El exceso de confianza, el apego a nuestras inversiones, la aversión al riesgo o simplemente buscar información que reafirme nuestras propias decisiones de inversión son sólo algunos sesgos a los que se enfrenta los gestores a la hora de explicar al inversor su trabajo y decisiones.
La disciplina conocida como Behavioral Finance, que pretende explicar por qué los inversores se comportan como lo hacen y cuáles son las actitudes y sentimientos que sesgan su comportamiento, va ganando peso entre las gestoras casi como un nuevo paradigma a la hora de orientar sus inversiones y el trato con sus clientes.
“Desde el campo académico, pese a ser una materia aún poco estudiada y desarrollada, creemos que de verdad presenta un nuevo paradigma y que su estudio aporta un valor añadido en el marco de las finanzas. Tratamos de explicar la diferencia del comportamiento del inversor, frente a lo que tendría que hacer según lo que dicen las teorías económicas”, explica Natividad Blasco de las Heras, catedrática de Economía Financiera y Contabilidad, de la Universidad de Zaragoza.
Ella, junto a Sandra Ferreruela Garcés, doctora del Departamento de Contabilidad y Finanzas de la Universidad de Zaragoza, acaban de presentar el informe ¿Por qué los inversores se comportan como lo hacen y no como debería? Panorama de la investigación en Behavioral Finance. En él hacen un recorrido por el estado de esta materia que busca poner de manifiesto los errores del sistema, en cuanto a su relación con el individuo, para poder hacer estrategias de inversión más concretas.
“Hasta ahora, la hipótesis era que la eficiencia de los mercados y los agentes son racionales. Esto significa que los agentes procesan con lógica toda la información que reciben y toman decisiones también racionales. Pero si miramos el mercado, vemos que hay momentos de euforia, miedo…, etc. Por lo que hay que trabajar con la hipótesis de que los agentes hacen un uso limitado de su racionalidad, que también es limitada”, explica Blasco.
La propuesta de las gestoras
Poder entender, predecir, medir y gestionar esa parte de irracional que tiene el mercado sería una gran ventaja para los gestores, por eso cada vez más firmas prestan atención a las pistas que estos sesgos o comportamientos les pueden dar sobre el mercado y los inversores.
“Nosotros consideramos que es básico y necesario estudiar de forma continua los fundamentales de los activos para identificar qué respuestas del mercado son fruto de esos sesgos que encuentran en el mercado y cuáles no”, explica Mayte Juárez García, directora de la Mesa de Operaciones de Cobas AM. Según su experiencia, estos sesgos tiene coste: “A veces hay que aguantar pérdidas porque son movimientos basados en esa irracionalidad, y aquí el reto está en explicárselo a inversor”, afirma.
Un ejemplo de la importancia que tiene este tipo de fenómenos para Cobas AM es que la firma está haciendo un grupo para estudiar este tipo de sesgos y que ello aporte un valor añadido a sus estrategias de inversión y a la creación de productos perfilados. “Esta visión, que supone introducir aspectos psicológicos y antropológicos, nos muestra que hay un salto de modelo que deja a tras la economía tradicional y nos habla de una nueva forma de entender cómo el individuo se relaciona con la economía. Además, ayuda al regulador a entender la economía como algo multidisciplinar y a desarrollar normativas que protejan más al inversor”, añade Juárez.
Según la experiencia de Miquel Masoliver, analista cuantitativo de GVC Gaesco Gestión, “el generador más potente de ineficiencia en el mercado es el comportamiento del ser humano”. GVC Gaesco Gestión ha desarrollado 19 estrategias de inversión según este planteamiento de sesgos en el mercado. “El comportamiento agregado no se explica como el comportamiento acumulado de los individuos, sinos que es la interacción de tres niveles: los sesgos psicológicos, la interacción y el comportamiento agregado”, explica Masoliver.