Si han repostado últimamente, habrán notado que el precio del petróleo ha iniciado un ciclo alcista. Por ejemplo, durante la semana pasada, el ataque yemení a Emiratos Árabes Unidos y una explosión en una tubería que une el Mar Caspio con zonas de extracción iraquíes fueron los catalizadores del despegue en el precio del petróleo. Sin embargo, según los expertos, hay mucho más detrás del alza de su precio.
En opinión de Norbert Rücker, Head Economics and Next Generation Research del banco privado suizo Julius Baer, el mercado del petróleo parece inmerso en un periodo de nerviosismo, ya que la escasez de almacenamiento y las interrupciones de la oferta alimentan los temores e impulsan el ánimo del mercado.
“Si bien esta situación podría provocar nuevas subidas de precios a corto plazo, vemos que el telón de fondo fundamental está cambiando a largo plazo. El mercado del petróleo parece encontrarse en una fase de transición en la que el crecimiento de la producción supera al de la demanda, ya que la recuperación posterior a la pandemia ha seguido en gran medida su curso. Por lo general, esta transición no ha sido fácil para los precios del petróleo, sobre todo debido a los imprevistos políticos. En la actualidad, la oferta es en gran medida artificial y no estructuralmente escasa”, advierte Rücker.
Para el experto, los ajustados niveles de almacenamiento tras un largo periodo de fuerte recuperación económica y los suministros artificialmente restringidos constituyen la base del nerviosismo actual. Según señala, los precios del petróleo han subido hacia los 90 dólares por barril, a medida que el ánimo del mercado se anima y los temores sobre la oferta aumentan, provocados por los atentados contra las infraestructuras y otros incidentes de los últimos días en Oriente Medio y por una prima de riesgo geopolítico en aumento.
“Esta dinámica podría prolongarse durante las próximas semanas y los precios del petróleo siguen corriendo el riesgo de sufrir nuevos repuntes, con la posibilidad de acercarse a los 100 dólares por barril porque sí. Sin embargo, este nerviosismo tiende a durar semanas y no meses, y los ánimos deberían enfriarse finalmente”, añade Rücker.
Según recuerda Ben Laidler, estratega de mercados globales de la plataforma de inversión en multiactivos eToro, el repunte de las materias primas tiene a la historia de su lado. “Usamos 50 años de datos del Banco Mundial para analizar la magnitud y la duración del punto mínimo al punto máximo del repunte promedio de los precios de las materias primas. Esto respalda nuestra visión fundamental de que las materias primas pueden subir más. La energía y los metales tienden a moverse de la mano. Tienen catalizadores de crecimiento económico similares, a menudo son sustitutos cercanos y la energía es un bien de producción clave para algunos. Esto es menos en el caso de las materias primas agrícolas y los metales preciosos”, explica Laidler.
En el caso del petróleo, Laidler apunta que los datos históricos respaldan esta visión, así como la situación actual, con una fuerte demanda y “un escaso suministro tras una década de inversión insuficiente y las preocupaciones sobre el ESG”, la persistente inflación y la estabilización del dólar. “El índice de materias primas de Bloomberg ha subido un 70% desde su mínimo de hace 27 meses. El repunte de media de las commodities ha sido del 120% durante 30 meses, lo que implica que hay espacio para más subidas. El análisis de siete materias primas principales (ver gráfico inferior) muestra que solo el petróleo ha superado la subida media. Las revalorizaciones normalmente terminan con recesiones, que no están en el horizonte. Vemos precios del petróleo «altos por más tiempo» , incluso a un precio políticamente sensible de 85 dólares el barril. La demanda se está recuperando, la oferta es escasa, la inflación alta y el dólar está en máximos”, matiza.
Sin embargo, Rücker considera que, de cara al futuro, el apoyo fundamental a los precios del petróleo debería desaparecer. “Consideramos que el mercado se encuentra en una fase de transición en la que el almacenamiento pasa de la restricción a la relajación, ya que el crecimiento de la oferta supera al de la demanda. En América del Norte y Europa, la demanda de petróleo ha vuelto a la velocidad de crucero, es decir, se ha estancado. En China, con la reducción de la oferta de carbón y la crisis energética, y con el sector inmobiliario bajo presión, es poco probable que el consumo de petróleo aumente mucho. Mientras tanto, la oferta sigue creciendo paulatinamente, gracias a los buenos niveles de perforación de esquisto y a la actual relajación de las restricciones de producción de las naciones petroleras. Esta transición no suele ser un camino de rosas para el precio del petróleo, sobre todo por un componente político difícil de predecir”, concluye.
Una valoración similar apuntan desde T. Rowe Price al defender que la subida de los precios del petróleo “no es un acontecimiento a largo plazo”. Como explica Shinwoo Kim, gestor de carteras en T. Rowe Price, su convicción sigue siendo un mercado bajista secular para las materias primas, pese a la subida del precio del petróleo.
“Ya hemos visto esta historia antes. Los precios del petróleo y de otras materias primas tienden a dispararse a la baja para desincentivar la producción cuando hay un choque negativo de la demanda y luego repuntan, temporalmente, a niveles artificialmente altos cuando la demanda se recupera para estimular una respuesta de la oferta y reequilibrar el mercado. Incluso en el marco de una recuperación económica mundial, es poco probable que el aumento de los precios del petróleo sea sostenible y, en nuestra opinión, debería empezar a retroceder hacia niveles de ciclo medio en ciclo en algún momento del próximo año”, concluye Kim en su análisis.