Vaya por delante que no me considero un experto en cripto, y mi intención hoy no es dar una recomendación al respecto. No obstante entiendo que tiene valor para nuestros lectores mostrar las coincidencias existentes entre la evolución reciente del precio del bitcoin (y de otras criptodivisas como Tether) y episodios históricos de exuberancia, y también sugerir preguntas/dudas que un inversor bien informado debería intentar responder antes de plantearse abrir una posición en esta categoría de activo.
Periodos como el actual, con tasas de interés deprimidas y políticas fiscales y monetarias muy laxas, estimulan la especulación financiera. El coste de oportunidad se diluye considerablemente y el instinto animal del inversor se ve espoleado por la avaricia y el miedo a quedarse fuera (FOMO o Fear of Missing Out, que enlaza con la teoría del Greater Fool).
De hecho las burbujas especulativas más relevantes de la historia moderna (Compañía del Mar del Sur en 1720, Dow Jones en los Roaring ‘20s, Nifty Fifty en 1973, Nikkei japonés en los ‘80s, y Dotcom y SubPrime más recientemente) vinieron precedidas de agresivas campañas de rebaja en el precio del dinero. Crecían después de períodos de fuertes rendimientos del mercado que incitaban a una extrapolación de la tendencia que justificaba expectativas irrealizables de rendimientos futuros. Como muestra, una encuesta de Gallup concluyó que los inversores revisaron sus proyecciones de apreciación para el mercado estadounidense desde el 12% a mediados de 1998 hasta el 16% a principios de 2000, para acabar situándolas a finales de 2002 en el 6%.
En el caso de las bitcoins, y como nos explica Chen Zao, estratega jefe de la respetada casa de análisis Alpine Macro, esta relación se hace evidente al estudiar el impacto de las tasas de corto plazo, la cotización del dólar y la prima de riesgo implícita en el mercado de acciones sobre su cotización. Según Zao, “al final, el mercado de criptodivisas es como un Ponzi gigante donde la única razón por la que un comprador paga un precio es porque piensa que podrá vender a un precio mas alto” con independencia del valor intrínseco. En esta misma línea, Mohamed El-Erian -asesor jefe en Allianz– explicaba recientemente en CNN su preocupación en torno al carácter especulativo de este instrumento.
Como sucede con el oro, definir el valor fundamental de bitcoin es francamente complicado y bastante subjetivo, porque no existen flujos de caja ni dividendos que poder descontar (aunque en el caso del oro un 47% del total inventariado se dedica a la joyería y un 17,3% se mantiene como reserva en las arcas de instituciones financieras y gubernamentales). Un atajo a esta inconveniencia es dar por hecho que se trata de una divisa más y aplicar la teoría cuantitativa del dinero (MV = PT). En este caso, teniendo en cuenta el límite explícito de oferta de 21 millones de bitcoins y asumiendo la velocidad media del dinero en dólares los últimos 60 años (~1.5) y un volumen transaccional de $0,5 billones de dólares, el precio objetivo sería de 16.000 dólares. Podría justificarse un valor mucho más alto de 71.000 dólares* (si fuese competidor del oro como activo refugio….., aunque la volatilidad de bitcoin es 5x mayor que la del oro) o muy inferior (cercano a $0), si los grandes gobiernos la ilegalizan como método de pago. En este sentido, recordad que los ingresos generados por el gobierno estadounidense en base a su capacidad en exclusiva para crear dinero y utilizarlo como pago de bienes y servicios superan los $100.000 millones/año y que la existencia de “divisas alternativas” dificultaría el cobro de impuestos y la gestión de la política monetaria. Equiponderando las tres alternativas en un análisis de escenarios, resultaría un valor fiel de 29.000 dólares; que cada lector asigne a los escenarios el peso que considere más oportuno en cada caso.
La conveniencia de bitcoin como depósito de valor es discutible (no está universalmente aceptado como medio de pago, no tiene cotización estable y no es suficientemente líquida) y su practicidad como activo protector ante incrementos en expectativas de inflación está también por demostrar (si consideramos la correlación negativa entre su cotización y la tasa de interés 2 años en USD; además la historia juega en su contra: en 2018 su precio cayó más de un 80% mientras que los breakeven de inflación se mantuvieron estables cerca del 2%).
