Según Francois Millet, director de estrategia, ESG e innovación de Lyxor ETF, es un mito que con la gestión pasiva el inversor no pueda invertir de forma sostenible. En su opinión, la gestión pasiva es totalmente compatible con la inversión bajo criterios ESG. “No solo eso, nosotros vamos un paso más allá afirmando que la gestión pasiva es adecuada para este tipo de inversión, ya que comparten algunos valores comunes”, ha explicado durante una entrevista concedida a Funds Society.
Tradicionalmente se habla de inversión responsable o con criterios ESG desde la óptica de la gestión activa, pero ¿cómo es este enfoque en la gestión pasiva y en el uso de ETF?
Por un lado, la migración de la inversión hacia estrategias ESG es masiva y, al mismo tiempo, los instrumentos pasivos son uno de los vehículos que más rápido está creciendo dentro de la industria en términos de activos. En ambos casos no hablamos de “tendencias” si no de una transformación de la inversión. La gestión pasiva es definitivamente compatible con la inversión bajo criterios ESG. No solo esto, nosotros vamos un paso más allá afirmando que la gestión pasiva es adecuada para este tipo de inversión, ya que comparten algunos valores comunes. Si miramos el mercado europeo de ETF, que ha crecido un 20% anualmente durante los últimos 10 años, el punto de inflexión para los ETF fue 2018. Los activos bajo gestión de ETF ESG crecieron un 45% en 2018 y de nuevo un 50% en lo que va de año, impulsados por flujos de entrada de más de 4.000 millones de euros durante la primera mitad de 2019. Pero quizás no es suficiente.
Como gestor, ¿está notando una mayor demanda de ETF con criterios ESG?
Observamos que la demanda de los inversores institucionales está más orientada hacia ETF ESG de estrategias amplias o broad que utilizan para una asignación de activos global o regional. Estos inversores buscan optimizar el perfil ESG de su cartera sin perder por ello rentabilidad ni cambiar su tolerancia al riesgo, en todo caso mejorarlo. Los inversores institucionales, como los grandes fondos de pensiones, fueron los pioneros en la inversión ESG y ahora han dado un paso más: buscan tener índices ESG como referencia.
¿Cómo se está comportando el inversor?
Los inversores institucionales de menor tamaño también han emprendido esta senda y vemos como la demanda de ciertos activos, como los bonos verdes, ha aumentado. También existe interés por parte de inversores referenciados a benchmarks e inversores recién llegados al mundo ESG, que buscan productos que tengan un bajo tracking error con respecto a sus benchmarks tradicionales. La demanda de los gestores de patrimonio se centra más en los ETF ESG temáticos, lo que les permite invertir en cumplimiento con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Y, por último, los inversores minoristas comienzan a sumarse a esta tendencia porque el tema de la inversión ESG resuena fácilmente. Buscan implementar sus convicciones, pero también aprovechar las oportunidades de crecimiento y retorno en áreas como el agua o las energías limpias.
¿Cómo se entienden estas inversiones?
Los inversores ven la inversión sostenible como una forma de gestionar mejor los riesgos y generar rendimientos de forma consistente a largo plazo. Las diferentes crisis financieras y las controversias en torno a ciertas empresas han demostrado lo dañino que puede ser enfocarse solamente en el corto plazo y descuidar la gestión que hacen los accionistas de una empresa o la evaluación de su gobierno corporativo, así como sus prácticas sociales o medioambientales. Después de décadas de investigación y debates, ahora existe la interpretación de que invertir de manera sostenible no perjudica a los rendimientos. Como resultado, hoy en día algunos inversores buscan maximizar su desempeño financiero a partir de los criterios ESG, mientras que cada vez más gente usa otro enfoque: maximizar el desempeño ESG sin perder el rendimiento financiero. Además, junto a los actuales deberes fiduciarios sobre la integración de los riesgos de mercado y financiero, los reguladores como los de la UE están presionando a los gestores y asesores de inversión a integrar también la gestión y divulgación de los riesgos ESG.
¿Qué otro tipo de tendencias vemos ahora en la industria de ETF?
La versión smart beta ha vuelto a ganar fuerza en el cuarto trimestre del año pasado y esencialmente está captando activos en estrategias defensivas como minimum variance y quality. La inversión en ETF temáticos y en megatendencias, como los ETF sobre robótica o inteligencia artificial, se ha enfriado este año después de la corrección del mercado tecnológico en el cuarto trimestre de 2018, aunque sigue siendo una tendencia fuerte que debería recuperarse y diversificarse en nuevos temas. Respecto a la asignación de activos tradicionales, la tendencia este año es la renta fija, especialmente en ETF de bonos, que ha dominado los flujos de entrada frente a la renta variable. En cuanto a esta última clase de activo, la tendencia ha sido más de flujos negativos en renta variable europea y flujos positivos hacia China, EEUU y mercados emergentes.
¿Está el inversor español en línea con estas tendencias que está detectando?
En lo que respecta a los ETF de ESG, los inversores españoles tienen un peso modesto en comparación con los activos mundiales de ETF. Sin embargo, hemos comenzado a ver mucho interés de inversores españoles que invierten en productos temáticos ESG y bonos verdes, y también hay algunos que utilizan productos broad de renta variable ESG. Esperamos que el mercado español se ponga al día y alcance los niveles que vemos en otras partes de Europa. Sin duda, esto se verá incentivado por el Plan de Acción de la UE y la próxima regulación.