La confianza de los inversores siguió impulsando los flujos en diciembre, con un aumento de los ETFs globales de 81.400 millones de euros. Según el último informe de Amundi, aunque la pandemia del COVID-19 provocó reembolsos tanto de los ETFs de renta variable como de renta fija en marzo, el año 2020 terminó con fuerza, con un total de suscripciones a nivel global de 666.700 millones de euros, lo que convierte a 2020 en un año récord en cuanto a flujos de ETFs.
A la hora de analizar esos flujos, el informe de Amundi apunta que la renta variable representó algo más de la mitad de estos flujos, con 358.200 millones de euros, y la renta fija, con 260.100 millones de euros. Respecto a diciembre, la tenencia continuó y la renta variable acaparó la mayor parte de esas asignaciones, con 62.200 millones de euros, y la renta fija, algo menos de una cuarta parte, con 19.900 millones de euros.
Durante el último mes del año, los ETF registrados en Europa coincidieron con las tendencias observadas a nivel mundial, con asignaciones de 17.900 millones de euros en renta variable, lo que representa casi cuatro quintas partes de los flujos de entrada. Respecto a la asignación de diciembre a productos de renta fija, continuó la tendencia más lenta de los últimos meses, atrayendo sólo 4.900 millones de euros, con la mayoría de las asignaciones realizadas a la deuda pública, por valor de 2.900 millones de euros.
Balance de 2020
La estrella del año fueron los ETFs de renta variable, que registraron en Europa flujos netos de 54.600 millones de euros. Según explica el último informe de Amundi, el grueso de los flujos de entrada se produjo durante el segundo semestre del año. Y señala que los reembolsos en estos productos se produjeron a finales de marzo y la recuperación comenzó durante el verano, acelerándose rápidamente en los últimos meses del año. Dos clases de productos resultaron ser especialmente populares entre los inversores: la ESG y los ETFs sectoriales/temáticos, con un total de entradas de 36.100 millones de euros -lo que supuso un nuevo récord de entradas- y 21.200 millones de euros, respectivamente.
En este sentido, los productos más populares fueron los relacionados con el clima y la IT, que atrajeron 4.500 millones de euros y 3.000 millones de euros, respectivamente. Los flujos de entradas en productos climáticos se aceleraron en la segunda mitad del año a medida que se disponía de más productos antes de que la Comisión Europea publicara el acto delegado de los índices de referencia relacionados con el Acuerdo de París, convirtiéndolos en una serie de índices reconocidos oficialmente a finales de año. En cambio, hubo cero entradas netas en las estrategias smart beta, mientras que los principales índices terminaron el año con entradas netas inferiores a 5.000 millones de euros, lo que representa menos de una décima parte de la asignación total a esta clase de activos.
A nivel regional, la renta variable global atrajo la mayoría de los flujos, con 30.500 millones de euros, lo que refleja la preferencia de los inversores por una amplia exposición. “El Reino Unido fue el país que más flujos de entrada recibió, ya que los inversores asignaron 2.700 millones de euros, la mayoría de los cuales se produjeron en diciembre, cuando se alcanzó un acuerdo comercial con la Unión Europea. China fue el segundo país más popular, con flujos de entrada de 1.900 millones de euros”, puntualiza Amundi en su informe.
Respecto a los ETFs de renta fija registrados en europa, tuvieron unos flujos netos de 32.700 millones de euros. Según explica desde Amundi, al igual que la renta variable, “a finales de marzo se reembolsó capital de estos productos, pero esta clase de activos se recuperó rápidamente en abril, ya que los inversores se aprovecharon de las bajas valoraciones de la deuda corporativa, así como del apoyo monetario y fiscal sin precedentes”.
Los flujos de entrada a la deuda corporativa anuales fueron de 10.700 millones de euros, mientras que los flujos de entrada a la deuda pública tardaron en recuperarse y no lo hicieron hasta junio, pero las asignaciones a esta clase de activos superaron a los bonos corporativos en el último trimestre del año, a medida que los inversores empezaron a sentirse más positivos sobre las perspectivas de los países asiáticos, principalmente China, que captó 5.300 millones de euros del total de 17.400 millones de euros asignados a esta clase de activos en 2020.