Las empresas de adquisición con fines especiales, más conocidas como SPAC, volvieron a aparecer en la escena financiera en 2020 convirtiéndose en una de las opciones más atractivas en las bolsas de todo el mundo. Según los datos de Refinitiv, el año pasado estas operaciones recaudaron 23.900 millones de dólares a nivel mundial (19.808 millones de euros), un 70% más que en 2019. De este importe, 23.600 millones de dólares se captaron solo en Estados Unidos.
Los expertos explican que las SPAC son compañías instrumentales que se crean con el propósito de reunir el capital suficiente para hacer una fusión o adquisiciones con menores costes y más opciones de compras. “Desde el punto de vista del inversor, una SPAC permite el acceso a operaciones de tipo capital riesgo o compra apalancada, que normalmente suelen estar fuera del alcance de inversores particulares. Desde la perspectiva de la compañía adquirida, las SPAC ayudan a incrementar su valor o le dan la posibilidad de cotizar en bolsa de forma muy barata y rápida, ya que la SPAC adquiriente ya estaría cotizando y sería sustituida por la empresa adquirida”, señalan desde Bankia.
En la práctica, los fundadores de una SPAC suelen asumir los gastos de constitución, se comprometen a aportar un porcentaje inferior al 10% del tamaño de la salida a bolsa y forman un consejo. A continuación, la SPAC se registra como sociedad en una jurisdicción, se designan a terceros (incluidos los auditores) y se remite un folleto a la autoridad reguladora para que se apruebe. El fundador transfiere el capital inicial a una cuenta fiduciaria antes de la fecha de la OPV. En esta fase, el equipo de gestión de la SPAC busca inversores iniciales que se comprometan a formar parte del libro de órdenes para la salida a bolsa. En la fecha de la OPV, el banco colocador coordina la cotización de la SPAC en una o varias bolsas. A cambio de su capital, los inversores obtienen una participación, que incluye una acción y una fracción de un warrant que puede ejercerse tras una adquisición. Por lo general, los fundadores obtienen acciones especiales pre-OPV de la SPAC (una participación de en torno al 20%), que también salen a bolsa el día de la OPV.
En este sentido Samy Dwek, fundador y CEO de Family Office Doctor y White Knight Consulting, explica: “La oferta pública inicial (OPI) suelen tardar entre 6 y 18 meses desde que se decide salir a bolsa hasta que logra estar cotizando. Implica considerables costes, trámites legales y la aprobación de la SEC y de otros organismos reguladores. El uso de una SPAC evita gran parte de todo este proceso y de los costes, además de reducir los plazos. La empresa que cotiza en bolsa evita el escrutinio de los analistas, lo que algunas empresas consideran una ventaja añadida. Por último, la empresa que cotiza en bolsa puede evitar los bloqueos que sus homólogas tendrían que soportar si se decantaran por una OPI”.
Vuelven a la esfera de la inversión
Durante los últimos doce meses, invertir a través de este tipo de operaciones se ha convertido en una auténtica tendencia. El último informe de Bain & Company sobre private equity señala que esta tendencia irá en aumento en 2021, ya que los retornos que ofrecen las SPAC parece estar mejorando en conjunto, pero el documento advierte de que el desempeño individual de estas empresas sigue siendo muy variable y disperso.
Según el documento de la consultora, las SPAC están demostrando ser una forma más rápida y segura de hacer pública una empresa. “Sin embargo, los aspectos económicos benefician en gran medida al patrocinador y a los inversores que redimen la oferta pública inicial (OPI), mientras que diluyen significativamente a los accionistas públicos que no redimen”, matiza en sus conclusiones.
Habiendo desaparecido después de la crisis financiera mundial, las SPAC encontraron una nueva vida hace unos años y han “vuelto a explotar” en la escena financiera en 2020, recaudando 83.000 millones de dólares en capital fresco. “Las SPAC no son un nuevo vehículo u oportunidad de inversión. Han existido durante cerca de 30 años y han cambiado su nombre a lo largo del tiempo. Se han conocido como inversión en hucha, inversión en caja fuerte, empresas de cheques en blanco y, finalmente, SPAC. Básicamente, son fondos ciegos de dinero recaudados por un patrocinador con el deseo expreso de encontrar objetivos de adquisición y llevarlos a la OPI. Las recientes SPAC tienen un plazo de dos años para encontrar un objetivo de adquisición, o el dinero se devuelve a los inversores. Si el patrocinador no encuentra un objetivo, la desventaja para el inversor es la pérdida de interés y haber perdido la oportunidad de invertir su capital en otro lugar”, recuerda Dwek.
A futuro, según Bain & Company, podrían desempeñar un papel significativo a largo plazo en los mercados de capitales a medida que las empresas buscan alternativas a las OPI tradicionales. Pero es probable que las estructuras de SPAC evolucionen para que sus patrocinadores estén más expuestos al desempeño de la empresa a largo plazo, tanto a través del capital en riesgo inicial como de los acuerdos de compra a plazo.
“En el entorno actual, cualquier objetivo probable con un perfil de empresa pública tiene patrocinadores de SPAC haciendo cola en la puerta. Los jugadores ganadores que busquen un éxito a largo plazo y repetible deberán equilibrar su esfuerzo en tres trabajos igualmente importantes: encontrar el trato adecuado a tiempo, fortalecer las capacidades de debida diligencia para analizar y examinar sus objetivos de mayor potencial, e impulsar el rendimiento a través de la experiencia en gestión, redes de talentos y planificación de creación de valor de clase mundial”, explica Brian Kmet, socio de Bain & Company.
Posibles riesgos
En opinión de Dwek, el mayor problema que plantean las SPAC a la hora de invertir es que hay grandes bolsas de dinero que “persiguen” a los patrocinadores, lo que puede hacer que se precipiten a la ahora de invertir al verse muy presionados. “El mayor riesgo es el fear of missing out. Es decir, la gente oye las historias de éxito de Nikola, NIO, Virgin Galactic y DraftKings y no quiere quedarse atrás. Y sí, si eras un inversor inicial, es muy probable que hayas obtenido beneficios, pero para el resto de inversores es una bolsa mixta dependiendo de si estabas o no con un patrocinador de alta calidad”, afirma y aconseja a los inversores ser muy selectivos si deciden invertir en una SPAC.
Por último, los analistas del sector se plantean si el gran crecimiento experimentado no traerá una corrección, en línea con lo ocurrido a finales de febrero. Un análisis en detalle muestra que las rentabilidades se han revelado sumamente dispersas en el universo de las SPAC, dependiendo de la fase del ciclo de vida, la solidez de sus estructuras, la calidad de los equipos directivos, el efectivo disponible antes de la fusión y, en el caso de las SPAC que ya han anunciado un acuerdo, el atractivo de la compañía con la que se fusionarán.