¿Podrá la agenda de Trump conseguir un crecimiento del 3% para Estados Unidos? Qué fácil sería navegar por los mercados financieros en los próximos meses de conocerse la respuesta. Pero esa promesa de campaña, que impulsó la renta variable tras la llegada del magnate a la presidencia, sigue rodeada de una espesa neblina.
“El crecimiento depende de la productividad y ahora mismo los expertos están preocupados tratando de explicar por qué la productividad en los últimos cinco años ha registrado una media de sólo un 0,5% frente a los niveles ‘normales’ anteriores a la caída de Lehman Brothers de un 2%”, explica Bill Gross, el gurú de la renta fija,en su última carta mensual a los inversores.
Para el gestor de Janus Capital, hay una conexión obvia con los bajos niveles de inversión del sector privado vista en los últimos años. “En un detallado informe del FMI, sus economistas argumentan que la tendencia actual es fruto de la crisis financiera. La disminución de la inversión y el menor comercio de las empresas, así como el actual nivel de tipos de interés bajos, o incluso negativos, han dado lugar a una mala asignación de capital hacia proyectos de bajo riesgo y una desaceleración en la creación de pequeñas empresas”, dice Gross.
El mismo estudio del FMI sugiere que, a menos que haya un avance tecnológico imprevisto, es poco probable que el crecimiento de la productividad vuelva a las tasas más altas de la década de los 90 registradas en las economías avanzadas o de principios de los años 2000 para las economías emergentes. En otras palabras, dice Gross, la advertencia del organismo internacional habla de una desaceleración global de la productividad, no sólo de un fenómeno situado en Estados Unidos. Por tanto, el crecimiento global y, por supuesto, el crecimiento de Estados Unidos, será inferior a la media.
¿Cuáles son las consecuencias para el mundo de la inversión?
“Los mercados de renta variable están siendo demasiado optimistas, los mercados de deuda high yield apuestan por un nivel de crecimiento que es demasiado alto y los precios de todos los activos se han elevado a niveles artificiales que solo un inversor basado en un modelo influenciado por la historia creería que producirían retornos similares a los de los últimos seis años», concluye el co-fundador de PIMCO en su carta.