La regulación internacional, la generación de alpha o la presión de la sociedad son algunos de los factores que están haciendo aumentar el interés por la integración de los criterios ESG en los procesos de inversión. A juicio de la directora global de análisis ESG en Allianz Global Investors, Eugenia Unanyants-Jackson, estamos entrando en un nuevo paradigma porque, a largo plazo, “los negocios no van a poder seguir creciendo a no ser que aborden esos factores”.
Durante un evento en Miami, Unanyants-Jackson destacó la creciente preocupación de la ciudadanía, especialmente de los más jóvenes, por cómo las acciones individuales pueden impactar a la sociedad en su conjunto. Esto, en su opinión, ha impulsado la articulación de normativas a nivel internacional, la mayoría basadas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. “Al mismo tiempo, a nivel empresarial, las externalidades negativas que dañan al medioambiente o tienen un impacto perjudicial en la sociedad vuelven a las firmas en forma de riesgo, pudiendo dañarlas seriamente desde una perspectiva financiera”, agregó.
Históricamente, los criterios ESG han estado vinculados a restricciones, pero, según dijo, su integración no tiene por qué significar un sacrificio de retornos de inversión. En esta línea continuó durante una entrevista posterior con Funds Society, en la que hizo especial hincapié en el “cambio de paradigma” que, en su opinión, atraviesa actualmente el mundo financiero. “Puede que hoy en día el interés de los clientes no sea especialmente fuerte, pero en 4 o 5 años estos problemas serán recurrentes”, apuntó.
A su juicio, la sociedad está transformándose y aquellas empresas que no incorporen esos criterios poco a poco, seguirán creciendo durante un corto periodo de tiempo y, finalmente, fracasarán. “Antes, externalidades negativas como abusar de los recursos medioambientales o no aportar nada a las comunidades y a los empleados quedaban impunes. Pero, en este nuevo mundo, tendrán un coste para los negocios, que tendrán que terminar aceptando la dura verdad”, aseguró.
Aun así, advirtió de que, aunque parezca que los criterios ESG han venido para salvar el planeta, en realidad, son un factor más a tener en cuenta en un proceso de inversión, ya que muchas veces ya han sido valorados en el precio de las acciones y no tienen por qué garantizar que una estrategia obtenga un alto crecimiento.
Allianz GI cuenta actualmente con 22 estrategias que integran criterios ESG, además de las ISR y las de impacto. Ese proceso de integración ESG comenzó en 2016 de la mano de la misma Unanyants-Jackson, quien se incorporó entonces a la gestora. “Nuestro proceso es tan único porque ponemos el énfasis en que cada gestor alcance sus propias conclusiones por sí mismo, con la ayuda de nuestro equipo de análisis, pero por sí mismos”.
Por eso admitió que es el proceso más lento y más difícil que puede hacerse, pero, a fin de cuentas, también el más “reconfortante” y “sostenible”. La idea es que, cuando termine la adaptación, todos los integrantes de la plataforma de inversión “estén tan bien educados en ESG que puedan afrontar esta nueva economía” sin problemas.
Estrategias de impacto y ‘engagement’
En cuanto a las estrategias de impacto de Allianz GI, aclaró que son todas aquellas en las que pueden medir y mostrar el impacto positivo que generan en la sociedad con sus decisiones. Algunos ejemplos son el fondo de energías renovables o el de bonos verdes. Estos últimos “claramente pueden establecer un vínculo entre la inversión que realizan en un proyecto específico y su impacto, medirlo e informar sobre él”, es decir, que la estrategia “abarca toda la cadena: desde la inversión hasta la medición”.
Asimismo, mantienen un equipo de tres personas dedicadas exclusivamente a las estrategias ISR y, actualmente, la gestora está trabajando muy de cerca con fondos centrados en los ODS, diversificados y con un alcance global. “El desafío es que existen pocos negocios que claramente puedas identificar que posean buenos fundamentales, un alto potencial de crecimiento y una cartera exitosa y que contribuyan a los ODS”, admitió a Funds Society.
Consultada por el significado del término “engagement” (compromiso), Unanyants-Jackson señaló que se trata de la interacción con empresas en las que buscan generar un impacto. En ese sentido, aclaró que una reunión de ‘engagement’ va más allá de la mera obtención de información sobre la estrategia de inversión o la política ESG de una empresa. “Vamos con un objetivo específico, que puede ser el de discutir con el presidente de la compañía cómo está planteando su política de gobernanza para asumir responsabilidades ante el consejo y los accionistas”.
También es ‘engagement’ cuando no están conformes con cómo está respondiendo la empresa a los riesgos ambientales y sociales y les piden que los afronten. “No tiene por qué ser una interacción cara a cara: lo importante es que se trate de una cadena de discusión efectiva”, sentenció.