Al reflexionar sobre este año que casi ha tocado a su fin, NN Investment Partners cree que es muy posible que muchos tengan la sensación de que 2017 resultó mejor de lo esperado en términos de dinámica social, económica y del mercado. Los temores a que el populismo desgarrase Europa se revelaron infundados y, por otra parte, éste tampoco desencadenó guerras comerciales a escala global.
Es cierto, recuerda la gestora en su análisis de mercado semanal, que hacía más de una década que el crecimiento económico mundial no era tan satisfactorio, repuntando por fin la inversión empresarial y sumándose los mercados emergentes a los desarrollados en la recuperación.
“Estamos convencidos de que el crecimiento global difícilmente flaqueará, ya que desde 2008 no se apoyaba en una base tan amplia. El crecimiento no sólo es generalizado entre todos los sectores, sino también entre los países, lo que seguramente explica por qué el comercio mundial se reactivó tan enérgicamente el pasado año y por qué los mercados emergentes han podido sumarse al proceso. Al unirse el mundo emergente al desarrollado en la recuperación se ha generado un soporte fundamental para sostener el crecimiento”, escriben los expertos de la firma.
Ahora bien, advierte NN IP, en estos últimos 12 meses importó y mucho la moneda de cuenta en la que los inversores expresaran sus resultados. La depreciación del dólar de Estados Unidos, del 8,5% frente a la cesta de monedas de sus principales socios comerciales (y del 11,5% frente al euro), deslució no poco los resultados para aquellos inversores cuya moneda de cuenta no fuese el dólar.
También quedó claro para la gestora que los pronósticos de comienzos de año sobre la evolución de los tipos de cambio tardan poco en revelarse inútiles, ya que la mayoría de los analistas preveían que tanto la política económica de Trump como la normalización de la política de la Fed se traducirían en una apreciación del dólar.
“Todo esto nos enseña que no se puede predecir el futuro, sino solo intentar estimar la probabilidad de posibles resultados mejor que los demás. Y estar preparados para eventos inesperados asegurando la robustez del enfoque de inversión. Por último, hemos de saber adaptarnos. Si el mundo cambia, tenemos que adaptar nuestra forma de invertir. Esto evitará que el daño vaya a más y permitirá aprovechar las oportunidades que vayan surgiendo”.