En un entorno de tipos de interés en mínimos históricos, y tras el rally vivido en los últimos años -tanto en renta fija como variable- que ha dejado los mercados con valoraciones ajustadas, los inversores se enfrentan al reto de buscar rentabilidad sin pagar en exceso por ello. “No existe ningún activo que actualmente esté realmente barato y los inversores no saben cómo asignar sus carteras”, comenta Brian Kennedy, gestor y estratega del equipo de renta fija flexible de Loomis Sayles, que distribuye sus productos a través de Natixis Global AM.
Por eso, en este entorno de carestía, en el que aún hay “algunas ideas pero no excelentes ideas”, cobra si cabe más importancia la gestión profesional. En este sentido, Loomis Sayles ofrece a los inversores una estrategia en renta fija con gran flexiblidad para invertir en cualquier mercado del mundo donde ven oportunidades –incluso algo de renta variable-, y con un enfoque de largo plazo, aportando diversificación, exposición a distintos ciclos económicos y búsqueda de activos con mayor rentabilidad, desde una perspectiva de obtención de rentas.
La estrategia “Multisector Income” pretende, mediante esa gestión profesional, ofrecer a los inversores una cartera de “buenas ideas”, allá donde estén, evitando en la medida de lo posible el riesgo de tipos de interés y asumiendo un riesgo diferente, el de crédito. “Las políticas de los bancos centrales y la falta de crecimiento e inflación lleva a muchos inversores a invertir en activos de menor calidad para obtener más retornos, en su búsqueda de rentabilidad. Por eso es tan importante saber gestionar bien los riesgos”, explica. En su caso, se centran más bien en los riesgos de crédito a la hora de seleccionar esas buenas ideas de inversión.
“Una buena idea es aquella que tiene una valoración atractiva y ofrece rentabilidad, pero también ofrece calidad, es decir, fundamentales estables y posibilidad de mejora de los mismos”, explica Kennedy en una entrevista con Funds Society. En su opinión, en un entorno en el que es más difícil encontrar esas oportunidades –pero en el que aún existen-, favorece en su cartera el crédito corporativo estadounidense, si bien de forma selectiva (“la selección de valores es ahora más importante que nunca”, dice), gracias a los fundamentales, y al esperado crecimiento económico en el país frente a otros lugares del mundo –en torno al 3% en los próximos trimestres-.
El gestor reconoce que el QE ha terminado en EE.UU. y que la Fed comenzará a realizar una subida de tipos que supone “un cambio secular”, y que podría comenzar en la segunda mitad del año próximo, aunque de forma gradual. Por eso, ha preparado su cartera a través de títulos que puedan verse menos afectados por esa decisión y que históricamente están menos correlacionados con la evolución de los tipos de interés, como la deuda high yield, los bonos convertibles –relacionados con el riesgo de renta variable y sin riesgo duración- o los valores denominados en divisas distintas del dólar. Así, evita nombres de mayor calidad con una mayor correlación con la evolución de los tipos en EE.UU.
La historia es algo diferente para la parte europea de la cartera, pues en el Viejo Continente los tipos permanecerán bajos durante un largo periodo de tiempo ante el riesgo de deflación. Por eso, no teme exponerse al crédito de nombres de mayor calidad, empresas como Telefónica, Telecom Italia o Enel, que ofrecen más yield que la deuda pública y además la posibilidad de mejora en su componente de crédito, ante factores como la consolidación del negocio de las telecomunicaciones en Europa. Eso sí, a pesar del potencial QE del BCE, el gestor ha reducido su exposición a deuda pública periférica casi totalmente, pues ya no ve valor. “Las rentabilidades han caído en España, Italia y Portugal. Comprar títulos de países en crisis con yields al 7% era preferible a hacerlo al 2%, teniendo en cuenta los potenciales riesgos de liquidez y problemas de calidad que podríamos asumir”, asegura.
Con respecto a la deuda emergente, ve valor en la parte larga de la curva de México, con rentabilidades del 7%, y por eso tiene en su cartera una parte en bonos denominados en pesos. Al gestor le gustan los fundamentales del país, ante las reformas realizadas, y su exposición a la economía de EE.UU. pero, aparte de México, no es muy positivo en otros emergentes desde un punto de vista fundamental.
Un fondo muy flexible que puede invertir en bolsa
Además de tener flexibilidad para invertir en títulos high yield hasta el 35% de su cartera, y hasta un 30% en valores no denominados en dólares, también cuenta con la posibilidad de asumir hasta un 20% en riesgo bursátil –con el límite del 10% en acciones-. Actualmente, el 12% de su cartera está en bonos convertibles y renta variable (con posiciones equiparables), posiciones con las que no asume riesgo de duración y que además le permiten obtener rentas (se centra en grandes nombres con dividendos y sesgo de valor) y aprovechar el potencial de revalorización. Intel es un ejemplo de ello.
Su cartera también es lo suficientemente flexible como para posicionar una parte importante en liquidez si el entorno así lo aconseja, nivel que actualmente alcanza el 25%. “Hay buenas ideas pero no excelentes, así que estamos monitorizando el mercado en espera de que aparezcan mejores oportunidades para invertir”, explica.
¿Temor ante la gran rotación?
En un escenario en el que incluso Kennedy reconoce el atractivo de la renta variable, como muestran las posiciones de su cartera, no tiene, sin embargo, miedo a la traslación de grandes flujos hacia las bolsas. Para ello, el crecimiento tendría que dispararse, de forma que supere a lo recogido en el precio de las acciones. “Tendría que darse un crecimiento más rápido a lo esperado que acelere la agenda de subidas de tipos de la Fed pero los niveles del 3% actuales no bastarán para ello”, explica. Y reconoce que, en este entorno en el que los datos macro determinan la actuación de los bancos centrales, los gestores de renta fija han de estar también muy atentos a esos factores.
Loomis, Sayles & Company es una gestora de fondos de EE.UU. que da servicio a las necesidades de inversión de sus clientes institucionales y fondos de inversión desde 1926. En España distribuye sus productos a través de Natixis Global Asset Management. Como inversores orientados a resultados que buscan oportunidades excepcionales, Loomis Sayles emplea disciplinas de gestión activa que combinan el análisis fundamental, la evaluación sistemática del riesgo y la experiencia en gestión de carteras. A cierre de 31 de diciembre de 2013 LoomIs Sayles gestionaba unos activos por valor de 200.000 millones de dólares estadounidenses.