Los recientes incendios en España y Portugal vuelven a poner de manifiesto la importancia de tener sólidas vías de financiación para reconstruir una región asolada por una calamidad de grandes proporciones. Los bonos de catástrofes desempeñan un papel importante como fuente de capital en áreas donde, de otro modo, sería más complicado disponer de recursos.
Desde el punto de vista de los inversores, ofrecen una fuente útil de diversificación. En este sentido, David Buckle, responsable de Soluciones de Inversión de Fidelity, apunta que este tipo de bonos tiene un gran valor cómo herramienta para poder invertir en quienes lo necesitas. “Huelga decir que la inversión no es una obra de caridad; un principio básico de las finanzas es que las rentabilidades de la inversión deben ser lo suficientemente elevadas para compensar el consumo al que se renuncia. En términos prácticos, eso significa que el precio de los bonos de catástrofes ha descendido”, señala.
Los bonos de catástrofes son instrumentos emitidos por aseguradoras que pagan a los inversores un cupón mientras un fenómeno natural –huracán, inundación, terremoto, etc.– no se materialice. Si el fenómeno se produce antes del vencimiento del bono, entonces la aseguradora se queda con el principal para pagar a sus asegurados.
“No soy meteorólogo y, por tanto, determinar si estos instrumentos son atractivos en estos momentos resulta complicado, pero estoy leyendo que el impacto del huracán Irma desde el punto de vista asegurador no es tan grave como se esperaba. No obstante, resulta difícil encontrar alguna clase de activos financieros que se haya depreciado de forma significativa. Siempre que estos títulos no estuvieran sobrevalorados, en estos momentos podrían ser atractivos”, explica Buckle.
Correlaciones bajas
En su opinión, y tras los huracanas, los bonos de catástrofes podrían ser uno de los activos más baratos que se pueden encontrar ahora mismo en el mercado. “Obviamente, existe el riesgo de que se declaren más siniestros, lo que provocaría nuevas caídas de los precios de los bonos de catástrofes, pero en un mundo de activos caros, este hecho me atrae”, apunta.
Según su análisis, lo que Buckle observa es que estos títulos compensan un riesgo que no guarda correlación con el riesgo de los mercados financieros. En este sentido señala que “dado que este último representa un elevado porcentaje de todas nuestras carteras de inversión actualmente, resulta grato identificar un riesgo diversificador y, cuando este activo diversificador se deprecia, me interesa”.
Considera que la pega para este tipo de bonos es que podría no ser lo suficientemente líquido para muchos inversores, pero “sus beneficiosos efectos de diversificación hacen que estos activos puedan desempeñar un papel útil en las carteras multiactivos”, destaca.
Por eso, Buckle defiende que estará atento a ver qué ocurre con la próxima ronda de primas en los meses de noviembre y diciembre, cuando el sector se prepare para el próximo año. “Mis pensamientos están con todos los afectados por las últimas catástrofes. Puede que los mercados financieros nos hayan dado la doble oportunidad de hacer una inversión diversificadora y aportar capital allí donde se necesita”, concluye.