Actualmente en el mercado domina el ruido: elecciones en distintos países europeos, con desafíos como el de Cataluña, próximas subidas de tipos en EE.UU., crisis en los mercados chinos… Pero Ton Wijsman, gestor senior de renta variable de AB (AlllianceBernstein), tiene muy claro que ese ruido no tiene cabida a la hora de gestionar sus vehículos de renta variable concentrados, dos estrategias que invierten de forma global y en el mercado estadounidense -Concentrated Global Equity y Concentrated US-, respectivamente, pero que comparten la misma filosofía y estilo de gestión. “Puedes ser víctima de la volatilidad pero también puede ser tu amiga”, explica en una entrevista con Funds Society aprovechando una reciente visita a Madrid.
Y por eso cree que es buen momento para invertir incluso en periodos inciertos como el actual. “Somos inversores de largo plazo y nos gusta la magia del “compounding”. Si haces surf no debes estar en la playa sino en el agua para coger la próxima ola”, dice, explicando que normalmente tienen sus carteras totalmente invertidas incluso en periodos más volatiles, aunque en algunos escenarios tienen algo más de liquidez (ahora entre un 3% y un 5%).
Más difícil que en el pasado y más difícil en Europa
“Somos inversores, no traders y creemos en un estilo consistente de largo plazo basado en invertir en compañías con un crecimiento de beneficios de entre el 10% y el 20% en los próximos cinco años, y que sean firmas de calidad”, explica; una estrategia que les ha permitido batir a los mercados en los años bajistas en un 11% anualizado y, de forma general, en todos los mercados desde que comenzó la estrategia en EE.UU. en 1975, en un 4% anual –la estrategia luxemburguesa es más reciente-. ¿La clave? Crear unas carteras muy concentradas (con unos 20 nombres en el fondo de bolsa estadouniense y 30 en el de bolsa global), que solo invierten en las mejores compañías, firmas con un componente cíclico muy bajo y que protegen en escenarios adversos, ya que ofrecen servicios o productos únicos, son líderes en sus mercados, y cuentan con exposición global y poder de fijación de precios, saneados balances capaces de generar caja y con poca o nula deuda.
Unos criterios muy estrictos que muy pocos cumplen, y que obliga a excluir a industrias como bancos, aseguradoras, petroleras o firmas de materias primas, ya que es difícil predecir los precios del crudo y también los beneficios de los bancos. “Queremos firmas que podamos entender y en industrias que, a pesar de las duras condiciones económicas y en entornos de bajo crecimiento, seguirán produciendo y creciendo a doble dígito de forma sólida”, explica, y que encuentra, eso sí, con más dificultades que en el pasado, y en sectores como la salud, la alimentación o las tecnologías.
Y también con más dificultades en Europa que en EE.UU., ante la estructura de su mercado bursátil (compuesto en Europa sobre todo por bancos, firmas de telecomunicaciones,… frente a grandes firmas globales como Apple al otro lado del Atlántico) y ante factores en EE.UU. –la buena formación en sus universidades, el carácter emprendedor y el acceso a financiación a través del venture capital- que facilitan la gestación de ese tipo de empresas y son un buen caldo de cultivo para la innovación. Con todo, señala algunos nombres en Europa como Prudential, Fresenius o el fabricante de insulina danés Novo Nordisk.
En general, aunque las compañías de crecimiento (capaces de ofrecer un alza en sus beneficios de entre el 10% y el 20% durante cinco años) y de calidad escasean, quien pueda encontrarlas se beneficiará incluso en un entorno de bajo crecimiento, defienden desde la gestora. “Queremos encontrar la nueva Apple”, dice Wijsman.
Descorrelación y beneficiarse de la Fed
Una vez encontradas esas empresas (unas 100 globales y 50 en EE.UU.), se decide la composición de la cartera a través de unos modelos de valoración que señalan aquellos valores que ofrecen mayores descuentos, mejor precio y, por tanto, mayor potencial. Por eso insiste en que, en periodos de volatilidad que castigan con más fuerza a unos valores que otros, suelen ser activos y cambiar el peso o la composición de su cartera en función de donde vean más atractivo, teniendo en cuenta que todas esas compañías seleccionadas tienen mucha calidad. “Nunca hemos tenido un evento como el de Volkswagen en las carteras, pero un fraude es difícil de evitar”, indica. Y también asegura que las carteras están diversificadas porque la correlación entre las compañías es baja, lo que asegura un buen equilibrio.
Es más, cree que podrán beneficiarse de potenciales subidas de tipos en EE.UU., a través de firmas como el broker Charles Swab. En general, considera que los altos tipos no suelen ser buenos para la economía, pero aboga por un escenario con tipos aún bajos, pero un poco por encima de los actuales, que darían mejor señal sobre la salud económica y contribuirían a añadir claridad y restar incertidumbre, algo clave que debe hacer la Fed. Y apuesta por una leve subida ya este año.
Las tendencias de crecimiento
En la cartera, el gestor juega tendencias con un gran futuro como el Internet de las cosas (“la innovación está aquí para quedarse y la obsesión por hacer las cosas más pequeñas”, dice), con nombres como la firma de conectores eléctricos Amphenol o el fabricante de softwares de simulación Ansys; también el auge del pago con tarjeta, pues el 80% de las transacciones mundiales aún se hacen en cash, lo que deja un gran margen de crecimiento a firmas como MasterCard; el envejecimiento de la población; o el auge del turismo internacional, ante el acceso a la clase media de grandes cantidades de población en países como China o India, lo que también beneficia a firmas como MasterCard o Priceline.com (firma de reservas por Internet). Entre el universo de candidatos también está la española Inditex, aunque aún no en cartera.
¿Hay alternativa?
Aunque es consciente de que hay dificultades por delante, derivadas por ejemplo de la exposición global y a emergentes de algunos de esos nombres, cree que “invertir es una cuestión de tomar decisiones y seleccionar alternativas, las mejores alternativas”, que en su opinión están ahora en la renta variable y, en concreto, en firmas con buena gestión, de calidad y capaces de aumentar sus beneficios incluso en situaciones difíciles.
Tonn Wijsman es gestor de estrategias concentradas en renta variable global y estadounidense. Se unió a AB en diciembre de 2013 cuando la gestora adquirió W.P. Stewart Asset Management, firma en la que trabajó desde febrero de 1997 y que mantuvo su equipo y filosofía de gestión tras la operación.