En octubre, el mercado de ETFs registró entradas de 56.500 millones de euros en todo el mundo, que se repartieron a partes iguales entre renta variable y renta fija (26.400 millones y 23.100 millones de euros, respectivamente). Según muestra el último informe elaborado por Amundi, la mayor parte de estas entradas se registraron en el mercado de ETF de EE.UU. (35.900 millones de euros), mientras que Europa sumó 16.700 millones de euros y Asia ganó 5.100 millones de euros.
“Las entradas en EE.UU. son mucho mayores que en Europa, como era de esperar, dado que los activos gestionados son más de cinco veces superiores. Las estrategias más populares en todo el mundo fueron la renta variable estadounidense (17.400 millones de euros) y los bonos ultracortos (14.600 millones de euros). Los inversores retiraron 5.200 millones de euros de bonos high yield y 4.200 millones de euros de bonos a corto plazo”, explican.
Flujos europeos
A pesar de que octubre fue un mes volátil para los mercados financieros, las entradas en ETFs europeos de renta variable UCITS ascendieron a 10.400 millones de euros, el nivel más alto registrado en lo que va de año. Los datos muestran que los inversores invirtieron 5.700 millones de euros en estrategias estadounidenses y 2.600 millones de euros en renta variable global.
“Los flujos hacia la renta variable fueron más del doble que hacía la renta fija, en contraste con las tendencias mundiales, en las que estas clases de activos se vieron igualmente favorecidas. Es probable que el regreso de la renta variable estadounidense a la preferencia de los inversores, que ajustaron la asignación de sus carteras en este país, tienda a reflejar el hecho de que el país mostró resiliencia económica y las señales de la Reserva Federal de que los tipos podrían haber tocado techo”, indica el informe.
Para Amundi también es llamativo que los inversores también destinaron 900 millones de euros a los mercados asiáticos desarrollados, con Japón ganando popularidad, ya que el país se ha visto respaldado por una recuperación de la demanda interna, un banco central acomodaticio y medidas de regulación para mejorar la gobernanza empresarial.
Por último, los inversores retiraron 1.200 millones de euros de estrategias de renta variable de mercados emergentes. “Los inversores se están volviendo más estratégicos en sus asignaciones a los mercados emergentes, retirando activos de China y asignándolos a mercados nacionales o regionales específicos”, matizan.
También hubo más actividad en los ETFs sectoriales de la que ha habido en varios meses, con inversores que asignaron 500 millones de euros a los sectores de TI y energía. En este sentido, señalan que “el reciente repunte del riesgo geopolítico podría repercutir positivamente en los precios del petróleo”.
La smart beta también registró actividad tras una larga pausa, con inversores que asignaron 1.000 millones de euros a estrategias de calidad, lo que refleja el deseo de tener exposición a valores más defensivos. En octubre, los inversores asignaron 3.400 millones de euros a estrategias ESG de renta variable, lo que supuso alrededor de un tercio de las asignaciones totales de renta variable. Algo menos de un tercio de las asignaciones a la renta variable estadounidense se destinaron a estrategias ESG, con 1.800 millones de euros. Los inversores también asignaron 2.100 millones de euros a la renta variable europea ESG, casi la totalidad de los 2.600 millones de euros asignados a esta región.
Respecto a los ETF de renta fija de los UCITS europeos, estos obtuvieron 4.900 millones de euros, la mayoría de ellos en deuda pública (4.300 millones). Los inversores retiraron 1.900 millones de euros en deuda corporativa con investment grade y destinaron 3.700 millones de euros a los bonos del Tesoro estadounidense, favoreciendo los bonos a más largo plazo (2.900 millones de euros). Lo mismo hicieron con los bonos del Estado denominados en euros, con una entrada total de 900 millones de euros, de los cuales 700 millones se asignaron a bonos a largo plazo.
Según Amundi, esta preferencia por los bonos a largo plazo refleja la creencia de los inversores que los tipos de interés han tocado techo y que el coste de los préstamos tendrá que reducirse en el futuro debido al débil crecimiento económico.
Los datos también indican que las estrategias ESG de renta fija ganaron 500 millones de euros, con inversores que añadieron 400 millones de euros a la deuda pública ESG y 200 millones de euros a los índices agregados. Mientras que las asignaciones a renta fija ESG representaron solo una décima parte de las asignaciones totales, “lo que refleja la dificultad de encontrar estrategias de deuda soberana ESG”, matizan.