El optimismo en la renta variable europea está creciendo. Un reciente sondeo de Merrill Lynch reveló que el 63% de los encuestados espera sobreponderar Europa en sus carteras este año, frente a tan sólo el 18% de hace un mes.
Varios factores han contribuido a impulsar las bolsas europeas este año. Los datos económicos han mejorado, el BCE ha puesto en marcha la compra de deuda soberana a través de su programa de expansión cuantitativa contribuyendo a debilitar el euro, y los flujos de capital hacia las bolsas europeas han sido fuertes. Se estima que hasta 40.000 millones de euros fluyeron hacia la renta variable europea en el primer trimestre de 2015.
Es probable que gran parte de estos flujos ha llegado de forma bastante indiscriminada, como de costumbre, utilizando instrumentos pasivos, cree Dan Ison, senior portfolio manager de Columbia Threadneedle Investments. “Esto representa un peligro para los mercados si, como se ha visto en el 2014, las expectativas de que el crecimiento y las ganancias mejoren no se cumplen en última instancia. Por tanto, creemos que es muy importante que se utilice la gestión activa para obtener exposición a la renta variable europea”, explica.
Por otra parte, un enfoque activo siempre permite a los inversores ser selectivos y buscar la manera de beneficiarse del QE y de la debilidad del euro, sobre todo si se gana en dólares. “En nuestras carteras hemos estado favoreciendo los sectores scomo el aeroespacial, fabricantes de equipamiento original para automóviles y en los fabricantes de productos farmacéuticos. Todos ellos se han beneficiado del viento a favor del mercado de divisas”, dice el experto de Threadneedle.
Valoraciones atractivas en la renta variable
Sin embargo, mientras que los fuertes movimientos en los mercados en lo que va del año sugieren que gran parte de la subida ya está descontada, las valoraciones bursátiles europeas no dejan de ser atractivas, sobre todo cuando se comparan con los activos de renta fija o los activos monetarios, dice Ison.
Las bolsas europeas aún tienen una rentabilidad de más del 3%, comparado con las tasas cero o negativas que arrojan algunas inversiones, como la deuda pública a corto plazo. Además, estima el portfolio manager de la firma británica, deberíamos comenzar a ver como mejoran los datos de crecimiento nominal en las economías de Europa y el mayor apalancamiento operativo debería conducir a beneficios empresariales en las compañías europeas mucho más altos en los próximos años, en un contexto en el que otras regiones del mundo los ingresos son estables o incluso decrecientes.
“El principal riesgo para nuestras perspectivas positivas (aparte de la posibilidad de un aumento de los tipos de interés en Estados Unidos y Reino Unido) es la recuperación de los precios de la energía, que presionaría al alza la inflación europea. Esto justificaría que se empezara a retirar el QE en Europa, provocando un aumento de la rentabilidad de los bonos europeos y una caída de los precios de las acciones, pero ese resultado no parece probable en el corto plazo”, concluye.