Asimismo es atrevido apostar por bitcoin como medio de pago socialmente aceptado (más allá del intercambio de valor). Existen ya más de 4.000 criptodivisas en circulación y, aunque algunas (como Ethereum) sí se diferencian aprovechando la potencia de la tecnología blockchain para desarrollar el concepto de “dinero programable”, la mayoría registra un insignificante volumen transaccional y solo comparte el haber hecho rico a su creador al listarlas a través de un Initial Coin Offering (o ICO). La competencia -prácticamente inexistente cuando S. Nakamoto publicó la idea en 2008- es hoy brutal con servicios como Venmo, Cash, Apple Cash, Zelle o Bizum, que no paran de crecer al haber agilizado/abaratado sobre manera los pagos y transferencias dentro del ecosistema.
Como indica Alpine Macro en su nota especial “The Crypo Mania : Is Bitcoin Money”, el número de “monederos” se ha disparado hasta los 63 millones, pero el número de bitcoins en cada uno de ellos ha pasado a ser prácticamente cero (0,3) de forma que hasta un 13% del total de la oferta mundial está concentrada en los 100 inversores más grandes -cuya identidad se desconoce- y que, por su magnitud relativa, pueden manipular la cotización con cierta facilidad. Es difícil concluir, si consideramos además que el volumen de trading es más de 100x superior al valor de las transacciones de compra/venta en las que se utiliza este instrumento, que los inversores en el activo -más allá de especular- apuesten por las criptodivisas como sustitutivas o complementarias al papel moneda.
Existe también incertidumbre desde la perspectiva medioambiental y el auge de la inversión socialmente responsable (3038 inversores institucionales con activos bajo gestión que superan los $103 billones han adoptado los Principios de Inversión Responsable de Naciones Unidas). Liquidar transacciones en blockchain y la creación de nuevas monedas de bitcoin (hoy hay 18,6 millones) es muy costoso. De acuerdo a los cálculos de Digiconomist, esta actividad representa un 0,3% del consumo anual mundial de electricidad y equivale a lo que gasta un país entero (Chile) o a la marca de C02/año en otro (Nueva Zelanda). Con estos registros, el flujo de inversión futura desde el mundo institucional se ve a priori muy disminuido complicando que las criptodivisas alcancen la masa crítica necesaria para convertirse en medio de intercambio.
Y no olvidemos que la falta de supervisión y regulación, unida a la fragmentación de este mercado lo hacen más manipulable e incrementan el riesgo inversor.
Como ejemplo, Tether (con código USTD; una stablecoin que al ser un token digital ligado 1:1 al USD tiene a priori menor volatilidad que las cripto tradicionales) ha sido denunciada por un grupo de inversores que consideran han sido objeto de una estafa piramidal a través de la cual la empresa originadora ha estado creando un exceso de oferta de tokens (que ya no están colateralizados 1:1 por dólares estadounidenses) y utilizado el valor inflado de USTD para comprar bitcoins y posteriormente convertir estas en dólares.
La estructura fractal (que explicamos aquí) del bitcoin avisa que la tendencia alcista puede suspenderse o que incluso puede cambiar de dirección.
La tecnología blockchain es realmente revolucionaria, aunque hoy resulta muy difícil anticipar cómo se desarrollará y cuáles serán los resultados y aplicaciones finales – como sucedió con el amanecer de la revolución de internet al inicio del milenio–. Y como explicamos más arriba, tasas de interés que difícilmente subirán hasta dentro de muchos meses favorecen que la cotización de bitcoin siga manteniendo su pujanza. No obstante, después de registrar un incremento exponencial en su cotización es importante mantener la cabeza fría y pensar si existen catalizadores que acaben dando la vuelta a la tortilla.
* Si asumimos -que dada su mayor volatilidad- bitcoin puede capturar un 20%-25% del mercado de oro; en base a 197.576 toneladas de inventario global, un precio de 1.870 dólares por onza y que bitcoin representa ~50% del total de criptodivisas. Como referencia, hoy solo un 21,7% del total de inventarios globales de oro se dedica a la inversión financiera.