En agosto de 2021, China aprobó una estricta ley de privacidad de datos. Esto fue solo una señal más sobre cómo el Gobierno está intensificando la represión hacia las «grandes tecnologías». ¿Por qué y cómo afecta esto a los inversores internacionales?
Según explican desde Allianz GI, las grandes tecnológicas han pasado de “héroes a la nada”. “Cuando China canceló la salida a bolsa de Ant en noviembre de 2020, en general, se asumió que la explicación oficial sobre los riesgos para la seguridad financiera era solo una cortina de humo para una respuesta más personal a Jack Ma, quien se había vuelto cada vez más vocal en sus críticas al regulador bancario de China. Desde entonces, la represión se ha extendido de manera más amplia y ahora incluye a casi todas las empresas de internet de éxito, a la empresa de transporte Didi Chuxing y, por supuesto, al sector de la educación privada”, explica Anthony Wong, gestor de cartera, Allianz Global Investors.
Según la gestora, el objetivo de China de transformar su economía explica esta situación. “Lo que ha cambiado es que, en lugar de considerar a internet y otros sectores de la nueva economía como campeones nacionales de la innovación, los responsables políticos ven cada vez más a las grandes tecnologías como una fuente de problemas sociales y la raíz de muchos riesgos financieros y de seguridad”, apunta William Russell, Global Head of Product Specialists Equity de Allianz GI.
Para comprender este contexto, argumenta que es necesario “ver la situación a través de la lente del gobierno chino”. Esto significa tener en cuenta que los responsables políticos quieren animar a los mercados de capitales a invertir menos en servicios de consumo por internet y más en la fabricación de alta tecnología; lo que se refleja en una política centrada en la autosuficiencia, las mejoras industriales y la neutralidad del carbono. En segundo lugar, la gestora recuerda que China está inmersa en un esfuerzo continuo por reducir la dependencia de las economías occidentales, especialmente de Estados Unidos.
¿Qué supone para el inversor?
Según el análisis que hacen estos dos expertos de Allianz GI, China no está haciendo nada que otros países, como Estados Unidos o la Unión Europea, no hayan hecho ya. “Los inversores también pueden encontrar cierta tranquilidad en el hecho de que China no es el primer país que intenta frenar a las grandes empresas tecnológicas. Los reguladores de EE.UU. y la UE también han prestado atención a aspectos como el tamaño de los gigantes tecnológicos, las supuestas prácticas anticompetitivas, el control de los datos de los consumidores, etc. La gran diferencia es que el sistema político y de gobernanza de China le permite actuar con mayor rapidez”, añade Russell.
En su opinión, las medidas reguladoras de China contra las “grandes tecnologías” no alteran sus objetivos estratégicos. “Aunque es inquietante para los inversores internacionales, no creemos que esta corrección suponga un cambio de juego que signifique que los inversores deban reconsiderar su visión de China. El reciente bombardeo regulatorio es una reacción a problemas sociales emergentes como la baja tasa de natalidad, la desigualdad social, la creciente influencia de las de las grandes tecnologías durante la pandemia, y las continuas tensiones con Estados Unidos. Pero, en nuestra opinión, no compromete la intención del país de abrirse a la inversión a la inversión extranjera, lo que será fundamental para su ambición por seguir creciendo”, señala Russell.
Una tesis que también apoya su compañero Wong: “En términos generales, esperamos que la tormenta regulatoria se amaine y, a medida que el impacto económico se vuelva más claro para cada empresa, es probable que a su debido tiempo haya algunas oportunidades de inversión interesantes. En última instancia, en nuestra opinión, muchas compañías que se encuentran actualmente en la mira podrían seguir creciendo a largo plazo”.