A finales de junio, la emisión de bonos convertibles superó los 90.000 millones de dólares, el crecimiento neto más alto desde 2008, según los cálculos de BofA Global Research. Gracias a su naturaleza híbrida de bono-acción, ofrecen un equilibrio entre el crecimiento y la protección muy atractivo en un contexto de incertidumbre como el actual.
En un universo protagonizado por los gestores activos, el gestor sénior de renta fija de State Street Global Advisors, Jonathan Camissar, defiende las oportunidades que puede proporcionar un ETF global “único” como el de SPDR, que, con más de 1.200 millones de dólares de patrimonio, ha conseguido superar en términos absolutos y de rentabilidades ajustadas al riesgo a los índices de renta variable global, así como a los de crédito investment grade y high yield.
En esta entrevista con Funds Society, Camissar, que acumula una década de experiencia en el sector y 6 años en State Street, destaca que uno de los motivos de este incremento en las emisiones es el menor coste de la deuda. “Los spreads de crédito se ampliaron considerablemente en marzo, por lo que las empresas tuvieron que buscar formas más creativas de emitir deuda a menores costes de financiación”, asegura. Los convertibles incorporan en su estructura una opción de conversión a acciones, mientras sus cupones tienden a ser más bajos que los de otros activos tradicionales de renta fija como los bonos high yield. Por ello, siguen ofreciendo una oportunidad atractiva para inversores de renta variable y renta fija.
Asimismo, señala que, con el incremento de la volatilidad en los mercados por la crisis sanitaria, muchos inversores tradicionales en renta variable se inclinaron por los bonos convertibles para mantener esa exposición, pero de una forma “más cautelosa”. Esto les permitía “monitorizar la volatilidad” y seguir recibiendo ingresos vía los cupones y vencimientos finales de los bonos, lo que debería ser bienvenido especialmente ante los crecientes recortes en los pagos de dividendos de numerosas acciones. “Con los bonos convertibles, en periodos con alta incertidumbre en los mercados, los inversores se ven protegidos frente a una caída gracias al ‘suelo’ del bono. En periodos alcistas, toman ventaja de las mejoras en el recorrido de la renta variable, algo que no pueden hacer en los mercados tradicionales de renta fija”, dice Camissar.
Irrumpen nuevos sectores
Tal y como refleja su artículo “Bonos Convertibles Globales – ¿Por qué ahora? ¿Por qué globales?”, la mayoría de las emisiones provienen de sectores de crecimiento, como la tecnología y la salud, con 12.617 millones de dólares y 6.875 millones, respectivamente (a 22 de mayo de 2020). Sin embargo, otros sectores menos comunes se han ido incorporando al índice y también han presentado oportunidades, como es el caso del consumo discrecional, con emisiones por valor de 9.158 millones de dólares.
Por regiones (a 30 de junio), Estados Unidos se ha mantenido a la cabeza (63.000 millones de dólares en nuevas emisiones), seguida de Europa (12.000 millones), Asia (12.000 millones) y Japón (400 millones), ofreciendo una muestra bien diversificada. Basándose en las tendencias actuales, la gestora pronostica que en el conjunto del 2020 las emisiones superarán los 125.000 millones de dólares, la cifra más alta desde 2007.
Camissar hace hincapié en que, utilizando la exposición al Refinitiv Qualified Global Convertible Index, el índice de referencia del SPR ETF, este ha registrado los mejores rendimientos en lo que va de año: un 11,2% frente al -3,75% en renta variable global, -3,56% en high yield global y 4% bonos con grado de inversión globales (a 9 de julio). Lo ha hecho poniendo el énfasis en tres claves: bajos costes, elevada liquidez y la estabilidad que proporciona una estrategia global mediante el acceso a distintas regiones.
En ese sentido, asegura que el SPDR Refinitiv Global Convertible Bond UCITS ETF (EUR) – ETF (Ticker: ZPRC) permite al inversor europeo diversificar su exposición mitigando sus sesgos regionales. Lo hace con un enfoque que abarca cuatro aristas: Estados Unidos, Asia, Japón y Europa, regiones con claras diferencias que permiten equilibrar la cartera. La exposición más amplia a Estados Unidos ofrece oportunidades en renta variable a través de empresas de sólido crecimiento, como Tesla o ServiceNow. Mientras, Europa y Japón proporcionan convexidad y diversificación a la ecuación con exposiciones defensivas menos sensibles a la renta variable y más sesgadas hacia la calidad y los emisores con grado de inversión. Finalmente, los bonos asiáticos aportan el elemento de bajos precios al conjunto.
Aun así, advierte de que el riesgo divisa no debe ser subestimado y utilizar exposiciones con cobertura puede ser una “manera elegante” de manejar el crecimiento en un entorno todavía incierto. El ETF de Bonos Convertibles Globales de SPDR también se encuentra disponible con una clase de cobertura a euros dentro del mismo vehículo, incorporando igualmente acumulación de ingresos (Ticker: SPF1).
Según State Street, los tres motores de rendimiento para los bonos convertibles son el acceso a oportunidades de crédito atractivas a través de cupones y spreads, la sensibilidad a la renta variable, y la protección ante la volatilidad. Conforme estos factores adquieran mayor relevancia en las carteras de inversión, será un buen momento para incorporar una perspectiva a medio plazo y tomar ventaja de los bonos convertibles como cobertura conforme los mercados comienzan a recuperarse, aunque con altibajos en el camino.
State Street gestiona un patrimonio superior a 5.000 millones de dólares en ETFs sobre bonos convertibles a nivel global. ¿Por qué acceder a este mercado vía ETFs? Porque ofrecen un vehículo líquido y de bajo coste, pero, ante todo, hacen accesible esta estrategia a todo tipo de inversores. “El ETF se ha posicionado firmemente en el top quartile de su categoría desde su lanzamiento en 2014”, asegura el experto.