A medida que se extiende el coronavirus, el miedo a la incertidumbre se ha apoderado de los mercados financieros. Según explican desde Allianz GI, las caídas han sido especialmente pronunciadas en el caso del petróleo y la renta variable, y los inversores han buscado refugio en activos percibidos como seguros, tales como el oro, la liquidez, en particular el dólar, y la deuda pública de mercados desarrollados, sobre todo los bonos estadounidenses del Tesoro.
En este sentido, la gestora se plantea si el movimiento es el correcto. “Hace falta ser cauto, pero los inversores tienen que pensar con calma antes de pulsar el botón del pánico”, recuerdan. Andreas Fruschki, responsable de inversión temática de Allianz Global Investors, reconoce que hay motivos para estar “preocupados” por la marcha de la economía, pero eso no justifica caer en el pánico. “La economía mundial se encontraba ya en una fase tardía del ciclo, con la expectativa de una desaceleración en 2020, pero ahora el impacto del COVID-19 más la caída del precio del petróleo podrían desencadenar una recesión”, apunta en su último informe sobre el entorno de mercado.
En este sentido, no quiere mostrarse alarmista, pero sí reconocer que una recesión podría ser posible. La economía global ya estaba en la fase final del ciclo económico, ya se enfrentaba a márgenes corporativos récord y a niveles récord de deuda: el apalancamiento del sector privado es particularmente alto en China y en los Estados Unidos.
Como respuesta, la gestora espera que sigamos viendo medidas de emergencia por parte de los bancos centrales, que podrían facilitar la liquidez de manera ilimitada a los mercados y a las economías. “A medida que cae el precio del petróleo, las acciones de las compañías energéticas y los emisores de bonos de alto rendimiento (high yield) podrían sufrir, pero esperamos que los más fuertes puedan sobrevivir y prosperar a pesar de las dificultades actuales”, añade Fruschki.
El mensaje para los inversores
Y también como respuesta, pero del inversor, los expertos de la gestora detectan una clara aversión al riesgo que podría mantenerse durante algún tiempo. Según señala Fruschki, “si esto ocurre, habría que centrarse en invertir en compañías de calidad, poco endeudadas, con flujos de caja estables y buena rentabilidad por dividendo”.
Frente a este escenario, el experto de Allianz GI plantea tres implicaciones y recomendaciones muy claras para el inversor:
- Los precios bajos del petróleo probablemente cambiarán. A medida que el precio del petróleo cae, no solo la renta variable del sector energético, sino también los emisores de alto rendimiento (high-yield) sufrirán. “El esquisto de estados unidos puede ser la mayor víctima por ahora, pero esperamos que el más fuerte sobreviva y eventualmente prospere con este reinicio. Se espera que la demanda de petróleo de China se acelere, una vez que su economía vuelva a funcionar”, explica Fruschki.
- Buscar calidad en medio de la confusión. A corto plazo, consideran que los inversores deberían buscar empresas de calidad con bajo apalancamiento, flujos de efectivo estables y buena rentabilidad por dividendo, puesto que serán las partes más vulnerables del mercado las que sufrirán más.
- Los movimientos de risk-on/risk-off continuarán. Fruschki ha observado que el COVID-19 está impulsando a muchos grandes inversores a tomar beneficios, cubrirse masivamente e invertir con un sesgo defensivo en lugar de buscar valor y rentabilidad. “A medida que los ETFs y otras inversiones indexadas se enfrenten a grandes reembolsos, se verán obligados a liquidar algunas participaciones. Estas presiones podrían llevar a la fijación de precios erróneos que disminuyen la confianza de todos los inversores. Pero ya hemos visto grandes giros de risk-off seguidos de grandes movimientos de risk-on, aunque no esperamos que los mercados, en general, se enamoren de los activos de riesgo en el corto plazo”, concluye Fruschki.