BNP Paribas Asset Management presentó sus perspectivas de mitad de año en una nueva conferencia online de su serie La Gran Inestabilidad, en la que Daniel Morris, estratega jefe de mercado, analizó la transición post COVID-19 y anticipó algunas de las megatendencias para el resto de 2021, entre ellas un pronóstico positivo para la renta variable, una inflación contenida y una renta fija a la expectativa de lo que ocurra con los tipos de interés.
A nivel macroeconómico, Morris destacó el entorno positivo, incluso pese a las amenazas que representan las mutaciones del coronavirus, como la variante Delta. En Estados Unidos ya se ha producido la reapertura gracias al intenso ritmo de vacunación, Europa está adquiriendo ritmo en la inmunización y se espera que en los próximos meses puedan conseguirlo también los mercados emergentes. En cuanto a la inflación, estimó que a medio plazo probablemente se mantenga entre un dos y un tres por ciento.
En EE.UU. todas las miradas están puestas en la Fed y en los tiempos y alcance de la retirada de los estímulos financieros. El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, ha anticipado que tendrá en cuenta dos elementos fundamentales: la recuperación del mercado laboral y la inflación.
Respecto del empleo, considera que habrá una rápida recuperación probablemente a partir de septiembre. La economía estadounidense sigue teniendo un déficit de ocho millones de puestos de trabajo, con los sectores del ocio y la hostelería como los más afectados respecto de las cifras de antes de la pandemia. Además de la reactivación, otro elemento fundamental de cara al empleo es el levantamiento de las restricciones de movilidad, ya que existe una correlación entre un mayor cierre y un desempleo más elevado.
«El fin de las prestaciones por desempleo y el levantamiento de las restricciones deberían reforzar a su vez el crecimiento de las nóminas», señaló Morris. Por ello, consideran que la Fed no tendrá dificultades para empezar a planificar el tapering.
Aunque Europa comenzó más rezagada en la vacunación, ha ido reduciendo distancias y los últimos resultados económicos muestran una buena recuperación, «incluso mejor de lo esperado en comparación con EE.UU., sobre todo en los datos blandos. Por eso pensamos que la mirada de los inversores va a moverse próximamente en términos de apertura primero hacia Europa, también por la llegada de los fondos europeos, que contribuirán a que se alcance el pico de crecimiento, frente a las expectativas de crecimiento de Estados Unidos que han tocado techo», explicó.
Mercados emergentes y China
La situación en los mercados emergentes representa en cambio un desafío. Hacia la mitad de la pandemia parecía que sobre todo Asia había conseguido doblegar al virus, «pero ahora tienen la presencia de las variantes con unos niveles de vacunación mucho más bajos. Eso los sitúa en una especie de limbo en el que tienen que seguir enfrentando brotes como los que hemos visto en Corea del Sur, Taiwán o incluso China sin tener tantas herramientas», reconoció Morris.
Ha habido que reintroducir confinamientos, por lo que el escenario de la reapertura tendrá que esperar un poco más. Pese a ello, las cifras del índice PMI se sitúan de media en 50, frente a los poco más de 60 de EE.UU. y Europa, por lo que existe una recuperación, aunque más lenta, subrayó el experto.
China en particular tuvo un comportamiento peor de lo esperado en el primer trimestre, pero hay que recordar que el Gobierno chino lleva años trabajando en reducir el endeudamiento, y ha retomado esa senda tras la pandemia, por eso se ha frenado probablemente el crecimiento, indicó. Y un elemento crucial será la evolución de las relaciones entre este país y EE.UU., considerando que la Administración Biden no ha variado casi en nada las medidas adoptadas por su antecesor, Donald Trump. Esto era de esperar porque «el consenso respecto de China es muy amplio en EE.UU. y no sólo de un partido», pero el movimiento ha sido incluso menor de lo previsto por los analistas.
Morris destacó que el gran interrogante es si las tensiones derivarán en una eventual «desglobalización», con el desarrollo de estándares tecnológicos y económicos paralelos en China y alrededores frente a los existentes en EE.UU. y Europa, y qué implicaciones tendría esta situación sobre la inflación.
Evolución de la renta variable y la renta fija
En BNP Paribas AM continúan sobreponderando en las carteras multiactivos la renta variable y en particular la estadounidense, porque ha rendido bien en la primera mitad de año y en términos relativos se sitúa mejor que los bonos.
Los principales motivos se relacionan con el momento económico actual, en el que estiman que el impacto de la subida de los tipos de interés sobre estos activos sería marginal, mientras que las muy positivas expectativas de beneficios importan mucho más. «Nos iremos moviendo a un ciclo de subida de los tipos, pero su influencia sobre la renta variable depende de en qué parte del ciclo te encuentres. Si estamos en el principio del ciclo, que es donde pensamos que estamos, las tasas pueden aumentar, pero también las equities», consideró Morris.
Por otra parte, aunque observan el buen momento del estilo value, el experto indicó que es probable que su mayor rendimiento frente al growth termine cuando el patrón vuelva a ser el de antes de la pandemia.
En lo que respecta a los bonos, en la actualidad las valoraciones son difíciles. «No hay ningún catalizador a la vista que haga aumentar mucho los diferenciales», dijo. El grado de inversión es mejor para el carry, «pero los diferenciales de alto rendimiento podrían ajustarse aún más».
«En high yield en moneda local hay que ser cuidadosos porque anticipamos sorpresas relacionadas con la inflación o subidas de tipos antes de lo esperado», añadió. Como los mercados emergentes serán la siguiente región que se recupere después de Europa, pueden resultar atractivos para los inversores.
Finalmente, Morris destacó que continuará la volatilidad del dólar por la incertidumbre sobre los tipos y la inflación, pero que el aumento esperado de los rendimientos en EE.UU. y en la zona del euro estará impulsado por los rendimientos reales y no por la inflación, por lo que el entorno seguirá siendo favorable.