China ha acaparado a lo largo de los últimos años numerosos titulares en prensa, primero por la guerra comercial con EE.UU. y después debido a la rápida expansión del coronavirus. Son noticias sin duda importantes, pero que han puesto en un segundo plano la trayectoria de la que ya es la segunda mayor economía del mundo – su PIB real ha crecido en promedio un 9,5% hasta 2018-, y que alberga el segundo mayor mercado de renta variable y renta fija del mundo.
Las autoridades chinas han dado una serie de pasos en 2020 para suprimir ciertas restricciones a la inversión extranjera, que actualmente representa tan solo el 3% de los activos. Para BlackRock, esta actuación “brinda una flamante oportunidad de inversión que no puede seguir obviándose”, de ahí que considere que, gracias a la eliminación de las barreras de entrada para la inversión, “China cobrará cada vez mayor protagonismo en los mercados globales, lo que la convierte en una posible fuente de rentabilidad y diversificación de carteras”.
¿Qué factores hay detrás del rápido crecimiento de China?
Según el Banco Mundial, la senda de crecimiento que ha experimentado la economía china en la última década supone “la expansión constante más veloz de la historia de una gran economía”. Es la historia del salto de la Vieja China (una economía cerrada, basada en la exportación y las materias primas, moldeada por la agricultura y cuya población era eminentemente de clase trabajadora) a la Nueva China: más abierta, urbanizada, de clase media, tecnológica, innovadora e impulsada por el consumo de bienes y servicios.
Hay numerosos factores que explican el auge económico de China, pero destacan tres en particular: la inversión de capital a gran escala, el crecimiento drástico de la productividad y el aumento del consumo interno. La popularización del Día de los Solteros es un buen ejemplo de este cambio: la cita, impulsada por la web de compras Alibaba, volvió a batir el pasado 11 de noviembre todos los récords, al registrar transacciones por valor de 74.000 millones de dólares.
Aun así, el crecimiento económico anual de China no siempre se ha reflejado en un crecimiento equiparable de sus mercados financieros. Los inversores que deseen aventurarse en ellos han de considerar que las inversiones en China están sujetas a ciertos riesgos adicionales, especialmente en relación con la capacidad de negociar con acciones ordinarias debido a problemas relacionados con la liquidez y la repatriación de capital. Además, el marco político y regulatorio del país pueden restringir las opciones de inversión, por lo que los inversores deberán equilibrar esta tesis de inversión para aumentar su exposición a China con posibles restricciones de inversión y puede que deban sopesar una exposición indirecta a China.
¿Es la renta fija china el nuevo activo refugio?
Desde BlackRock destacan el hecho de que esta clase de activo “es ahora más accesible que nunca” gracias a tres características. La primera, lo atractivo del rendimiento de la deuda china, frente a la deuda de los países desarrollados: los bonos del Tesoro chino están ofreciendo alrededor de 270 puntos básicos por encima de su equivalente estadounidense. De hecho, casi el 60% de la renta fija mundial con rendimientos superiores al 2,5% viene de China, mientras que en Europa y EE.UU. la deuda con rentabilidad negativa sigue creciendo a un ritmo récord, hasta el punto de haber alcanzado un tamaño de 17 billones de dólares.
BlackRock prevé que esta divergencia se mantenga, al esperar que el entorno de tipos bajos continúe en EE.UU. y la Reserva Federal siga con su programa de compras hasta finales de 2022,
La segunda característica es la diversificación que aporta a la cartera, al tratarse de un mercado que presenta una correlación relativamente baja con los principales países desarrollados y unas tasas de impago también bajas respecto a la media global. Desde la gestora hacen notar que la participación de inversores extranjeros aún es limitada: a cierre de verano, solo el 9,2% de los bonos del tesoro chino y el 4,6% de los bonos de los bancos políticos estaban en manos de inversores extranjeros. Esto ofrece un beneficio adicional de la diversificación que de por sí ofrecen los bonos chinos.
Finalmente, se destaca el hecho de que la deuda china es un activo con una demanda estructural, dado que cada vez más proveedores de índices están incluyéndola en sus índices o tienen intención de incluirla en el futuro.
¿Cómo invertir?
Para empezar a ganar exposición a deuda china, desde BlackRock dan dos ideas de inversión. La primero es a través del BGF China Bond Fund, un fondo de gestión activa de renta fija china flexible unconstrained, con capacidad de generar alfa mediante asset allocation y arbitraje entre emisores para aprovechar la baja correlación entre los mercados crediticios locales y extranjeros.
La selección de bonos se centra en aquellos títulos con menor presencia de inversores extranjeros (<1%), buscando rentabilidades atractivas con un rating medio de grado de inversión (BBB-), baja duración (3,4 años) y un 2.5% de volatilidad a cinco años. El equipo gestor cuenta con una sólida trayectoria a largo plazo, exhibiendo cupones altos y obteniendo una baja volatilidad y drawdown. El fondo está disponible en yuanes y cubierto a dólares y euros.
La segunda propuesta es el iShares China CNY Bond UCITS ETF (CNYB). Con 3.200 millones de dólares bajo gestión, está considerado el ETF más grande de China ubicado fuera de China. El producto está configurado para operar a través de Bond Connect, la plataforma de negociación electrónica que permite a gestores extranjeros acceder directamente a los bonos chinos sin ningún límite de cuota desde 2017. Bond Connect supone una ruta de acceso más rápida, permite acuerdos de conversión de moneda y una repatriación más fácil de los ingresos en comparación con los programas QFII y RQFII. En la gestión del CNYB, se utiliza un muestreo estratificado en lugar de la replicación completa. Esto permite reducir la diferencia de seguimiento mientras se replican las características de rendimiento y riesgo subyacentes del índice de referencia.