Desde Aviva Investors opinan que la transformación del entorno construido es fundamental para descarbonizar nuestra economía. Las emisiones de carbono de los edificios y las infraestructuras son responsables del 60% de las emisiones a nivel mundial, según datos de 2019 del Departamento de Empresa, Energía y Estrategia Industrial del Gobierno británico.
Según el UK Green Building Council, en el Reino Unido el 80% de los edificios existentes en 2050 ya habrán sido construidos y en todo el mundo en desarrollo los edificios y las infraestructuras se duplicarán en 2060 (este último dato equivale a añadir una ciudad como Nueva York cada mes). En opinión de Aviva Investors, por tanto, es necesario «un cambio radical en la forma de construir y renovar los edificios, los transportes y los sistemas de servicios públicos que utilizamos a diario».
De hecho, el Institute for Government advirtió recientemente que el Reino Unido aún no ha comprendido la magnitud de la tarea. Señaló al respecto: “El cumplimiento de este compromiso es un reto más difícil que responder a la crisis del coronavirus o poner en práctica el Brexit, y requerirá transformaciones en todos los sectores de la economía británica, una inversión sostenida durante tres décadas y cambios sustanciales en la vida de todos”, cita la gestora.
Transformación radical, riesgos y reajuste del capital
Desde la firma opinan que alcanzar la neutralidad en carbono es un desafío extremo que no se logrará sin una transformación radical del comportamiento social y de la economía. En el caso de los inversores en activos reales, dicha situación implica una amplia electrificación del transporte y la calefacción, una rápida adopción del hidrógeno y el desarrollo de tecnologías asequibles de captura y almacenamiento de carbono.
Mark Versey, consejero delegado de Aviva Investors, no se hace ilusiones sobre los cambios necesarios ni sobre el “papel vital que deben desempeñar los inversores para impulsar el cambio en los principales problemas de la sociedad”, especialmente en lo que respecta al cambio climático.
Darryl Murphy, director general de infraestructuras de Aviva Investors, desea que haya más intervención estatal. “Me complace ver que hemos llegado a un punto en el que el Gobierno ha sido más prescriptivo sobre el tipo de tecnologías con las que quiere contar”, afirma.
Aunque algunos pueden considerar que esta idea es controvertida, alegando que los gobiernos no deberían poder elegir a los ganadores, desde la gestora opinan que no hay tiempo que perder. “No vamos a conseguirlo limitándonos a dejar que las cosas evolucionen. Necesitamos mucha más planificación, un esfuerzo más centrado”, añade Murphy.
Ed Dixon, responsable de ESG para activos reales de Aviva Investors, está de acuerdo en que el Gobierno juega un papel importante y quiere ver un mejor uso de los activos ya disponibles. “Un rascacielos de la ciudad de Londres puede derribarse y sustituirse por uno nuevo, aunque se encuentre en un estado apto para su uso y pueda reformarse. No hay ninguna disposición en la política o la normativa actual que lo impida; de hecho, la estructura del IVA favorece ‘lo nuevo’. No podemos seguir demoliendo edificios de 20 años para reconstruirlos simplemente porque queremos algo diferente”, explica.
Los inversores en activos inmobiliarios están acostumbrados a invertir a largo plazo, por lo que estos futuros cambios son relevantes en la actualidad. El impacto en las carteras podría producirse antes de lo que la mayoría prevé, por lo que es imprescindible que se establezcan mecanismos detallados y sólidos de transición a la neutralidad en carbono para proteger sus inversiones, según Aviva Investors.
¿Deberían aumentar su apetito por el riesgo para impulsar los cambios necesarios? Los analistas de la firma opinan que no se puede alcanzar la neutralidad en carbono sin una rápida redistribución del capital, lo que significa que los inversores deben aceptar este reto para evitar implicaciones mucho más perjudiciales de los efectos de la crisis climática.
«Lamentablemente, mucha gente no sabe cómo realizar los cambios necesarios, aunque existan tecnologías de eficacia demostrada. Sin embargo, el valor de las propiedades que no puedan alcanzar la neutralidad en carbono sin realizar mejoras significativas se reducirá», agregan.
Construcción de un futuro sostenible
Esta circunstancia cambia la dinámica de la demanda de los clientes. Daniel McHugh, director general de inversiones en activos reales de Aviva Investors, es muy consciente de ello. “Como inversor comprometido, actuar y contribuir a la transición hacia un mundo bajo en carbono y resistente al cambio climático no solo es coherente con nuestros valores, sino que encaja a la perfección con las expectativas actuales de nuestros clientes”, afirma.
