Javier Marín, ex consejero delegado de Banco Santander, utiliza un nuevo concepto para describir el entorno actual: el new normal. Esta “nueva normalidad” describe un entorno caracterizado por el crecimiento, pero sin inflación y con el soporte de los bancos centrales. Esto deja, a su juicio, un entorno diferente para el sector financiero europeo, tal y como expuso durante el encuentro organizado por Fidentiis Gestión, recientemente en Madrid.
Una de las primeras tendencias que destaca Marín es el proceso de desintermediación que está viviendo la banca. Aunque se ve con más claridad en Estados Unidos, es una tendencia que también está llegando a Europa y España. “En el caso de Estados Unidos, el 70% de la financiación viene de fuera del sistema bancario. Una desintermediación que también está ocurriendo con el consumidor tradicional. En este sentido, los bancos no han sabido aprovechar esta tendencia, que se va a ir afianzando sobre todo en el crédito”, advierte.
A la hora de hablar del sector financiero europeo, Marín recuerda que todavía está terminando de consolidarse tras la gran crisis. “El mapa que nos encontramos es muy variado. En algunos países aún nos encontramos dudas sobre los balances de sus bancos y en otros están intentando transformarse, al ritmo de las innovaciones tecnológicas y del consumidor, pero se está convirtiendo en una especie de commodity”, argumenta.
Respecto a la innovación tecnológica, Marín insiste en que muchos bancos se han centrando en la excelencia operativa y el desarrollo tecnológico dentro de sus propias empresas, lo que en ocasiones les ha restado competitividad en vez de darles flexibilidad. En este entorno del “new normal”, este experto insiste en que “se tiene que poner el foco en los datos, en la gestión de datos. Esto supone que los bancos tienen por delante un ejercicio de deshacer toda la madeja tecnológica que han construido y cambiar su foco”, insiste.
Selección de activos
A la hora de invertir, para Marín, dentro del entorno descrito, es fundamental hacer una buena selección de activos y mantener una alta dispersión geográfica. “Es importante identificar nichos de crecimiento. En este caso, para mí estos nichos serían: el envejecimiento de la población, que provocará un aumento del crédito de consumo y una mayor demanda de gestión de ahorro e inversiones; el cambio de hábito del consumidor, que afecta a los modelos de negocio de los bancos; y, por último, el proceso de desintermediación bancaria, que creemos que es una oportunidad brutal”, explica Marín.
En su opinión, a corto plazo, veremos una recuperación de la banca de crédito porque habrá una mayor demandan de crédito; aunque crezca a un ritmo menor de lo esperado. También los bancos se verán beneficiados por la reversión de las líneas de provisiones y por una mayor búsqueda de la rentabilidad para el ahorro, lo cual favorecerá productos como los fondos de inversiones y los seguros de vida.
Esta lectura del entorno para el sector financiero dejará, según Marín, tres tipos de bancos: aquellos que consigan centrarse realmente en el cliente, los que tengan plataformas tecnológicas diferenciadoras y que se puedan ofrecer a terceros, y los que se dediquen a crear productos, es decir, aquellos bancos que sean manufactureros de todo tipo de productos.
¿Dónde estar invertido?
Por su parte, Luis Peña, gestor del fondo Fidentiis European Financial Opportunities, apunta que, a la hora de estar invertidos, la gestora ve una oportunidad en la subida de tipos de interés generalizada. “Ésta se verá beneficiada de la subida de tipos, aunque se vaya a producir de forma lenta y moderada; pero creo que saldremos de tipos negativos en 2019”, señala Peña.
El segundo aspecto importante en que hace hincapié Peña es el coste y efecto que ha tenido la ola regulatoria vivida desde la crisis financiera. En este sentido, apuesta por los bancos que ya están listos para dar dividendos y revertir esas líneas de provisiones a las que Marín hacía referencia.
Entre las tendencias que Peña detecta coincide con Marín en una mejora de la demanda de crédito. Pero también añade otras como bancos con balances más fuertes y menos apalancamiento –en parte gracias a la presión regulatoria–, la estabilización de los márgenes de la banca privada, el aumento de las fintech y los nuevos modelos de negocio, un mayor atractivo del sector asegurador por su capacidad para ofrecer dividendos y, por último, una reestructuración de las entidades, logrando menores costes gracias a la digitalización y la innovación tecnológica.