Las nuevas tecnologías financieras (agrupadas bajo el término inglés fintech), como los pagos móviles y el micromecenazgo o crowdfunding, pasan por tener efectos potencialmente transformadores. Fidelity analiza en un extenso informe algunas de las novedades más importantes en este ámbito.
Durante los últimos años varios sectores se han visto afectados por innovaciones transformadoras impulsadas por la reducción generalizada de las barreras de entrada y los costes de lanzamiento que ha hecho posible la revolución de Internet. La gestora internacional cree que dos de los mejores ejemplos recientes son el impacto de Airbnb en el sector hotelero y la guerra que libra Uber con las empresas de taxis. Ahora parece que llega el turno de la transformación a los servicios financieros, y está aumentando el interés por las innovaciones tecnológicas que desafían a los actores dominantes.
“El auge de las tecnologías financieras destaca una de las varias oportunidades que están surgiendo del sector de los servicios financieros. En este ámbito, las empresas que procesan transacciones se están beneficiando de la tendencia mundial a largo plazo hacia los pagos con tarjeta y electrónicos”, explica Sotiris Boutsis, gestor de fondos de Fidelity.
La inversión mundial en nuevas empresas de tecnologías financieras pasó de 4.100 millones de dólares en 2013 a 21.200 millones de dólares tan solo un año después. Las expectativas de que se produzca un cambio significativo en el sector están aumentando y muchos aseguran que la hora de la transformación ha llegado a las finanzas. La insatisfacción con los actores dominantes favorece la aceptación de las nuevas tecnologías financieras y afecta sobre todo a los bancos, muy denostados desde el estallido de la crisis financiera mundial. Estas actitudes son especialmente fuertes entre los jóvenes. En una encuesta realizada entre millennials estadounidenses, el 71% señaló que preferían ir al dentista antes que escuchar a su banco, mientras que cuatro bancos estadounidenses figuraron entre las 10 marcas menos valoradas.
Este favorable entorno está fomentando el desembarco de nuevos contrincantes bancarios con modelos de negocio potencialmente disruptivos, como el banco telefónico Mondo, apunta Fidelity, que ofrece servicios bancarios a través del móvil con análisis de gastos digitales y presupuestos. Mondo captó la atención de los inversores con una exitosa ronda de financiación realizada en parte a través de micromecenazgo; de hecho, batió récords con una de las campañas de recaudación más rápidas de la historia. Atom y Tandem son otros dos ejemplos de bancos “de última generación” que quieren disputar un lugar a los actores consolidados.
Los pagos son una de las funciones más básicas de las finanzas cotidianas y los sistemas alternativos están ganando terreno aquí. El 44% de los millennials estadounidenses paga usando el móvil y el 13% emplea monedas digitales. En EE.UU., se prevé que los pagos móviles alcancen la cifra de 142.000 millones de dólares en 2019 (gráfico 1). También es evidente un distanciamiento frente al uso de dinero en efectivo (gráfico 2), favorecido en parte por los esfuerzos de lucha contra la evasión fiscal del estado, y su potencial desde el punto de vista de la implantación de tipos negativos (dado que el dinero electrónico no puede guardarse bajo el colchón).
Las transferencias a través del móvil aceleran los pagos
La creciente popularidad de la banca móvil es un factor que está impulsando el desarrollo de pagos más rápidos; en este sentido, pagar a través del móvil no ofrece muchas ventajas si el dinero tarda tres días en llegar, analiza Fidelity en su informe sobre Fintech. “Las tiendas electrónicas nos están acostumbrando a comprar con un clic y a entregarnos los productos en el plazo de un día laborable, lo que contrasta con la lentitud que todavía caracteriza a las transferencias de dinero en muchos países. Unos pagos más rápidos también podrían ser altamente beneficiosos para las pymes por la importancia que tienen para ellas los flujos de efectivo”, escribe la gestora.
Por increíble que parezca, en casi el 50% de los pagos que realizan las empresas estadounidenses todavía se emplean cheques en papel. El sistema interbancario actual de EE.UU., Automated Clearing House (ACH), que comenzó a funcionar en 1974, todavía tarda entre 2 y 3 días en liquidar las transacciones. Ello es debido a la naturaleza fragmentada del mercado bancario estadounidense, a los elevados niveles de regulación y a los estrictos controles internos.
Pero la Fed está trabajando en un nuevo sistema que podría estar operativo en un plazo de 5-10 años y que estaría inspirado en el modelo del Faster Payments Service británico, que fue presentado en 2008 y que ha reducido los plazos (habituales) de las transferencias de los clientes a apenas unas horas. Del mismo modo que las transferencias a través del móvil han traído consigo pagos más rápidos, dichos pagos más rápidos pueden dar lugar a nuevas soluciones financieras móviles en una suerte de círculo de innovación. Liberados de las ataduras de los sistemas tecnológicos convencionales, los nuevos proveedores de plataformas estarán en una buena posición para beneficiarse, especialmente a tenor de los altos costes regulatorios que soportan los grandes emisores de dinero (gráfico 3).
