Las cifras así lo demuestran: la popularidad es creciente entre el universo cada vez más amplio de fondos cotizados (ETFs). De acuerdo con datos del informe “Perspectivas del panorama de la industria de ETFs y ETPS”, elaborado por ETFGI -firma líder independiente de investigación y consultoría-, durante el primer trimestre del año, el patrimonio bajo gestión de fondos cotizados (ETFs) a nivel global ascendió al cierre de marzo a 15,19 billones de dólares, una cifra levemente por debajo del récord marcado el mes anterior de 15,5 billones de dólares. Esta cantidad, además, supone un incremento del 1,6% con respecto a la cifra de 14,85 billones registrada al cierre de 2024.
El informe de ETFGI revela, además, que de enero a marzo de 2025 se registraron entradas netas de capital récord, por 463.510 millones de dólares. Sólo en marzo hubo suscripciones para este tipo de vehículos por 158.810 millones de dólares, por lo que marzo se erigió como el 70º mes consecutivo de entradas netas de capital en ETFs a nivel global. El 2 de abril, proclamado por Donald Trump como el «Liberation Day», puede haber modificado las cosas, por el derrumbe de los mercados de renta variable que provocaron los aranceles generalizados.
Pero lo cierto es que ante el panorama de crecimiento de la industria de fondos cotizados, cada vez más gestoras de fondos de inversión lanzan sus propios ETFs. A su vez, surgen capacitaciones específicas sobre la temática para que los asesores financieros reciban formación adecuada para cuando ofrecen este tipo de producto a sus clientes.
¿Cuáles son las diferencias entre los ETFs y los fondos de inversión? ¿Los primeros son más atractivos para quienes buscan una mayor eficiencia fiscal en sus carteras de inversión? ¿Qué otras ventajas tiene invertir en ETFs? ¿Cuáles son las desventajas de invertir en este tipo de producto? ¿Depende del tipo de inversor la conveniencia de colocar los ahorros en un ETF o en un fondo mutuo? Funds Society recabó respuestas a estas y otras preguntas entre profesionales con experiencia de la industria.
Variedad de opciones, liquidez y bajos costos
Para Gil Baumgarten, fundador y CEO de Segment Wealth Management, los ETFs no tienen una contabilidad combinada, lo que hace que “cada accionista se encargue de su propia base de coste y que la ganancia realizada provocada por las acciones de otros accionistas en fondos abiertos cause fricciones fiscales. Esto es mínimo con un ETF”.
Alberto Siblesz, fundador de la RIA Scala Capital basada en Miami, señala que los fondos mutuos suelen ser más costosos que los ETFs, ya que en su mayoría son de gestión activa, mientras que muchos ETFs siguen un índice. “La teoría de John C. Bogle de Vanguard sostiene que es muy difícil superar al índice de referencia, lo que ha impulsado la popularidad de los ETFs”, apunta.
Entre las causas del crecimiento de los ETFs destaca el enfoque temático de los mismos, ya que son productos que ofrecen oportunidades de inversión en industrias/temas específicos donde los fondos mutuos han tenido poca presencia. Pero hay otro factor determinante: la liquidez.
“Mientras que los fondos mutuos se valoran al cierre del día y los pagos pueden demorar de 3 a 7 días (en productos offshore), los ETFs pueden venderse en cualquier momento y liquidarse al día siguiente”, indica Siblesz. Además, los ETFs no tienen diferentes clases con comisiones a intermediarios, como sucede con los fondos mutuos, lo que ha contribuido a su expansión, agrega.
Además de coincidir en la liquidez de los ETFs, Juan Camilo Vargas, Managing Partner de Supra Wealth Management, profundiza más en la diferencia de comisiones. “Los fondos mutuos suelen cobrar a los clientes una tasa de gestión que varía según la clase del fondo, pudiendo ir desde 20 hasta 110 puntos básicos (bps). En contraste, los ETFs suelen tener costos mucho más bajos, con comisiones anuales que rondan los 6 a 10 bps. Desde un punto de vista comercial, los ETFs resultan más atractivos para los clientes debido a su eficiencia en costos. Sin embargo, para los Family Offices pueden ser menos ventajosos, ya que no ofrecen retrocesiones como sí lo hacen los fondos mutuos”, señala.
El experto de la división de investments y wealth management de SupraBrokers hace foco también en los costos transaccionales, y señala que los ETFs suelen ser más eficientes que los fondos mutuos.
Cada producto para cada perfil
Las fuentes consultadas coinciden en que los fondos mutuos o abiertos, al cotizar en participaciones fraccionarias, resultan ventajosos para los 401(k)s, para las personas que hacen la media del costo en dólares en un plan de inversión sistemático que no está disponible como una característica automática con un ETF.
Por el contrario, para los inversores minoristas, los ETFs son una opción accesible, ya que cotizan en bolsa y pueden operarse fácilmente en línea. Sin embargo, los fondos de pensiones continúan utilizando fondos mutuos debido a que acceden a clases institucionales con comisiones más bajas. Además, suelen mantener relaciones cercanas con los gestores de fondos y valoran la gestión activa, apunta Alberto Siblesz.
Juan Camilo Vargas suma que “desde el punto de vista de costos, los ETFs pueden ser una opción atractiva. Sin embargo, esto conlleva una contrapartida en términos de gestión. A diferencia de los fondos mutuos, que buscan generar alpha (rendimientos superiores a su índice de referencia), los ETFs suelen seguir estrategias pasivas, replicando un índice con menor intervención de gestión activa.
Cuando se habla de ETFS, se suele remarcar siempre la diversificación y las ventajas fiscales que conllevan. Sin embargo, desde Houston, Gil Baumgarten, autor del libro FOOLI$H y CEO de Segment Wealth Management, señala que está cambiando el menor costo de los ETFs, ya que están saliendo al mercado nuevos fondos cerrados con costos más elevados.
“La fricción fiscal dentro de un ETF suele ser menor porque la actividad de las participaciones del fondo que compran y venden los inversores cada día no se produce a nivel del fondo como ocurre en un fondo abierto. Esto provoca una ganancia realizada imponible en un fondo abierto que se habría evitado en un ETF. Esto crea un lastre fiscal que, a largo plazo, dificulta significativamente la capitalización de un fondo abierto”, indica.
Vargas añade que en términos fiscales, los fondos mutuos pueden estar domiciliados en distintas jurisdicciones, permitiendo a los clientes elegir la opción más eficiente según el régimen impositivo de su país de residencia. Pero en el caso de Estados Unidos, los ETFs tienen una ventaja clave: “cuando un inversor compra o vende participaciones de un ETF, la transacción se realiza en el mercado secundario sin generar un evento fiscal dentro del fondo. Además, los ETFs utilizan mecanismos de compensación en especie, lo que evita la distribución de ganancias de capital”.
“Por el contrario, en algunos fondos mutuos, cuando el fondo vende posiciones, se genera un evento fiscal que obliga a distribuir las ganancias de capital a todos los inversionistas, incluso a aquellos que no han realizado movimientos en sus participaciones. Esto puede generar cargas impositivas inesperadas para los inversores”, apunta.
En términos de rentabilidad, los ETFs suelen replicar el comportamiento de un índice y, por lo tanto, sus retornos están estrechamente vinculados a la evolución del mercado. Los fondos mutuos, en cambio, pueden tener estrategias activas que buscan superar el rendimiento de su benchmark, aunque esto no siempre se logra y puede implicar mayores costos. Por esto mismo, muchos fondos mutuos están migrando hacia el modelo de ETFs para continuar su crecimiento.