posición muy fuerte, Fidelity espera que las próximas tres semanas sean volátiles, tanto para las encuestas como para los mercados, ya que las tasas de rechazo de Bolsonaro y Haddad son extremadamente altas.
Las encuestas iniciales para la segunda vuelta, cree Greer, serán extremadamente importantes a medida que el mercado comience a tomar el pulso de la transferencia de votos desde los candidatos eliminados a los dos que quedan en liza. La fuerte capacidad de debate de Haddad y el tiempo equitativo de aparición en televisión de Bolsonaro y Haddad serán otros factores clave a tener en cuenta.
“Dejando de lado las elecciones, pensamos que los saldos fiscales de Brasil seguirán deteriorándose y que la calificación soberana continuará su descenso hacia una calificación de «B» durante los próximos 12 a 18 meses. El crecimiento del país sigue por debajo de su nivel potencial y esperamos que se mantenga a ese lento ritmo durante el futuro cercano. También creemos que la política monetaria de Brasil es demasiado acomodaticia y que los tipos de interés deberían aumentar, dadas nuestras expectativas de una mayor inflación en los próximos 6 a 12 meses”, concluye el gestor de Fidelity.