Los entornos de subida de tipos pueden suponer un reto incluso para el inversor de renta fija más sofisticado, pero los ETFs de duración ultracorta se encuentran hoy en un «momento dulce», ya que el riesgo de tipos de interés es bajo, por lo que pueden ayudar a los inversores a navegar por este ciclo de subida de tipos coordinado a nivel mundial, señalaron expertos de JP Morgan AM en un reciente webinar.
Neil Hutchison, gestor de carteras de ETFs de renta fija de duración ultracorta, y Jemma Clee, responsable del equipo de liquidez global, ofrecieron una descripción sobre el entorno macroeconómico y las ventajas de este tipo de ETFs en momentos como el actual, en concreto de los tres cuyos bancos centrales se encuentran en una etapa de subida de tipos: el JPMorgan EUR Ultra-Short Income UCITS ETF (JEST), el JPMorgan USD Ultra-Short Income UCITS ETF (JPST) y el JPMorgan GBP Ultra-Short Income UCITS ETF (JGST).
Hutchison comenzó trazando un panorama general sobre los mercados este año en un entorno inflacionario y de subida de tipos. Destacó en primer término la gran subida experimentada por los bonos soberanos de las principales economías occidentales (ver gráfico), aunque también se ha incrementado la volatilidad, sobre todo en comparación con 2021.
Ante el dilema que viven hoy los bancos centrales entre combatir la inflación y la necesidad de crecimiento, Hutchison destacó que claramente están colocando como prioridad los riesgos de que la inflación se convierta en estructural, por lo que los tipos de interés subirán incluso pese al peligro de recesión. “La parte corta de la curva de tipos es todo menos aburrida y predecible, sobre todo la de los bonos británicos. Estamos viendo oscilaciones de hasta 20 puntos básicos en un día en el rendimiento a dos años”, señaló.
En su opinión, Reino Unido está atrapado en una “tormenta perfecta” de inflación importada que causa un aumento del coste de la vida y que generará una respuesta fiscal que probablemente llevará al Banco de Inglaterra a subir aún más los tipos. Una crisis que recuerda a la de los años 70, también alimentada por el propio banco central y el Brexit, y que es un enorme desafío para la nueva primera ministra Liz Truss.
Con respecto al BCE, el experto subrayó sus cambios de posición en los últimos meses, y la importancia de los pronósticos respecto del menor crecimiento y mayor inflación previstos que hizo la semana pasada la entidad. A causa de ello, consideró que habrá más subidas al nivel de los 75 puntos básicos como la ya anunciada. Y adelantó que se descuentan 50 puntos básicos de subida en la próxima reunión del 27 de octubre y otros 50 puntos básicos a mediados de diciembre, que “fácilmente podrían convertirse en 75”.
Pero lo interesante es que las previsiones de la curva de tipos del BCE son de solo 40 puntos básicos a lo largo de todo el año próximo, lo que situaría el tipo de interés en 2,3% a principios de 2024, algo que en opinión de la gestora acabará siendo en realidad muy probablemente más elevado. “Por eso somos cautelosos en duración en Europa”, indicó Hutchison.
En EE. UU., el ciclo de subidas está bastante avanzado, al igual que en Reino Unido, pero los comentarios de Jay Powell fueron indudablemente hawkish en el encuentro de Jackson Hole, por lo que quedó claro que por ahora las subidas de tipos de interés continuarán, añadió. En los tres encuentros de la Fed que quedan este año, el mercado descuenta aumentos de entre 50 y 75 puntos básicos a finales de septiembre, 50 en octubre y 25 en diciembre, y luego una bajada en 2023. Hutchison añadió sin embargo que desde la gestora no están seguros de que este vaya a ser el caso, por lo que también consideran importante mantenerse cortos en duración en los fondos en dólares y defensivos en general tanto en el Reino Unido como el mercado del euro y EE. UU..
En lo relativo al crédito, los diferenciales se han ampliado desde hace un año, especialmente en libras esterlinas y dólares, a medida que las perspectivas económicas se han deteriorado. Y aún más en el crédito de menor calidad. El experto consideró que en parte se trata de una normalización en vista de que los diferenciales eran demasiado ajustados, y por el hecho de que nos estemos encaminando a una recesión, lo que empeora los fundamentales. Además, los bancos centrales no solo ya no están comprando, sino que incluso se estima que comenzarán a vender bonos corporativos presentes en sus programas de compra de activos.
Posicionamiento y gestión activa
En este contexto macro, Jemma Clee abordó de manera detallada la oportunidad de invertir en los ETFs de gestión activa. Como responsable del equipo de liquidez, Clee explicó que la mayor parte de la estrategia de la gestora sigue centrada en los tradicionales fondos monetarios de calificación AAA, que “conforman la base sobre la que nosotros, como equipo de gestores, abordamos el riesgo, con una visión general conservadora”, indicó.
Las estrategias de duración ultracorta de la gestora tienen un historial de 18 años desde su lanzamiento y cuentan con una característica especial, que es el haber surgido a partir de la plataforma de liquidez en vez de la de renta fija. “La manera en que pensamos en nuestro riesgo de crédito, en que aprobamos nuestras compras, están muy enfocadas en el crédito, el riesgo y la volatilidad de manera estructural en el producto, y pienso que ese es el motivo de su buen rendimiento hasta ahora”, dijo.
La experta detalló que la estrategia tiende a mantener un riesgo máximo de duración o interés de un año, y que funciona como “puente” entre las estrategias monetarias y las de corta duración. Su objetivo es proporcionar una rentabilidad adicional de entre 40 y 60 puntos básicos más respecto a los fondos del mercado monetario y combinar de hecho elementos de las estrategias monetarias y de corta duración con un universo de inversión muy diverso que contribuye a reducir la volatilidad por su carácter híbrido.
En este mismo sentido, Clee subrayó la gestión activa de estos ETFs, a diferencia de la tradicional gestión pasiva, que los hace casi únicos por su capacidad de reacción ante los recientes acontecimientos, como la pandemia, la guerra de Ucrania o la subida de tipos de interés, con un incremento de la liquidez y reducción del riesgo crediticio apoyado en la extensa red de analistas de la gestora. “Lo que hace a este instrumento especialmente adecuado para estos momentos de estrés”, destacó.
Con respecto al posicionamiento en el ETF en euros, Hutchison indicó que casi el 70% del vencimiento del fondo se cumple en un máximo de seis meses, y el 80% en un año, “un plazo muy corto y quizás el más corto que hemos tenido históricamente, pero que ha sido necesario para obtener rendimientos este año”.
En dólares, también se han decantado por los mercados monetarios para mantenerse con una duración muy corta, y mantienen exposición a los ABS por su potencial diversificador. Finalmente, en el ETF en libras esterlinas, que ha sido el que menor rendimiento ha tenido este año, desde la gestora han aumentado la calidad de los activos -que también alcanza un nivel históricamente alto- para hacer frente a la difícil situación que atraviesa el Reino Unido y estar preparados ante la posible ampliación de los diferenciales de rendimiento.
A modo de conclusión, Clee resumió las ventajas que observan en los tres ETFs: su anclaje en la plataforma de liquidez global, su carácter complementario por su papel intermedio entre estrategias monetarias y de corta duración, la gestión activa, dinámica y clasificada como artículo 8 de la SFDR, y su gran liquidez.