En marzo, los ETFs globales registraron entradas por valor de 46.100 millones de euros, lo que supone una mejora con respecto al mes anterior, pero sigue siendo inferior a la media. Según explican desde Amundi, los inversores se decantaron por la renta fija, que ganó 32.900 millones de euros, mientras que sólo destinaron 9.600 millones de euros a la renta variable.
Su informe mensual indica que esta tendencia se reafirmó, con 32.600 millones de euros en Norteamérica, frente a 11.900 millones en Europa y 1.000 millones en Asia (APAC). “Las dos categorías más favorecidas fueron los bonos del Estado a largo plazo y los bonos ultracortos, que sumaron unos 8.000 millones de euros cada una en marzo”, matizan.
En su opinión, la importante asignación a bonos de baja duración indica que algunos inversores siguen nerviosos por la volatilidad de la renta fija, mientras que la popularidad de los bonos del Estado muestra que otros inversores se sienten nerviosos por el riesgo de recesión. Además, destacan que la salida más significativa fue de 4.000 millones de euros de las estrategias large value, “lo que también indica que los inversores están preocupados por las perspectivas económicas”, aseguran.
Flujos europeos
En el caso de Europa, los ETFs UCITS de renta variable europea resultaron más populares que a escala global, con entradas en esta región que igualaron a las de renta fija, con 5.800 millones de euros. Según los datos de Amundi, los índices globales y estadounidenses reafirmaron su dominio, con ganancias de 1.900 y 1.700 millones de euros, respectivamente. Mientras que los mercados emergentes mantuvieron su popularidad, sumando 1.700 millones de euros.
“En el primer trimestre, las entradas totales en renta variable ascendieron a 21.000 millones de euros, de los que 11.000 millones se destinaron a renta variable de mercados emergentes. Los índices europeos también continuaron su racha de éxitos de tres meses, ganando 1.400 millones de euros este mes”, indican.
Otra de las tendencias que observa Amundi es que los inversores recuperaron su interés por los valores tecnológicos, añadiendo 500 millones de euros a este sector. Mientras que las tendencias Smart Beta reflejan la preocupación de los inversores por una posible recesión: las estrategias de calidad y volatilidad mínima ganaron 500 millones de euros y 300 millones de euros, respectivamente, y los inversores retiraron 500 millones de euros de las estrategias value.
Otro aspecto positivo es que, en marzo, los inversores destinaron 1.300 millones de euros a estrategias ESG de renta variable. “A diferencia de otros meses, los inversores no asignaron fondos a índices globales o estadounidenses de ESG, sino que se decantaron por índices asiáticos desarrollados (800 millones de euros), índices de mercados emergentes (700 millones de euros) e índices europeos (500 millones de euros)”, matizan.
Respecto a la renta fija, los inversores se decantaron en gran medida por los bonos soberanos este mes, ya que esta clase de activos sumó 4.800 millones de euros de un total de 5.800 millones de entradas en la renta fija de los ETFs UCITS europeos. “Se decantaron por los bonos del Estado en euros, con nuevos activos netos por valor de 3.300 millones de euros, mientras que los denominados en dólares estadounidenses sumaron 1.100 millones de euros. También retiraron 400 millones de euros de la deuda corporativa con investment grade, con una clara divergencia entre los bonos denominados en euros, que ganaron 400 millones de euros, y los denominados en EE.UU., que perdieron 900 millones de euros”, apuntan.
Por último, los datos muestran que se asignaron un total de 200 millones de euros a ETFs de renta fija ESG. La deuda pública ESG atrajo 300 millones de euros, mientras que los inversores retiraron 200 millones de euros de las estrategias ESG high yield, mientras que los flujos destinados a bonos corporativos ESG se mantuvieron estables este mes.