Los inversores de renta fija, y que no se atreven a entrar en renta variable, se enfrentan ahora con un problema de rentabilidad, debido a que el recorrido de muchos bonos está casi agotado y han de conformarse con recibir el cupón. Mientras, aquellos que están dispuestos a invertir en bolsa y están convencidos de que es el activo que más retornos puede ofrecer, dudan de que sea buen momento para ello, ante el rally vivido en los últimos meses. ¿Qué hacer en esta situación? Alexandre Drabowicz, especialista de inversiones de Amundi, propone una solución: los bonos convertibles, que ayudan a diversificar en renta fija y a obtener una apreciación ligada a la renta variable.
En una reciente presentación en Madrid, el experto defiendió la diversificación de las carteras a través de este activo, y tanto para los inversores en deuda como en acciones. Así, para los inversores de renta fija, los convertibles aportan un extra de rentabilidad en un momento en el que los yields de los activos de deuda están en mínimos, gracias a su sensibilidad a la renta variable, además de aportar una mayor diversificación (los emisores pueden ser distintos a los de bonos tradicionales) y una duración (o sensibiliad a los tipos de interés) baja –de un año de media y que además desciende según suben los mercados de acciones y también la delta- en un entorno de potenciales alzas de tipos.
Para los inversores de renta variable, ofrecen la ventaja de la convexidad (capacidad de participar en las alzas del mercado pero solo de forma limitada en las caídas, algo que han demostrado a lo largo de la historia y que hace que tengan un buen perfil de rentabilidad-riesgo), un perfil de delta o sensibilidad a bolsa “ideal” -de entorno al 40% a principios de año, de forma que pueden participar en el mercado bursátil sin la inseguridad del timing-, una mayor ratio de Sharpe que las acciones y el suelo que supone el componente del bono.
En resumen, el especialista destaca su capacidad de captar la subida de la renta variable, pero con menor volatilidad, lo que puede animar a incrementar el riesgo en las carteras a los que no se atreven a entrar en acciones, o a aquellos que quieren exposición a bolsa pero, ante las recientes subidas, no están seguros del timing. Ante la importancia de conocer el activo para invertir en él, Amundi ha lanzado programas educativos para los inversores.
El motor de rentabilidad
Ya desde el año pasado, la renta variable empezó a tomar el relevo al crédito como motor de rentabilidad de los bonos convertibles y ésta es una situación que el experto prevé se mantendrá en 2014. En su opinión, aún quedan algunos resquicios de potencial de crédito, sobre todo en la deuda periférica europea pero en la mayoría de bonos se ha acabado.
En cuanto a las valoraciones, considera que el segmento de convertibles con grado de inversión (minoritario en todos los mercados pues la mayoría no tienen rating), así como el de perfil equilibrado y el de mayor sensibilidad a la renta variable, el más interesante actualmente, se encuenta caro. Para gestionar este riesgo de valoraciones, en las carteras de convertibles europeos y globales de Amundi, gestionadas de forma activa, han reemplazado este tipo de bonos convertibles por opciones, con el objetivo de mantener el potencial de revalorizaciónd de la renta variable.
Donde experto ve un claro valor en este activo es el mercado primario, que no solo mejora la liquidez de los convertibles, sino que además ofrece oportunidades de compra muy atractivas (por ejemplo, España ha sido un gran emisor en el último año y medio). Y es muy optimista en el mercado japonés, con 2.000 millones de dólares de nuevas emisiones el año pasado. El experto espera ver nuevas emisiones que incrementen el universo de inversión, actualmente con un valor cercano a los 400.000 millones de dólares, en unos 100.000 millones en 2014, de los que unos 20.000 podrían surgir de Europa, y cree muy positiva la posibilidad de invertir en nuevos emisores, sectores o países. “El mercado europeo de bonos convertibles cuenta actualmente con unos 80.000 millones de euros. En los últimos dos años ha habido más de 40.000 millones de euros de nuevas emisiones, por lo que se ha renovado la mitad de nuestro universo de inversión.
Además de ser positivo con el mercado primario, también señala otro aspecto ventajoso: las cláusulas de protección que permiten a un tenedor de convertibles beneficiarse del incremento de dividendo de un emisor y también de una situación de adquisición por parte de otra entidad gracias a la cláusula “ratchet”, que permite que la empresa compradora compense también al inversor en convertibles, a diferencia de lo que ocurre con el bonista tradicional. Algo positivo en un entorno de subidas de dividendos y de impulso a las actividades de M&A. Como ventaja añadida que mejora la situación de liquidez del activo, ahora dos tercios del mercado están en manos de fondos tradicionales y un tercio en manos de hedge funds, frente a la situación previa a la crisis cuando el 80% del universo estaba en hedge funds apalancados.
En estos fondos, Amundi no incluye cocos (contingentes convertibles) si bien Drabowicz cree que el mercado podría crecer desde los 20.000 millones actuales hasta los 80.000 debido al apetito existente en mercados como el asiático.