Las duraciones cortas ante el futuro tapering de la Reserva Federal en Estados Unidos han sido una consigna en los últimos meses. Pero no todos los gestores la están asumiendo y algunos se atreven a aumentar poco a poco el riesgo de tipos de interés en sus carteras. Así, aunque reconoce que en los últimos tiempos su posición ha sido defensiva, David Hoffman, co responsable de renta fija global de Brandywine, una de las filiales de Legg Mason Global Asset Management, asegura que poco a poco están tomando más posiciones en duración. En los últimos meses, confiesa haber añadido a las carteras de sus fondos bonos estadounidenses con duración de 30 años y también ha comprado deuda pública de México con mayores duraciones, porque confía en la evolución positiva del país ante las últimas reformas que está cometiendo.
El gestor también ha añadido posiciones en otro mercado latinoamericano, Brasil, donde cree que las recientes dudas ofrecen oportunidades de compra y donde ha pasado de cubrir la divisa a no hacerlo. El experto se mostró optimista por los recursos naturales del país y por su condición de “verdadero país emergente”. Además, considera que tanto en México como en Brasil la inflación se está moderando y apuesta por invertir en aquellos países donde la rentabilidad que ofrecen sus mercados de deuda esté por encima de esa cifra de evolución de precios.
También ha comprado deuda de Sudáfrica, lugares donde vislumbra valor a medio plazo. Y es que Hoffman considera que los mercados emergentes ofrecen valor a largo plazo, aunque con volatilidad, y vaticina una recuperación de cara a finales de este año. “Los emergentes son más volátiles, pero la situación es más fuerte con respecto a hace años: tienen gran cantidad de reservas y crecen más rápido”. Además, cree que la decisión de Bernanke de no iniciar el tapering “garantiza tipos cero durante un largo periodo de tiempo, lo que llevará a los inversores a buscar rentabilidad en otros lugares”, dejando entreveer que los reembolsos de los últimos meses en los mercados de deuda emergente podrían suavizarse.
En general, el gestor no se mostró preocupado por una potencial “gran rotación” que llevará a los inversores a salir de la renta fija y a moverse hacia las bolsas. “Los bonos no han perdido el favor de los inversores y hemos visto entradas en nuestros fondos. Además, es un movimiento cíclico: cuando caen las rentabilidades los inversores acuden a la bolsa pero de nuevo, y ante la baja demanda y las ventas, esas rentabilidades vuelven a subir y vuelven a generarse oportunidades de compra”, defiende.
En su presentación, Hoffman defendió una gestión de la renta fija de forma global, que busque oportunidades sin restricciones y de forma activa. “No tiene sentido invertir de forma pasiva en índices donde los mercados que más pesan son aquellos con mayor deuda. Buscamos lugares donde los problemas presentan oportunidades, porque el precio será más atractivo, y esas oportunidades cambian todo el tiempo”, dice. Además, en un mundo en el que los mercados ya no están correlacionados, se impone la selección. En este sentido, apoyó que Brasil es uno de los lugares en los que invertir con estas premisas.
En Europa, ve oportunidades en el segmento de deuda high yield, pero está fuera del sector bancario. Le gustan los bonos de países periféricos, como España, pues observa que ofrecen una prima de riesgo más atractiva al estar sus rendimientos todavía más elevados que la inflación.
Sorpresa ante la decisión de la Fed
En su presentación, Hoffman se mostró sorprendido por la decisión de Ben Bernanke de no iniciar el proceso de reducción de los estímulos cuantitativos, algo que considera un error. Un error porque ve la economía estadounidense con mayor fortaleza y salud que en el pasado y con respecto a otros mercados como Europa o Japón, y porque lo ocurrido abre la puerta a un periodo prolongado de tipos bajos, del que Bernanke tendrá cada vez más problemas para salir. “Mi preocupación es cómo logrará salir del QE”, y critica esta decisión teniendo además en cuenta que “los estímulos cuantitativos no han funcionado para recuperar el mercado laboral”.
Con respecto a la tarea del BCE, cree que Mario Draghi debería hacer caer las rentabilidades de la deuda pública europea por debajo del crecimiento, teniendo en cuenta que no hay problema de inflación, sino más bien presiones deflacionistas.”Un escenario de aumento de deuda y caída inflacionista es muy peligroso y las autoridades pueden perder el control de la inflación”, explica. Por eso dice que el reto para los bancos centrales es controlar las presiones deflacionistas.