Los crecientes temores por el coronavirus han afectado a las acciones chinas, asegura AllianceBernstein. Si bien los mercados permanecerán inestables hasta que el país asiático consiga controlar el brote, los inversores en renta variable deberían volver a examinar las lecciones aprendidas con epidemias anteriores y considerar los posibles efectos a largo plazo de la crisis actual.
A medida que aumentaron el número de muertos y los infectados a nivel mundial, se intensificó la reacción de los inversores ante el coronavirus. El índice MSCI China A Onshore cayó un 9,2% en dólares el 3 de febrero, y se recuperó un 3,1% al día siguiente.
“Los inversores temen que el bloqueo de millones de personas pueda infligir un gran golpe a la economía china que también afectaría al crecimiento mundial”, advierten en un artículo John Lin y Stuart Rae, gestor de renta variable china y CIO de renta variable ‘value’ en Asia Pacífico, respectivamente, de AllianceBernstein.
Los repuntes suelen ser rápidos
Estas preocupaciones son comprensibles, pero, según la gestora, en episodios previos similares, las correcciones del mercado fueron “relativamente breves y comparativamente superficiales”. Por ejemplo, durante la epidemia del SRAS en 2003, el índice de Hang Seng cayó alrededor del 7,7% del 5 de marzo al 25 de abril, cuando las infecciones estaban aumentando, pero se recuperó rápidamente cuando la situación mejoró.
En las anteriores epidemias y pandemias se han observado patrones de mercado similares. En todos los casos, se pasó del pánico inicial a la búsqueda de gangas cuando los inversores ganaron confianza de que la enfermedad estaba bajo control.
“Por ahora, no hay tal certeza sobre el coronavirus. Como resultado, la volatilidad que hemos visto probablemente persistirá hasta que se reciban buenas noticias tangibles”, señala AllianceBernstein. A su juicio, los inversores también deben recordar que la vuelta del pánico a un momentum positivo puede ser rápida, especialmente en los mercados de China, que están dominados por inversores minoristas.
Efectos en la producción y el consumo
Incluso sin una claridad sobre el virus, se pueden evaluar los posibles efectos macroeconómicos. Según la gestora, los esfuerzos por detener la propagación confinando a la gente en sus casas e imponiendo una cuarentena en ciudades enteras tendrán un impacto real en la economía, a través de la producción y el consumo.
“En las últimas dos décadas, China se ha convertido en la fábrica del mundo, suministrando bienes y materias primas a muchas industrias. Los cierres de fábricas probablemente resulten en diversos grados de interrupción del suministro”, advierte. Wuhan, el epicentro del coronavirus, es un centro de fabricación de equipos de telecomunicaciones, desde cables de fibra óptica hasta placas de circuitos impresos (PCB). La producción de esos componentes puede verse afectada, lo que tendría consecuencias para las cadenas de suministro de tecnología, tanto en China como a nivel mundial.
Wuhan es también sede de grandes empresas industriales, incluyendo uno de los mayores fabricantes de automóviles de China. “En esas compañías, la producción se reducirá sin duda hasta que el brote esté bajo control y las fábricas puedan reanudar sus operaciones normales”, asegura AllianceBernstein.
A su juicio, la caída del consumo perjudicará a los minoristas, pero las empresas de comercio electrónico pueden capear bien el temporal, ya que los consumidores desplazan la demanda hacia los vendedores minoristas online. Algunos de los servicios de entrega de alimentos online de China ya han informado de un aumento del uso, ya que los compradores se mantienen alejados de las tiendas. “Los inversores tendrán que vigilar la forma en que las distintas industrias se verán afectadas por las repercusiones de la crisis del coronavirus”, advierte.
¿Cambios a largo plazo?
Durante un ciclo interminable de noticias dramáticas en desarrollo, es difícil pensar más allá de la crisis inmediata. Sin embargo, AllianceBernstein cree que los eventos actuales podrían desencadenar cambios estructurales a largo plazo que afectarán a las empresas e industrias. “La epidemia de SARS de 2003 probablemente ayudó a impulsar la adopción del comercio electrónico en China y en Asia en general”.
¿Qué podría pasar después del coronavirus? “Estamos en medio del mayor experimento de trabajo desde casa en China y millones de estudiantes chinos están siendo forzados a estudiar online mientras las escuelas cierran por largos periodos”, señala. Para la gestora, estas experiencias podrían desencadenar “cambios fundamentales” en la forma de trabajar y de impartir clase.
Si esto sucede, ¿podríamos ver una década de crecimiento en la adopción de productos de trabajo y aprendizaje a distancia? ¿Cómo cambiaría la infraestructura de las redes de comunicaciones y los centros de datos para afrontar una mayor demanda? “Son preguntas difíciles de considerar ahora, pero, cuando el peligro inmediato disminuya, se volverán más relevantes para los inversores”.
Mientras la situación del coronavirus siga sin resolverse, AllianceBernstein considera que los inversores en China deberían reducir la exposición a las empresas directamente afectadas. Asimismo, basándose en la experiencia, “una cartera china debería posicionarse a largo plazo y prepararse para la posibilidad de una fuerte recuperación cuando se resuelva la crisis”.