Las empresas tecnológicas son las protagonistas de la bolsa norteamericana y de muchas de las carteras de renta variable global. La tecnología y la digitalización se han convertido en una tendencia disruptiva en la que los inversores creen que es fundamental estar invertido, pero ¿qué hace tambalear sus acciones?
Para BNY Mellon, muchas de estas empresas tecnológicas no deben confiarse sobre su capacidad de crecer y menos aún confiarse, sobre todo en aspectos relacionados con la seguridad. Muestra de ello ha sido el escándalo sobre el robo de datos en Facebook de la semana pasada, las especulaciones sobre una posible burbuja tecnológica o las altas valoraciones de algunas compañías.
“La corrección que han sufrido recientemente algunos de los valores más grandes del sector tecnológico puede atribuirse a diversos factores. Los temores, justificados, sobre el uso de los datos han tenido una gran repercusión pero no olvidemos que existen otras cuestiones que han ido ganando relevancia gradualmente. En los últimos dos años, los datos de los usuarios se han visto comprometidos en varias ocasiones, la monetización de la publicidad digital se ha puesto en cuestión y la venta de dispositivos se ha ralentizado en el mundo desarrollado. Por último, conviene recordar que, tras empezar el año con mucha fuerza después varios años de rentabilidades superiores, el consenso estaba sobreponderado en el sector tecnológico, lo que ha saturado la demanda”, advierte Paul Markham, gestor de renta variable global, Newton, parte de BNY Mellon.
En opinión de BlackRock, estos valores están en el punto de mira. Según afirma Richard Turnill, director mundial de estrategia de inversión en BlackRock, “los valores tecnológicos mundiales, estrellas del mercado alcista posterior a la crisis, han registrado turbulencias en las últimas semanas. Las preocupaciones sobre las tensiones comerciales y el control reglamentario han mermado la confianza. En nuestra opinión, la reciente debilidad refleja el aumento de los riesgos, pero no el inicio de una crisis del sector tecnológico. La solidez de los fundamentales apuntalan nuestra preferencia por el sector”.
Justamente, el control sobre los datos y la seguridad que ofrece a sus usuarios plataformas como Facebook han quedado en entredicho hace pocas semanas; además de haberle pasado factura a su valoración. El ejemplo más claro son las conocidas como FANG –Facebook, Amazon, Netflix y Google–, cuyas acciones cayeron notablemente después de un fuerte comienzo de año; perdiendo un 11% de promedio durante los últimos 11 días de negociación en marzo, según Bloomberg.
“Las acciones de tecnología que impulsaron el último mercado alcista han visto cómo se desplomaban los precios de sus acciones debido a una avalancha de malos titulares, que al final les ha pasado factura. En medio de tantas preocupaciones sobre la privacidad, su gobernanza y rentabilidad, es probable que vean cómo aumenta la regulación y los impuestos sobre sus espaldas”, afirma Neil Dwane, estratega global de Allianz GI.
En opinión de Dwane, “sin duda, los modelos comerciales tipo FANG pueden ser demasiado populares para no durar, pero han empezado a ver su cuota de confianza dañada. Todas las empresas forman parte de las estructuras sociales y éticas de sus sociedades, y la búsqueda de ganancias es solo un objetivo”.
En el caso de Facebook, en opinión de Jacques-Aurélien Marcireau, gestor del fondo EdR Fund Big Data en Edmond de Rothschild AM, el verdadero reto está en “contrarrestar la desaceleración natural de su negocio monetizando WhatsApp, sabiendo que la empresa está ahora en el radar del regulador y de la opinión pública, más atenta sobre cómo se utilizarán los datos. Si la empresa tiene éxito en este reto, seguirá registrando un sólido crecimiento. De lo contrario, será la primera compañía en salir del acrónimo GAFA (Google, Amazon, Facebook y Apple) que es casi invencible”.