El presidente mexicano Enrique Peña Nieto propuso el domingo una serie de reformas para elevar la recaudación tributaria en un 2,9% del Producto Interno Bruto (PIB) para el 2018, medidas que han tenido un recibimiento agridulce.
Entre las propuestas, se observa el gravar con un 10% las ganancias de capital (que afectarían principalmente a los inversionistas mexicanos, los cuales representan menos del 20% de los inversionistas de la Bolsa Mexicana de Valores) que, de acuerdo con GBM HomeBroker, de ser aprobado este apartado, “México seguiría siendo uno de los países con una de las tasas impositivas más atractivas” citando como ejemplo a países como Austria, Finlandia, Alemania, Israel, Italia, Japón, Noruega, España y Suecia, cuyos impuestos para las ganancias de capital superan el 20%.
Diversos especialistas también se mostraron descontentos con la decisión de no proponer un IVA generalizado al consumo en medicinas y alimentos, decisión que el presidente calificó como una medida “socialmente justa y económicamente responsable en esta coyuntura”, mientras que de cara al público, «no toca el problema de fondo de la baja tributación para las personas en informalidad».
Por su parte, la agencia crediticia Moody’s destacó la reforma como positiva para el crédito y anticipa una posible mejora de calificación durante el 2013.
Entre las propuestas de la reforma fiscal se encuentran:
- Gravar en un 10% las ganancias de capital y dividendos.
- Crear una pensión universal, así como un seguro de desempleo.
- Elevar de 30 a 32% la tasa máxima del Impuesto Sobre la Renta (ISR) para aquellos cuyos ingresos sean superiores a 500.000 pesos anuales (aproximadamente 37.800 dólares).
- Eliminar el régimen de consolidación fiscal.
- Homologar el IVA en la zona fronteriza (actual de un 11%).
- Eliminar exenciones en servicios educativos e intereses de hipotecas.
- Otorgar facilidades tributarias para impulsar la formalidad laboral.
- Eliminar el Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU) y el Impuesto a los Depósitos en Efectivo (IDE).
- Gravar bebidas azucaradas con el Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS).
- Reducir la carga fiscal de Pemex a menos de un 60% desde el 79% actual.
- Ligar el aumento de la gasolina con la inflación.