Los ETFs smart beta de renta fija son vistos como un vehículo ideal para reducir el riesgo de los inversores y mejorar los retornos. Sin embargo, de acuerdo con los últimos datos de The Cerulli Edge – Global Edition, estas estrategias pasivas han perdido terreno frente a las ‘plain vanilla’.
Según un estudio de Cerulli Associates, el 56% de las gestoras tienen la intención de aumentar sus capacidades de gestión de inversiones en smart beta de renta fija. Sin embargo, la investigación de la firma también indica que los ETFs de renta fija representaron el 23,4% del total de los activos bajo administración de los ETFs a finales de junio de 2017, ligeramente por debajo del final del año pasado.
«Uno de los problemas de los ETFs smart beta de renta fija es que la inversión de factores en renta fija sigue siendo poco investigada en comparación con la variable. Además, no hay consenso sobre si los factores identificados en renta variable (impulso, valor) pueden aplicarse de mismo modo a los bonos», dice Justina Deveikyte, directora asociada de investigación institucional europea en Cerulli. «Así que, aunque los méritos de estos productos son atractivos, hay obstáculos que deben eliminarse», apunta.
Cerulli cree que uno de los mayores obstáculos para la creación de la próxima generación de ETFs de renta fija es la naturaleza de venta libre del mercado de renta fija. «La calidad de los datos es primordial, especialmente en lo que respecta a la información sobre los emisores, las características comerciales y los precios», afirma Deveikyte.