La evolución de la invasión rusa en Ucrania será el factor clave que determinará la estrategia de inversión para los próximos meses de Bankinter. La escala del conflicto armado ha sorprendido a los mercados y con ello, las estimaciones previstas con anterioridad “ya no sirven”. El conflicto alcanzará Europa con la mitad de crecimiento (situándose en el 2,6% desde el 4,3% previo a la guerra), el doble de inflación (del 2,2% previsto preguerra al 6,0%) y resultados empresariales cuestionados. Por ello, desde la entidad se centrarán en la protección del patrimonio; anticipándose a la ambición hasta contar con cifras que contemplen el alcance de los daños.
Asignación de activos
El consenso de mercado espera actualmente para S&P-500 y ES-50 un rango de crecimiento del BPA para 2022 entre el 7% y 12%; aunque desde el punto de vista de Bankinter “no es descartable que estos se vean finalmente reducidos a niveles de un dígito bajo”. Las valoraciones de bolsas de la banca apuntan a potenciales de revalorización muy moderados (o incluso negativos) en su escenario central: +0,5% para el S&P500, -1,5% para el Eurostoxx50, +3,4% para el Ibex-35, -0,4% para el Nikkei-225 y -3,2% para el PSI-20 a diciembre de 2022.
Si bien es cierto que por el momento las bolsas no han descontado el nuevo cambio de contexto, desde Bankinter señalan que se debe a que los datos no permiten verlo todavía. “La calidad de los indicadores económicos empezará a deteriorarse en abril”. Si a comienzos de la pandemia apostaban por permanecer invertidos para capturar la rápida recuperación en V que tendría lugar, ahora el análisis indica que no habrá una vuelta rápida en V ya que los cambios del entorno actual “se percibirán más progresiva que inmediatamente”.
“Recomendamos no confiarse” recalcan en la estrategia trimestral. El objetivo fijado es el de proteger el patrimonio. Para ello, aumentan su liquidez (vía fondos), mientras reducen la exposición a renta variable en todos sus perfiles (0% Defensivo, 0% Conservador, 15% Moderado, 25% Dinámico y 40% Agresivo).
Por otra parte, los mercados emergentes pierden interés inversor debido a los acontecimientos geopolíticos y a la inflación, que en algunos países como Brasil, India o Turquía alcanzan tasas de doble dígito. Por su parte, China afronta un entorno macro y de mercado desafiante a nivel doméstico e internacional. El viraje en la política interna hacia la denominada “common prosperity” viene acompañada por un endurecimiento en la regulación, que juega en contra de la productividad, la inversión extranjera y el crecimiento en sectores estratégicos como la tecnología. Asimismo, la crisis de la promotora Evergrande refleja la delicada situación por la que atraviesa el mercado inmobiliario y que de no ser resuelto con solvencia podría provocar una gran bola de nieve sobre el sistema financiero chino.
¿Cuándo aumentar la exposición?
Bien ante el fin de la guerra o bien ante la evidencia a de que la invasión rusa deriva en una guerra de desgaste, prolongada en el tiempo y sin escalar. No obstante, descartan recuperar los generosos niveles de marzo de 2020 y febrero de 2022.
Hasta que llegue ese momento, Bankinter seguirá anteponiendo la protección a la ambición y concentrando la exposición a renta variable en: materias primas (fondos de inversión GAM Commodities y JPM Naturals Resources), específicamente petroleras (Repsol, ENI, Galp), ciberseguridad (Fortinet, Crowdstrike, Palo Alto; fondos Allianz Cyber Security, Pictet Security, Credit Suisse Security y Natixis Thematics Safety), infraestructuras (REE, Enagás), (M&G Global Listed infrastructures), defensa (Rheinmetall, Leonardo, Thales, Lockheed Martin, Indra) y, ocasionalmente, pero tal vez algo más adelante este año, bancos.
En lo referente a bonos, reiteran la recomendación de mantener el riesgo de duración bajo y evitar high yield/baja calidad crediticia ante el endurecimiento de las condiciones financieras (coste de financiación al alza) y el previsible deterioro en las métricas de riesgo. Por último, en crédito IG/alta calidad “las métricas de riesgo evolucionan satisfactoriamente y los spreads/diferenciales son razonables”. Los sectores favoritos son: defensivos con flujos de caja estables como salud y consumo básico y energéticas (principales beneficiadas del repunte en las materias primas y la tensión geopolítica).
¿Qué más habrá que vigilar?
No hay que olvidar las retiradas de estímulos de los bancos centrales. Que si bien estaban previstas, no contaban con un entorno de menor crecimiento y mayor inflación en el cual subir tipos resultará más arriesgado ya que las consecuencias serán menos previsibles. En este sentido, la Fed concluirá su programa de compra de activos a finales de marzo. Bankinter prevé seis subidas de tipos en 2022 hasta 1,50/1,75%. Asimismo, el BCE comenzará a retirar estímulos a finales de junio, dando por concluida la etapa de tipos negativos en la Eurozona que comenzó en junio de 2014. Estas nuevas circunstancias “supondrán un cambio en el mercado importante y arriesgado”.
Además, resultará clave monitorizar la probable inversión de la curva de tipos americana 2-10 años. Ese spread o diferencial podría situarse en negativo enseguida. Históricamente los retrocesos significativos de Wall Street han tenido lugar precisamente justo después de que eso sucediera. Tipos al alza y spread 2-10 años en negativo actúan sobre las bolsas como la fuerza de la gravedad sobre los cuerpos, limitando cualquier avance serio. Y esto es así porque suele funcionar como una especie de alarma que avisa sobre una probable recesión o, al menos, una seria pérdida de impulso del ciclo económico y los beneficios empresariales.
Vencedores y vencidos
La guerra en Ucrania tendrá consecuencias de corto y largo plazo. Estas últimas dependerán de su desenlace final y puede que no sean necesariamente negativas, ya que parece probable que la democracia liberal salga reforzada de esta prueba y Europa más unida.
Desde Bankiniter, auguran que el conflicto derivará en una guerra de guerrillas buscando el desgaste mutuo extendido en el tiempo, tal vez varios años como en el caso de Afganistán. Aunque el mercado se acostumbrará a vivir con ello, los daños sobre la economía global y particularmente en la europea se extenderán en el tiempo.
Por su parte, las previsiones para Rusia no muestran signos de vencedora. Tras sobrevalorar la debilidad de Occidente, ha quedado aislada, dependiendo cada vez más de China, “la verdadera ganadora indirecta del conflicto”. Esta nueva alianza, que algunos analistas definen como “vasallaje económico”, beneficiará sobremanera al gigante asiático porque podrá asegurarse el suministro de materias primas desde Rusia, de quien será cliente absolutamente preferente, y a unos precios más atractivos de los que pagaría si la invasión de Ucrania no hubiera sucedido.
El tiempo de la pax americana ha expirado y lo que ahora está en juego es la transición o no hacia un mundo tripolar. Asimismo, el informe recuerda que la problemática con Taiwán no se ha resuelto todavía y no habrá que perderlo de vista.