Los ETFs parecen llevar camino de convertirse en elementos tan comunes como acciones, bonos y derivados en las carteras institucionales, según el Greenwich Associates 2016 US Exchange-Traded Funds Study, trabajo que estudia el comportamiento inversor de las instituciones estadounidenses que actualmente invierten en ETFs.
Según el estudio, aunque solo alrededor del 20% de las instituciones estadounidenses invierte actualmente en ETFs, aquellas que lo hacen llevan varios años invirtiendo en estos fondos y, en general, asignan el 21% del total de sus activos a estos productos. En 2015 este porcentaje era del 19% y se prevé crezca en 2017, pues el 47% de los inversores en ETFs de renta variable y el 38% de los que tienen posiciones en ETFs de renta fija tienen previsto aumentar sus asignaciones a fondos cotizados el próximo año.
Los inversores institucionales con posiciones en ETFs los consideran herramientas para obtener exposiciones estratégicas, a menudo manteniéndolas junto a acciones, bonos y derivados, pero también aprovechan su liquidez, facilidad de uso y acceso rápido al mercado.
El aumento de la demanda se debe a varias tendencias. Por un lado, los ETFs se ven como una nueva clase de instrumento financiero, pasando de considerarse un complemento a los fondos a una alternativa a los derivados con sus propios beneficios. Así, el 52% de las instituciones que utilizan derivados para acceder a beta dicen haber reemplazado una posición de derivados existente con un ETF en el último año y un 33% de las instituciones prevé hacerlo el próximo año.
Por otro lado, las instituciones están utilizando ETFs de beta inteligente para encarar los desafíos a los que se enfrentan sus carteras, como los bajos tipos de interés y la creciente volatilidad del mercado. El porcentaje de usuarios institucionales que invierten en ETFs de beta inteligente alcanzó el 37% en 2016, desde el 31% en 2015, y el 44% de estos planea aumentar sus asignaciones a los fondos en el próximo año.
Además, la demanda de ETFs se está siendo impulsada por el crecimiento de los fondos multiactivo. 52% de los gestores de activos que han participado en el estudio utilizan los ETFs como parte de los fondos multiactivo gestionados para clientes, cuando el año anterior la cifra era del 35%.
Otro dato que muestra el estudio es que la adopción de ETFs de renta fija se aproxima a la de fondos de renta variable. En 2016, los activos en ETFs de bonos domiciliados en Estados Unidos crecieron casi un 26% hasta situarse en 428.000 millones de dólares, superando ampliamente el 18% de crecimiento de los de renta variable estadounidense. Además, el 38% de los usuarios actuales de ETFs espera aumentar sus asignaciones el año próximo, y otro 17% (que ahora no los utiliza) está considerando invertir en estos fondos en el próximo año.
Por último, los factores que en el pasado limitaban la inversión institucional en ETFs parecen estar retrocediendo y menos instituciones expresan su preocupación por la liquidez y los gastos de los ETF. De hecho, muchas instituciones están introduciendo estos fondos en sus carteras específicamente para mejorar la liquidez y reducir los costes. Además, las prohibiciones o limitaciones explícitas a las inversiones en ETFs son cada vez menos comunes, tanto en renta variable como en renta fija. Si en 2015, casi una cuarta parte de los no usuarios dijeron que restricciones internas a las directrices de inversión les impedía invertir en ETFs de renta fija, esa proporción cayó al 19% en 201