Por ello, la firma asegura haber situado la sostenibilidad en el núcleo de su actividad de activos reales. «Tras haber establecido nuestro objetivo de neutralidad en carbono en toda nuestra plataforma de activos reales de 47.300 millones de libras esterlinas para 2040, también nos hemos comprometido a integrarlo a través de múltiples etapas del proceso de inversión: desde la creación de activos hasta la gestión de estos y la participación continua de las partes interesadas», aclaran.
A fin de garantizar el cumplimiento de estos compromisos mediante acciones cuantificables, la iniciativa de Aviva se apoya en cinco objetivos intermedios explícitos a corto plazo que esperamos cumplir en los próximos cuatro años, de aquí a 2025:
Inversión de 2.500 millones de libras esterlinas en edificios e infraestructuras con bajas emisiones de carbono y de energías renovables.
Aumento de la capacidad de generación de energía renovable y baja en carbono hasta 1,5 gigavatios.
Generación de 1.000 millones de libras esterlinas en préstamos centrados en la transición climática.
Creación de, al menos, el 50 % de las nuevas estrategias agrupadas con etiquetas sostenibles o de impacto.
Reducción de la intensidad de carbono de los inmuebles en un 30 % y la intensidad energética en un 10 %.
Aviva Investors reconoce que la electrificación masiva del transporte y la calefacción es necesaria para satisfacer la creciente necesidad de energía de la sociedad, y por ello la gestora ha invertido «más de 5.000 millones de libras esterlinas desde 2015 en activos verdes, incluyendo energía solar, eólica, centros de energía y ferrocarril eléctrico». Esto equivale a 730 MW de capacidad de generación de energía renovable y baja en carbono en 2020, suficiente para abastecer a un millón de hogares. En 2020, la firma estableció un nuevo objetivo de alcanzar 1,5 GW en 2025 y asegura haber alcanzado ya «más de 900 MW gracias a nuevas inversiones en energía eólica terrestre y marina».
Desde las cubiertas en el sector inmobiliario hasta la inversión directa en energías renovables en el ámbito de las infraestructuras y la financiación de proyectos energéticos a gran escala a través de la deuda privada, la gestora afirma estar contribuyendo con su experiencia a la transición de la economía hacia la baja emisión de carbono, al tiempo que ofrece rentabilidades ajustadas al riesgo en sectores en crecimiento.
«El compromiso que asumimos en 2020 de generar 1.000 millones de libras esterlinas en préstamos sostenibles centrados en la transición climática para 2025 también debería contribuir a acelerar la transición social. La consecución de este objetivo avanza a buen ritmo y ya hemos generado más de 600 millones de libras esterlinas en tan solo siete meses. Los prestatarios suelen recibir un incentivo financiero de cerca de 20 puntos básicos; es decir, 200.000 libras esterlinas por un préstamo de 100 millones de libras», remachan.
En relación con los préstamos centrados en la transición, Dixon afirma: “Nuestro nuevo marco propio está diseñado para abordar específicamente la transición climática de los edificios, que es un área de creciente atención en el mercado inmobiliario”.
Los prestatarios están adoptando una serie de medidas acordadas para reducir las emisiones de los activos para los que se garantiza la financiación, entre las que se incluyen «la instalación de paneles solares fotovoltaicos, la reducción de la demanda de energía mediante una iluminación y unas instalaciones más eficientes, y la obtención de certificaciones de edificios ecológicos«, explican desde la gestora británica.
En última instancia, los préstamos sostenibles ayudan a reducir la huella de carbono de las inversiones de los clientes, mejoran la estabilidad financiera del prestatario subyacente y reducen los riesgos de transición climática a largo plazo asociados al sector inmobiliario, añaden.
«Al margen de nuestros propios esfuerzos, una correcta realización aportará muchos beneficios. La colaboración y el aprendizaje de las prácticas recomendadas del sector serán fundamentales. La reglamentación y la demanda de los clientes nos impulsan en la dirección correcta, pero además deberíamos dejarnos llevar por la certeza de que construir un futuro más sostenible es, simplemente, lo correcto», reza la política empresarial de la firma.
Como dice Oliver Rix, socio de energía, servicios públicos y recursos de Baringa: “La calidad de vida debería ser mucho mayor. Como profesionales, tendemos a hablar en términos hipotéticos y comparamos los riesgos y los costes. Esos enfoques resultan necesarios. No obstante, también tenemos que entender lo que significa para la gente y hablar de ello. Se trata de mejorar la calidad del aire, reducir la contaminación acústica, utilizar la tierra de forma más sostenible, realizar una buena gestión de los recursos agrícolas y mejorar la biodiversidad”.
Para saber más: https://www.avivainvestors.com/es-es/responsibility/climate-action/
El compromiso, los objetivos y las exclusiones en materia de criterios ESG y climáticos pueden variar a nivel de la estrategia de inversión y de la cartera en función del país, la jurisdicción y las necesidades individuales de los clientes.