Los sistemas alternativos de pago, en auge en los mercados emergentes
Muchos mercados emergentes están a la vanguardia de los pagos alternativos debido a las bajas tasas de penetración de los servicios bancarios (el 50% de la población mundial no tiene acceso a un banco). Concretamente, la brecha entre las relativamente altas tasas de posesión de teléfonos móviles y el escaso acceso a los servicios financieros (gráfico 6) ha fomentado el desarrollo de los pagos móviles. M- Pesa, un servicio lanzado por primera vez en Kenia en 2007 por Safaricom, probablemente sea el caso más exitoso. M-Pesa procesa actualmente 24.000 millones de dólares, equivalentes a la mitad del PIB de Kenia, y el país actualmente realiza más pagos móviles que cualquier otro.
En China, casi uno de cada diez pagos se realiza actualmente usando Alipay, un ecosistema en línea que reúne pagos, préstamos, depósitos y otras funciones (gráfico 7), mientras que el 80% del volumen de bitcoins se cambia hacia y desde el yuan chino. Este hecho pone de relieve que algunas de las mayores oportunidades en el ámbito de las tecnologías aplicadas al sector financiero se encuentran en los mercados emergentes, unas sociedades que efectivamente se han saltado la fase de la tarjeta de crédito dentro de la evolución de los pagos y están pasando directamente del uso del dinero en efectivo a los pagos móviles.
La tecnología es un gran catalizador para la innovación en el ámbito del crédito. El uso de las herramientas de análisis basadas en macrodatos (big data), combinadas con la comercialización y distribución a través de Internet, está sentado las bases para que los prestamistas alternativos puedan quitar un trozo cada vez más grande del mercado de préstamos a los bancos. En los años que han seguido a la crisis financiera mundial también hemos visto cómo las autoridades exigían a los bancos que elevaran sus coeficientes de capital para mejorar su resistencia en caso de futuras crisis sistémicas. Esto se ha conseguido en su mayor parte, pero a expensas de que los bancos cierren el grifo del crédito a los prestatarios de mayor riesgo.
Los prestamistas alternativos invaden el terreno de los bancos
A consecuencia de estos factores, los prestamistas alternativos han estado ocupando el hueco dejado por los bancos en los segmentos de mayor riesgo, desde los préstamos personales y a pequeñas empresas, hasta los créditos para inmuebles terciarios, las hipotecas y los préstamos a estudiantes. Los tipos de interés en mínimos han animado la concesión de créditos a medida que los inversores han ido ascendiendo por la curva de riesgos en busca de rendimientos, y a medida que las entidades de crédito se han ido sintiendo más cómodas con la capacidad de los prestatarios para satisfacer los intereses. Goldman Sachs calcula que en los seis segmentos orientados al consumo que son más prometedores para los prestamistas alternativos, 7,8 billones de dólares (el 20% del mercado) podrían dejar de estar en manos del sector bancario.
Como señala Avinash Persaud, del Peterson Institute: “Probablemente haya habido poca innovación financiera desde que se rubricaron los primeros contratos de futuros sobre cereales en el valle del Indo hace varios miles de años. La mayor parte de lo que se presenta como innovación es simplemente una nueva forma de desarrollar la antiquísima práctica de añadir más deuda y menos pagos iniciales, reservas o capital a los contratos de préstamo tradicionales”. Las tecnologías financieras más prometedoras, como el micromecenazgo, las cadenas de bloques y los nuevos sistemas de pago, no giran en torno a hacer cosas completamente nuevas, sino a hacer las cosas de siempre de forma más eficiente y productiva.
Conclusión
Además, en las finanzas se mantiene vigente la vieja relación entre la accesibilidad del crédito y la seguridad general de los prestamistas, de ahí que algunas de las afirmaciones de los prestamistas alternativos haya que tomarlas con precaución. No hay una fórmula mágica para esquivar la relación entre accesibilidad y calidad del crédito. Si realmente existe, parece poco probable que unas instituciones de crédito con décadas de experiencia a sus espaldas no la hayan descubierto todavía. Una porción del mercado de créditos alternativos probablemente sea un fenómeno cíclico, una respuesta a los bajísimos tipos de interés y, tal vez, a las restricciones temporales que están aplicando los bancos.
Los servicios financieros difieren de otros sectores en el sentido de que el estado desempeña una función esencial y posiblemente dominante. Los actores innovadores tienen que contar con grandes intereses consolidados que poseen un importante poder de influencia en la política. Además, los proyectos como el bitcoin y la tecnología de cadena de bloques que lo hace posible plantean un desafío directo al monopolio del estado sobre el dinero y los pagos. El ciclo actual de la tecnología financiera está generando algunas innovaciones muy buenas (y probablemente duraderas), pero será muy importante llevar a cabo un análisis cuidadoso para identificar las mejores oportunidades a largo plazo, a tenor del entusiasmo que genera esta temática en estos momentos y el carácter incipiente e incierto de muchos proyectos empresariales en el área de las tecnologías financieras.
En este contexto, Aditya Khowala, gestor de Fidelity, afirma que sigue prefiriendo empresas de pagos electrónicos innovadoras como PayPal, “que seguramente van a conseguir buenos resultados gracias a la mayor penetración de los pagos mediante tarjeta de crédito entre los consumidores. Concretamente, me gusta el potencial de crecimiento del negocio de crédito de PayPal llamado Bill Me Later (BML). Es básicamente un servicio que se ofrece a los usuarios en el momento del pago y que les permite pedir prestado dinero a PayPal para sus compras. La empresa gana dinero cobrando al vendedor un tipo de interés estándar sobre el volumen de pagos y después cobrando al usuario de PayPal intereses y comisiones de demora sobre el saldo pendiente”.