Cada vez hay más interés en invertir de manera pasiva aplicando criterios de sostenibilidad. “Lo vemos en los flujos de entrada. La motivación es aportar un pequeño grano de arena para un mundo mejor y beneficiarse de que estas acciones han demostrado en el largo plazo”, ha explicado Antonio Royo-Villanova, Passive Specialist and ESG en DWS, en un encuentro organizado por Spainsif enmarcado en su Semana de la ISR.
Esta relación positiva entre rentabilidad y la ISR se puede comprobar a través de un meta estudio realizado por DWS en colaboración con la Universidad de Hamburgo. Los resultados señalan que el 80% obtienen una mejor rentabilidad, en el 89% unos cash flows más estables y una menor volatilidad en los ingresos, por tanto, un menor coste por capital.
A la hora de construir un índice de inversión sostenible hay dos grandes pilares, las exclusiones y las inclusiones, donde se eligen las mejores compañías que cumplen con los criterios ESG. “Estos pilares quitan en nuestros ETFs cerca del 60% del índice”, señala Royo-Villanova. En el caso de sus ETFS, combinan además un filtro de baja huella de carbono. “Esta combinación aporta una resiliencia y un retorno ajustado a riesgo mejor que el índice no ESG. Las exclusiones aportan más estabilidad a nivel macroeconómico y las inclusiones aportan compañías con sólidos fundamentales y métricas ESG”.
Pero construir un índice sostenible no solo es un tema de riesgos, también son capaces de capturar cuando el mercado recupera. “Los índices sostenibles baten a sus índices tradicionales de manera estructural y sostenida en el tiempo”, añade.
Para Fernando Gómez-Bezares, catedrático de Finanzas de Deusto Business School, es positivo “buscar productos que aúnen sostenibilidad e inversión indexada, dos tendencias recientes que unidas pueden dar interesantes posibilidades a los inversores con un beneficio social”.
Por su parte, Elisa Dorronsoro, directora de la Banca Privada Norte de BBVA, explica que, a pesar de que hace unos seis años naciese esta corriente con mucha fuerza e interés, hasta el año pasado con la Taxonomía era más difícil estructurar una oferta. Cumpliéndose, además, este año otro hito con la SFDR.
En cuanto a la demanda, la experta distingue entre el cliente institucional, que desde muy al principio ha demandado las inversiones ESG, y el minorista, un cliente que define como muy receptivo. “Más allá del extra de rentabilidad, perciben que se asumen menos riesgos, y más engagement, ya que a través de las gestoras tienen voz en las juntas. Estos dos mensajes le han calado al particular”, analiza.
Los ETFs sostenibles reúnen varias ventajas, pero, ¿están diversificados los índices sostenibles? Fernando Luque, senior Financial Editor de Morningstar, explica que excluir determinados sectores era uno de los argumentos en contra de la inversión sostenible porque reducir el universo de inversión suponía reducir las oportunidades. Sin embargo, según explica, “el grado de diversidad de los índices de sostenibilidad depende de cómo se hayan construido y la corriente actual mayoritaria es la best in class: incluir a las mejores empresas en sostenibilidad, frente a la exclusión», explica. En este sentido, insiste en que debe haber índices sostenibles diversificados.
La fiscalidad de los ETFs
A pesar de que los fondos de inversión tengan el beneficio de la traspasabilidad frente a los ETFS, los expertos insisten en que la fiscalidad no debe ser un impedimento ni debe privilegiar a los fondos de inversión frente a los ETFs. “Aunque la estructura jurídica es la misma. No tienen las mismas condiciones y es una pena”, admite Antonio Royo-Villanova.
Pero, según añade Luque, “la inversión sostenible es a muy largo plazo y a largo plazo hay pocas diferencias fiscales entre el fondo y ETF”.