El cierre de la economía por el COVID-19 ha llevado a una cantidad inédita de empresas estadounidenses a suspender las previsiones de beneficios. Según AllianceBernstein, los inversores en renta variable deberían centrar la investigación de los fundamentales en una gama más amplia de resultados, en lugar de realizar estimaciones extremadamente precisas a corto plazo, especialmente durante un período de mayor incertidumbre como el actual.
En un artículo publicado en su página web, la gestora advierte de que las empresas están retirando sus previsiones a escala masiva a medida que avanza la temporada de resultados del primer trimestre. A 29 de abril, 141 compañías estadounidenses con una capitalización de mercado superior a los 2.000 millones de dólares habían suspendido sus pronósticos, muchas más de lo que se vio en los peores momentos de la crisis financiera mundial. “La visibilidad de las condiciones para hacer negocios nunca ha sido más difusa en todos los sectores e industrias”, señala.
Esto, a su juicio, genera un problema para muchos participantes del mercado. Es habitual que los inversores basen sus previsiones de beneficios en la orientación empresarial, lo que tiende a anclar su horizonte de evaluación en períodos de tiempo más cortos. “Aunque los inversores hablan a menudo de centrarse en el largo plazo, los modelos de expectativas de beneficios suelen estar calibrados para el siguiente trimestre del año fiscal en curso”, apunta.
Estos modelos se esfuerzan en ser más precisos, llegando a alcanzar un nivel de detalle increíble. AllianceBernstein cree que el motivo puede ser que, dada la regularidad de las ganancias trimestrales, las proyecciones con bucles tan cortos de retroalimentación pueden proporcionar una sensación de control y precisión del resultado de la inversión. Su investigación refleja que el 70% de las compañías de EE.UU. han superado las expectativas trimestrales en promedio desde el segundo trimestre de 2013. Las empresas con visibilidad en sus operaciones a corto plazo alimentan la previsibilidad de las expectativas de venta y compra, añade.
Las proyecciones a corto plazo se han hecho añicos
Bajo su punto de vista, hoy en día, la pretensión de precisión ha desaparecido. La consistencia de las ganancias suele romperse en las recesiones, y el choque exógeno del coronavirus ha destrozado cualquier intento de predecir el futuro cercano. “Dado que el alcance de las retiradas es tan amplio, prevemos una dispersión de las previsiones de beneficios aún mayor de la que ya hemos presenciado”, afirma.
La gestora considera que, aunque hubiera más certezas, confiar en mediciones a corto plazo como el beneficio por acción (BPA) del próximo trimestre proporciona una falsa seguridad. De hecho, medir el potencial de beneficios de una empresa con una sola estimación puntual es, en su opinión, “arbitrario”.
Repensar los enfoques de las previsiones
Según AllianceBernstein, este momento caótico ofrece una buena oportunidad para dar un paso atrás y reevaluar la eficacia de pronosticar el BPA y de valorar las acciones en función de la ratio precio-beneficio (PER). “Incluso si pudiéramos pronosticar el BPA del S&P 500 para 2020, cualquier inversor razonable argumentaría que los beneficios de este año no son representativos del potencial del mercado a largo plazo y deberían normalizarse. En otras palabras, la exactitud de las estimaciones no prueba su validez”, asevera.
A su juicio, nadie puede saber si el 2021 será normal. “Sin embargo, desplazar el horizonte de previsión varios años reduce la variabilidad y el ruido a corto plazo; y ancla la percepción del valor de un negocio a su éxito fundamental a largo plazo”. Por eso considera más apropiado evaluar el potencial de beneficios de una empresa a 10 años.
Precisamente imprecisos
Para la gestora, este enfoque plantea otras incertidumbres, ya que los inversores a largo plazo no deberían pretender ser precisos. “Dadas las incógnitas inherentes a un horizonte tan lejano, creemos que deben explorarse varios caminos probables de crecimiento de activos y de rentabilidad para respaldar las estimaciones de las valoraciones, tanto en los buenos como en los malos momentos”, apunta. Esto no significa que los inversores deban ignorar el rendimiento operativo actual y los desafíos, pero quiere decir que no necesitan predecir con precisión los resultados a corto plazo para mantener una tesis fundamental y la confianza.
“Al mirar más allá, los inversores ganan flexibilidad para actuar de forma diferente en medio de una gran incertidumbre”, destaca. Una mayor dispersión en el BPA está destinada a crear una mayor volatilidad, especialmente cuando muchas empresas están suspendiendo las previsiones u ofreciendo proyecciones de validez cuestionable.
“Cuando los inversores con mentalidad a corto plazo entran en pánico y corren hacia los botes salvavidas, los inversores activos a largo plazo pueden intervenir, como compradores de valores atractivos con potencial de rendimiento arraigados en negocios reales en lugar de expectativas espurias”, sentencia AllianceBernstein.
En este contexto, la gestora recomienda su AB American Growth Portfolio, que busca obtener un crecimiento del capital a largo plazo invirtiendo, sobre todo, en acciones de empresas estadounidenses de alta capitalización y gran calidad. Estas son seleccionadas cuidadosamente por el equipo de gestión según su potencial de crecimiento. “Nuestro enfoque en las ventajas competitivas, los modelos de negocio transparentes, los retornos económicos atractivos y la sólida generación de flujos de caja guía la cartera hacia empresas que dependen menos del impacto del mercado a corto plazo y que son más capaces de generar crecimiento sostenible a largo plazo”, asegura.